Marcelo Ostria Trigo
Los cabildos fueron corporaciones municipales en Hispanoamérica durante la Colonia, Su función era encargarse de la administración general de las ciudades coloniales. Este organismo daba representatividad legal a la ciudad, y los habitantes decidían directamente los asuntos administrativos, económicos y políticos del municipio (Ver: diccionario sensagent.com/Cabildo/es). Esta organización, con tales funciones ha desaparecido en la mayoría de los países del Continente. Sin embargo, subsiste en Bolivia como órgano de consulta popular para atender iniciativas de los ciudadanos de una región o ciudad.
La Constitución Política del Estado de Bolivia da vigencia legal a los cabildos en los siguientes términos: ( “La democracia se ejerce de las siguientes formas, que serán desarrolladas por la ley: 1. Directa y participativa, por medio del referendo, la iniciativa legislativa ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa. Las asambleas y cabildos tendrán carácter deliberativo conforme a Ley”. Art. 11 – Párrafo II).
Hay que tomar en consideración que al amparo de esta norma constitucional, es lícito convocar a un cabildo para consultar a los ciudadanos sobre asuntos pendientes, peticiones y promover acciones cívicas conjuntas para emprender actividades en beneficio de una región o del país en su conjunto.
El pasado viernes 4 de septiembre, se reunió, a convocatoria del Comité pro Santa Cruz, más de un millón de ciudadanos. Ya era notorio que en el país sucedían graves irregularidades en el proceso electoral. Más aún: con un decreto gubernamental, se autorizaron quemas de bosques en la Amazonia boliviana para otorgar tierras a adeptos al gobierno. Esta imprevisión y la demasía del gobierno fueron la causa de los gravísimos incendios en la Chiquitania –se afirma que se afectaron entre tres y cuatro millones de hectáreas de bosques en Santa Cruz.–, que no fueron atendidos con presteza y responsabilidad. Por otra parte, la gravedad de los aprestos oficiales para retener el poder a toda costa, y la imposición de un Padrón de electores nada confiable, contribuyeron a la inquietud ciudadana. El cabildo, entonces, iba a ser –como fue– el más concurrido en la historia de Bolivia: Entre un millón y un millón y medio de ciudadanos de Santa Cruz exigieron al poder constituido responsabilidad, honestidad y, por supuesto, que enmiende abusivas decisiones en el manejo del país y en la conducción de las próximas elecciones que deben ser libres y justas. Similar sentimiento predomina en todo el territorio nacional y ya se anunció un cabildo en la ciudad de La Paz.
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Las duras medidas aprobadas en el Cabildo de Santa Cruz, son el fruto del desencanto generalizado por una mala gestión pública, inspirada por el neopopulismo.