Carlos Federico Valverde Bravo
El “catoblepas” es un animal/hombre descrito y contado de muchas maneras: es una especie de mitología literaria que probablemente viene desde “el Cuaderno de notas” de Leonardo da Vinci, pasando por Flaubert, Philip Sydney, Borges y Mario Vargas Llosa; cada uno lo ha definido a su modo: cuerpo de vaca, cabeza de cerdo, espalda cubierta de escamas, etc. Juan Carlos Urenda escribió, hace ya unos años, el lúcido ensayo “El Estado Catoblepas” para definir a este país que se “traga” a sí mismo.
Evo se devora a sí mismo, dije en uno de mis programas, tras analizar el momento en el que vive el expresidente y mi amigo Oscar me dejó un mensaje: “Hay un animal fantástico citado por Vargas Llosa en su libro “Cartas a un novelista “. Se llama Catoblepas. Se devora a sí mismo empezando por los pies” y recordé que hace unos años escribí sobre el tema, para referirme a Evo Morales y creo que, tras la atención de Oscar, se hace necesario constatar que el proceso de fagocitación (se come a sí mismo) de Morales se acelera con rapidez o cada vez más y, a los hechos me remito.
Tras de su “escape diplomático” (dorado asilo mexicano), el huido expresidente, ha venido saltando de programa en programa de televisión dejando en evidencia su acelerado deterioro personal; cada vez son menos los periodistas que le regalan el trato que imponía su condición de “presidente indígena” y otras chabacanerías que le daban un “aura” de intocabilidad; ahora lo muestran tal y como, desde los programas que he dirigido y libros que escribí, traté de mostrar siempre: Morales es prepotente, ignorante y mentiroso, además de corrupto y abusivo, entre algunos de los adjetivos que se pueden usar para calificarlo.
Fernando del Rincón, Jorge Ramos y algún otro periodista cuyo nombre se escapa de mi memoria lo pusieron en su sitio antes de su salida del poder, cuando aún era poderoso, de manera que la caída de su imagen va más allá de haber salido del gobierno, aunque es consecuencia.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Los otros estados “catoblepas”, pasan por el programa de Carmen Aristegui, donde asumió ser “expresidente” y admitó que dirige la violencia en el país: me contacté con algunas bases e indicaron que no pararemos, (pararán) hasta acabar con el “golpe de estado”; esto último se amplificó con el audio/video en el que se lo escucha dando instrucciones a Faustino Yucra Yarwi, prófugo narcotraficante chapareño, lo que, entre otras cosas muestra su odio y violencia y desnuda su soledad, habida cuenta que las instrucciones las debe dar él en persona y, a quién se las da (mucho riesgo hablar con un narco prófugo).
Peor aun fue su participación en BBCMundo, cuando Gerardo Lissardy puso en evidencia su soledad y desesperación con preguntas que cualquier periodista haría en el momento actual; las preguntas que yo siempre quise hacer y no me fue posible; en la misma, además de mostrarse perdido, furioso y arrinconado, Morales dio muestra de su decadencia personal y demostró que mientras más salga a los medios, menos tendrá para decir… es un catoblepas que se está tragando a sí mismo, a diferencia del personaje de Mario Vargas Llosa, este no comienza por los pies… apuntó directamente a su cabeza y, como los pescados… por ahí comenzó a podrirse… lo del “lamento boliviano”, es probablemente solo una consecuencia de su perdición