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Erwin Sánchez, polémico. Fue notable futbolista, uno de los mejores del país. Jugó el Mundial de Estados Unidos 94. Exitoso en Europa por su paso por el fútbol portugués. Después se transformó en técnico, incluso fue seleccionador boliviano. Hoy está al frente de Blooming, donde se da, aparte de todo, un hecho inusual: dirige a dos de sus hijos: Erwin Junior y Leonel. En el país es un personaje querido y odiado.
—¿Es algo especial ser DT y tener en el mismo equipo a dos hijos jugando?
—En este tiempo es difícil, creo que hay gente que malinterpreta la situación, digo situación porque es algo que me tocó vivir ahora. Es difícil, no por mí, no por ellos, es difícil por la gente. En Italia hubo casos, en Portugal conocí casos, en todos los países hay situaciones que se viven de esta manera, pero nosotros, como siempre, queremos ser diferentes y en vez de ayudar más bien ponemos muchas trabas.
—¿Lo dices por qué hay gente que cree que les das preferencia porque son tus hijos?
—Para mí, mis dos hijos son parte de un número dentro de un grupo que tenemos para trabajar, trato de sacar lo mejor posible de ellos porque conozco la formación que tienen; pero nuestra gente es muy complicada, el boliviano le hace mal a Bolivia, el camba le hace mal a Santa Cruz, no nos damos cuenta del valor que tenemos, de las cosas que tenemos como bolivianos y siempre vemos mal las cosas. Si hay una olla de lagartijas y hay una que quiere salirse de ella, aquí la agarran para que no salte, pero yo me rehuso a ser de los que no salta. De mi parte he demostrado que podemos ser diferentes, que podemos conseguir buenas cosas en cualquier lugar del mundo; pero como digo, el boliviano es así y nos autoflagelamos con esa baja autoestima que tenemos. Yo sigo insistiendo en las ideas que son necesarias para nuestro fútbol; en este caso con Blooming hemos cumplido las metas que nos trazamos y seguramente si tuviésemos la billetera de otros clubes podríamos tener diferentes cosas para trabajar de otra manera.
—¿Crees entonces que el apoyo a los jóvenes valores no es tal?
—Nuestra liga es complicada, por ahí en vez de ayudar a nuestros jóvenes los queremos pisar. Mira, con todo lo que pasó hace poco en el país, quedó demostrado de que los jóvenes quieren y debemos seguir apuntalándolos. A mí me costó llegar, pero el profe Moisés Barack me dio esa posibilidad y lo logré. Si no me daba esa oportunidad, de repente me quedaba por ahí. En mi tiempo costaba ganarse un lugar, en este momento no, los jóvenes son más atrevidos, todo se ha nivelado para arriba y por eso es el momento de darles opciones a los chicos.
—Muchas veces te oímos quejarte sobre supuesta discriminación. ¿Existe la discriminación en nuestro fútbol?
—Existe, hay discriminación y nos cuesta decirlo. Pareciera que es un bicho de siete cabezas el que dice que eso existe. Antes no, uno iba al interior, perdía o sacaba un buen resultado, agarraba sus cosas y se iba; pero ahora creo que nuestro país involucionó, hay muchas situaciones especiales, no sé si será la cabeza, el medio o los pies, pero nos cuesta pensar como bolivianos. Es allá los cambas, acá los chapacos y allá los collas y eso nos hace mal.
—¿Por qué tú de jugador eras tranquilo y ahora de técnico eres temperamental?
—Porque el vaso se llena y rebalsa. Aguanté muchísimas cosas, hay que fijarse que las discusiones que he tenido han sido con jugadores extranjeros, no con futbolistas nacionales. ¿Por qué un extranjero va a venir a faltarnos el respeto?, ¿por qué me voy a dejar? Yo me tengo que hacer respetar. No tengo nada contra los foráneos, yo he sido extranjero mucho tiempo en Portugal y nunca tuve una pelea con un técnico, porque el respeto se lo debe ganar. Si tú me respetas yo te voy a respetar, si vos no me respetas tampoco lo voy a hacer.
—Pero también has tenido problemas con la gente…
—Con la gente pasa lo mismo, viene el árbitro y te dice ‘no te metas con la gente’; pero yo digo, si la gente se mete conmigo, si yo tengo madre también, tengo familia, ¿por qué no puedo reaccionar? Qué se cree la gente que porque paga 30 bolivianos te puede decir lo que le da la gana. No es así, para mí no es así. Yo vengo a hacer mi trabajo y hago lo mejor que puedo; ahora si ellos tienen envidia de lo que hago es otra cuestión.
Si a mí me respetan, no tengan la mayor duda de que voy a respetarlos; ahora, si no me respetan no tengan duda de que voy a ser más atrevido. Yo me he criado en barrio, no le tengo miedo a nadie, solamente a Dios, son los principios que mis padres me enseñaron. Sé que por ahí en ciertas ocasiones debería ser inteligente y no ponerme al nivel de la misma gente, pero como dije el vaso se rebalsa. En el fútbol sigue habiendo dos pesos y dos medidas, mientras no haya conciencia de que todo tiene que ser para todos igual va a seguir siendo lo mismo. Los campeones serán los mismos porque tienen mejor billetera, entonces se llevan a los mejores jugadores de Santa Cruz.
—¿Es por eso que los clubes cruceños no pueden?
—Es que peleamos contra muchas cosas, primero con grandes rivales, peleamos contra la altura que existe y no podemos tapar el sol con un dedo y, finalmente, peleamos contra el arbitraje; peleamos con la hora también porque nosotros jugamos en Santa Cruz a las 20.00 o 20.30 y en los lugares altos como El Alto y Potosí nos ponen a las 15.00; y siempre dicen que me quejo de todo, pero me quejo con datos. Ahora dirán que en el oriente juegan a las tres y con altas temperaturas, pero el jugador cruceño o del llano juega con una hemoglobina entre el 11 y 13%, en la altura juegan con 18%; hay diferencia, entonces cuando ellos bajan van con un doping natural, tienen eso más a favor, no es lo mismo, es diferente.
—Pero antes hubo cruceños fuertes, campeones…
—Esto radica en lo económico, si bien Santa Cruz produce jugadores, estos se van a otras partes. Bolívar, The Strongest, Wilstermann y San José siempre tienen un lugar porque el tema económico pesa y los jugadores saben que pueden tener buenos contratos.
—Vamos a la selección, ¿cuándo será que Bolivia volverá a ir a un Mundial?
—No veo tan lejos esa situación, porque veo que todos los equipos trabajan de una forma parecida y eso te hace ver que el jugador profesional ya es diferente. Por ejemplo, en el paro de los 21 días no nos pudimos juntar para trabajar, pero al volver tuvimos la satisfacción de que los jugadores volvieron más o menos como se fueron, no hubo casos de indisciplina y creo que la conciencia del jugador es profesional. Vamos a estar más cerca de volver a jugar un Mundial, pero hay que darles condiciones a los jugadores. ¿Cuándo tendremos condiciones? me pregunto, porque solamente miramos nuestro ombligo y no más arriba. El tipo que entra a la FBF solo piensa en él, no piensa en el fútbol y esto no es de ahora.
—Condiciones y apoyo, eso siempre reclaman técnicos y jugadores… ¿de parte de quién?
—Por ejemplo, que no ocurra la falta de apoyo de los clubes; yo viví eso desde adentro cuando me tocó, acá (los dirigentes) no tienen la hombría de decir públicamente que pidieron a sus jugadores. ¿Dónde está el nacionalismo o el patriotismo que pregonan?, no lo tenemos, es cero, hay cosas que están mal o mejor dicho pésimas; acá todos quieren perjudicar al de al lado y creo que no es la forma, no se pueden seguir teniendo pensamientos mezquinos. Aun así debemos apoyar al equipo nacional a como dé lugar, porque si la selección no tiene espacio ni trabajo cómo le vamos a pedir resultados.
Erwin junto a sus hijos Erwin Junior (izq.) y Leonel en el estadio Hernando Siles. Foto: Pedro Laguna
Perfil
Nombre: Erwin Sánchez Freking.
Nacimiento: El 19 de octubre de 1969, en Santa Cruz.
Trayectoria: Inició su carrera como jugador en Destroyers (1987) para luego pasar a Bolívar. En 1990 se fue a Portugal: Benfica, Estoril, Boavista. Cerró su carrera en Oriente (2004). Como técnico dirigió a Boavista, Oriente y actualmente es DT de Blooming. Fue seleccionador nacional.