La crisis en España fuerza al emigrante a un retorno sin gloria

image Latinoamericanos en problemas

La crisis en España, el golpe que acelera un regreso sin gloria

El desempleo fuerza a los inmigrantes a volver a sus países; ya hay expresiones de xenofobia



Ingenio para atraer a los esquivos clientes en un centro comercial en Madrid, otra de las caras de la crisis

Adrián Sack para LA NACION de Buenos Aires

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MADRID.- España es aún tierra fértil para los sueños de cientos de miles de latinoamericanos que la habitan, con o sin el permiso de sus autoridades. Pero la crisis global que golpea con fuerza a Europa y la falta de oportunidades parecen nublar cada vez más el horizonte.

Muchos de ellos ya emprendieron el regreso a sus países de origen al chocar con una realidad muy diferente de la que imaginaban. Y otros piensan hacerlo en un futuro no muy lejano. Desempleo y una incipiente xenofobia conspiran contra la realización del "sueño español".

"Antes el trabajo se lo daban a los españoles y el que sobraba era para nosotros, los latinos. Ahora no hay ni para repartir", dijo Vilma Antúnez Uriarte, colombiana residente en Segovia.

Su definición muestra cuáles son las sensaciones de la heterogénea comunidad de América latina en España. "Hace tres años trabajaba 12 horas por día. Hoy tengo que estar agradecida de contar con las dos horas diarias que todavía puedo mantener", dijo a La Nacion esta empleada doméstica de 44 años, que recordó a varios compatriotas que en los últimos seis meses han regresado a Bogotá y sus suburbios.

Su caso es el de muchos latinoamericanos que dejaron sus países huyendo de las penurias económicas y terminaron cayendo en una crisis que jamás imaginaron.

No se sabe con exactitud, y posiblemente tampoco con una aproximación fidedigna, cuál es el número de latinoamericanos en edad activa que reside en España. Hay dos barreras que dificultan el cálculo: la primera es la presencia de inmigrantes de la región que poseen también la ciudadanía europea y que pasan los controles migratorios sin que queden registros de su país de origen. La segunda es que hay quienes viven con la visa residencial vencida desde hace meses, años y hasta décadas. Y la certeza es todavía menor si se trata de números sobre el flujo migratorio.

Sin embargo, la embajada local de Bolivia, posiblemente el país más preocupado por frenar la repatriación forzosa de sus emigrados, se anima a exhibir algunos números.

La sede diplomática de ese país en Madrid reconoce que en España viven en la actualidad cerca de 350.000 bolivianos. El número es similar al de la cifra estimada de residentes argentinos. De ese total de bolivianos, apenas 65.000 tienen los papeles en regla. Entre los cerca de 285.000 bolivianos que viven sin visado alguno, 1700 en promedio son detenidos por mes en operativos policiales en calles, plazas y centros de esparcimiento, aunque prácticamente ninguno de ellos es deportado a Bolivia debido a los altos costos de los pasajes aéreos.

"Sé de algunos bolivianos que no soportaron más el acoso de los operativos policiales y la falta de trabajo, y prefirieron irse no bien consiguieron el dinero para poder comprar el viaje de vuelta a su patria", dijo María Sol Villalba, una joven ecuatoriana que dejó su país natal hace nueve años, y que se gana la vida cuidando por horas a niños y personas mayores en el noroeste madrileño.

"También muchas de mis amigas volvieron a Ecuador con sus hijos, y dejaron a sus maridos en España para que les envíen dinero desde aquí -se lamentó Villalba-. Ellos toman cualquier trabajo, ya sea de chofer, de cocinero y hasta de niñero, porque con la falta de ofertas laborales ya casi no se puede elegir".

Este cambio de expectativas también es compartido por algunos argentinos que desde siempre quisieron vivir en el Primer Mundo, término rara vez escuchado de boca de otros latinoamericanos.

"Trabajo en un locutorio desde hace más de un año, y vine aquí para experimentar una nueva vida en un país desarrollado. Pero me encontré con un mundo no muy alejado del nuestro, donde la corrupción y los maltratos son el pan de cada día", dijo José Luis González, un salteño que ya piensa en regresar a la Argentina.

Pero su regreso, de concretarse, no sería por la crisis económica de España, sino, contó, por "los afectos y las costumbres" que ha dejado allá.

Los latinoamericanos que ocupan puestos de trabajo calificados están más a resguardo de la crisis, pese a que la UE vaticinó que el desempleo en España pasará del 14 al 16%.

"Por ahora no tengo miedo de perder mi puesto de trabajo, y la verdad es que ni se cruzó por mi mente regresar a mi país", dijo Fernando Huesca, un analista de sistemas mexicano casado con una andaluza.

"Esto no quita que la situación sea realmente mala -admitió-. He visto cómo las oficinas de los clientes de mi empresa tienen cada vez menos personal. En una de esas compañías, a comienzos de año había 32 empleados. Ahora quedan sólo cinco".

Tampoco quiere regresar Eliana Rodríguez Canti, una venezolana de 32 años que trabaja como operadora de una de las empresas de telefonía móvil más grandes de España.

"En la compañía donde trabajo aún no se ha hablado de despidos, pero no sé si no sucumbiría en caso de que me echen. Con el paro [desocupación] que hay aquí, no sé qué haría? aunque seguro que no me iría de nuevo a Venezuela, porque allí las cosas tampoco están nada bien", afirmó.

Estudiantes pesimistas

El panorama también ha cambiado para los estudiantes latinoamericanos que obtuvieron su visado para cursar una carrera de grado o un posgrado, pero que siempre albergaron la esperanza de continuar su carrera laboral en Europa.

José Gurmíndez y Antonia Balaguer, dos amigos dominicanos que cruzaron el océano para hacer un máster en marketing, se mostraron pesimistas respecto de las oportunidades de permanecer en España.

"Hasta hace poco, muchos de nuestros compatriotas intentaban encontrar un puesto laboral aquí, en España. Pero eso se acabó", dijo Gurmíndez, que, al igual que Balaguer, ya tiene comprado el pasaje para volver a Santo Domingo.

"Con la crisis todo ha cambiado. De esto hablamos y discutimos mucho con la gente de nuestro país y del continente, pero cada vez somos más los que creemos que la mejor opción es regresar", dijo Balaguer.

También Felipe Sebastián, un ecuatoriano que trabaja como instalador de televisión por cable en Madrid, opinó que el regreso a su tierra natal podría darle satisfacciones, más allá del esperado reencuentro con sus familiares y amigos.

"He seguido en contacto con los amigos de Ecuador que vivían aquí y hoy están de nuevo en mi país, y la verdad es que están viviendo mejor de lo que lo hacían en España", dijo.

"Yo no sé si hoy por hoy volvería, porque aún tengo trabajo aquí y ya he entrado en el sistema de vida local? pero si llegara a perder mi empleo, sin duda, emprendería el regreso. Después de todo, en el fondo, es lo que siempre quise hacer", añadió, aludiendo a una realidad que cada vez menos latinoamericanos se esfuerzan por callar.

Para Soros, no hay solución a corto plazo

NUEVA YORK.- El reconocido inversor George Soros dijo que el sistema financiero mundial efectivamente se ha desintegrado, y agregó que aún no se ve una solución a la crisis en el corto plazo. "Presenciamos el colapso del sistema financiero", dijo Soros en una cena en Columbia University. "Estaba con un soporte vital y aún lo está. No hay señales de que estemos cerca del fondo", agregó. "La turbulencia que padecen actualmente los mercados es en realidad más grave que durante la Gran Depresión", añadió Soros, que comparó la situación actual con la caída de la Unión Soviética.