Ecocidio cocalero

INVASIÓN COCALERA El día de ayer, el presidente Evo Morales reconocía ante sus bases chapareñas el fracaso del denominado “autocontrol” cocalero, por el cual los productores de hoja de coca serían sus propios guardianes para evitar la expansión de cultivos.

Una de las facetas más preocupantes de este fracaso es la destrucción de áreas protegidas y otras zonas ecológicamente sensibles del país, ante el avance de la “frontera cocalera”. Contando con la pasividad (¿complicidad?) de las autoridades gubernamentales encargadas de la preservación de estas áreas, sindicatos cocaleros vinculados al oficialismo vienen invadiéndolas de manera sistemática, desmontando sus bosques para ampliar los cultivos de la hoja que sirve de materia prima a la fabricación de cocaína.

Uno de los puntos del país donde este fenómeno se da de manera dramática es la Reserva Forestal del Choré, en el departamento de Santa Cruz, verdadero pulmón ecológico del Oriente boliviano y regulador de las condiciones climáticas de la región.



A manera de confesión de partes, el director departamental de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT), Orfan Saldaña, reconoció en el transcurso de un foro desarrollado días pasados en la UPSA que “nada se puede hacer por la destrucción del Choré, (…) la reserva está perdida y sólo queda tomar la amarga experiencia para que esto no suceda en otras áreas protegidas”.

Terrible descripción, no sólo de una situación ecológica extrema, sino de la actitud de todo un gobierno, cuya clara prioridad parece ser la protección de los intereses de la nueva oligarquía cocalera.

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En similar sentido puede analizarse la insistencia gubernamental para que el tramo carretero Villa Tunari-San Ignacio de Moxos pase por el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Sin duda, la mencionada vinculación caminera será importante para el desarrollo del departamento del Beni, pero el trazado concreto del proyecto vial plantea serias interrogantes sobre su impacto medioambiental.

Si tenemos en cuenta que uno de los polos a vincular (Villa Tunari) está en pleno bastión cocalero del Chapare, no será difícil concluir que se estaría habilitando una ruta para la salida de la producción de cocaína del Trópico de Cochabamba. ¿Hacia el Brasil, principal mercado de la droga boliviana?

Además, ¿con la construcción del tramo carretero vendrá también el avasallamiento territorial narco-sindicalista al TIPNIS?

Otra de las tantas dimensiones del ecocidio cocalero tiene que ver con la polución de las corrientes fluviales en el departamento de Cochabamba, a raíz del vertido de precursores químicos utilizados en la fabricación de cocaína.

Datos todos que desenmascaran el fraudulento discurso “pachamamista” exhibido por el régimen cocalero de Evo Morales en diversos foros internacionales…

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