Siguen las protestas en el país por un presunto “fraude” en las elecciones. Santa Cruz cumple un paro y el presidente Evo Morales llamó a sus bases a defender los resultados que le dan una victoria preliminar.
En ocho de nueve capitales del país, salvo La Paz, se registró la quema de instalaciones que eran usadas por el ente electoral. La tensión sube y se cumple el tercer día de protestas contra un presunto “fraude” en los comicios generales del pasado domingo.Oruro, Potosí, Tarija, Cobija, Sucre, Cochabamba, Trinidad y, en las últimas horas, Santa Cruz, registraron la furia de manifestantes que exigen que exista una segunda vuelta, tal y como señalaba la tendencia inicial de la transmisión rápida de datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).Tribunales departamentales electorales, Servicios de Registro Cívicos (Serecis) o espacios habilitados para el cómputo ardieron en 48 horas de protestas, mientras que hoy la capital cruceña cumple un paro y en otras regiones se rearticulan vigilias y marchas.En el caso de Tarija, las instalaciones que resultaron afectadas pertenecían al Servicio de Impuestos Nacionales (SIN).
Ayer la presidenta del TSE, María Eugenia Choque, reprochó los ataques que viven las instancias electorales y el acoso hacia las autoridades que llevaron adelante el proceso electoral, descartando por completo que los resultados sean “fraudulentos”.“Han atentado lo que es el patrimonio de los bolivianos, los Serecis nacional y departamentales, son quienes dan el primer derecho y han quemado, y así, históricamente se ha ido quemando documentación”, lamentó.En el caso de la sede de Gobierno, la característica de las jornadas de protesta fue masivas concentraciones frente al exhotel Radisson, donde el TSE instaló su centro de operaciones para realizar el cómputo de actas del voto boliviano en el extranjero.
Tanto el lunes, como anoche, existió represión de la Policía Boliviana, dejando personas heridas, entre ellas el rector de la UMSA, Waldo Albarracín y ayer, una menor de 16 años que sufrió un impacto de una granada de gas en la cabeza.