La democracia en el punto ciego del Latinobarómetro


Jorge Lazarte R.

Probablemente es la primera vez que la prensa nacional le otorga tanta cobertura al Latinobarómetro(LB), tanto porque ciertos datos difundidos parecen contradecir otros que se conocen a menudo en las encuestas nacionales, negativos para el país ; y luego porque desde las esferas del poder hubo un intento de usarlos para desmentir su deteriorada imagen. La razón suplementaria fue la presencia de su directora en Bolivia, y una presentación pública con invitados seleccionados.



Como se sabe, el Latinobarómetro es la agencia encuestadora de la región más reconocida internacionalmente, que elabora informes anuales desde 1995 sobre distintos aspectos de la realidad latinoamericana a partir de los datos de encuesta en 18 países.

De la batería de preguntas, una especialmente ha sido siempre destacada y es la que se refiere a las percepciones de la población sobre la salud de la democracia . Mientras hubo cierto consenso sobre el referente empírico de lo que se mostraba como democracia sustentada en ciertos principios , todo parecía estar en orden. Las mismas preguntas podían repetirse en el tiempo, pues se suponía que los que respondían se referían más o menos a lo mismo, a su núcleo compartido, a una idea o concepto de democracia internacionalmente aceptado. Por tanto, era pertinente sumar los apoyos a la democracia, y presentarlos como mayoritarios.

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¿Pero qué ocurre cuando se evidencia que en varios países de la región- en los “bolivarianos”- esas mayorías desde hace años se enfrentan exactamente por distintas concepciones de democracia, y promueven modelos de democracia que no son compatibles?. Los referentes empíricos de la democracia ya no son los mismos de los años noventa , y han sido reemplazados por la “otra” democracia( “popular”, “socialista”, la “plurinacional” de “a las buenas o a las malas”), que está en la base de nuevos regímenes políticos, con reglas de funcionamiento que no tienen mucho de común-excepto que se sigue votando- con el concepto “pluralista” de democracia.

En el caso de Bolivia esto especialmente evidente. Los enfrentamientos en la Asamblea Constituyente , y los que siguieron hasta poner al país al borde del abismo, tuvieron que ver con estos dos visiones confrontadas. Estos conflictos no estallaron en el marco de una idea o concepto compartido de democracia, sino de concepciones no compartidas de democracia. Si es así, ¿entonces, sigue siendo pertinente preguntar a los encuestados si en general apoyan o no a la democracia, cuando en realidad lo que apoyan se cristaliza en dos regímenes políticos distintos o contrapuestos? . Más aún, ¿ es apropiado que el Latinobarómetro siga sumando datos distintos como si fueran lo mismo? . Por ello llama la atención la ligereza de la afirmación de que Bolivia es el “único país donde aumenta el apoyo a la democracia, muy por encima del promedio de la región”. Esto es simplemente un ocultamiento de una realidad política contrastada , que seguramente podría ser develada si las preguntas fueran distintas, ajustándose mejor a los trastornos políticos que tienen lugar en esos países. En estas nuevas condiciones repetir las mismas preguntas hasta parece una ingenuidad, pues es poco probable que los que adhieren a un modelo de “democracia popular” , respondan que no apoyan a la democracia, aunque lo que tienen en mente sea incompatible en dimensiones sustanciales con una cierta idea de la democracia presente en los pactos internacionales.

Por tanto, los datos del Latinobarómetro sobre la democracia se convierten en un retrato distorsionado de lo real, pierden objetividad, lo que no rima con lo que debería ser una encuesta. Si el LB cambiara sus preguntas en consonancia con la realidad latinoamericana compleja y contrastada, las respuestas serían otras, y no tan optimistas. Por lo menos muchos de nosotros en su momento formulamos estas otras preguntas, y las respuestas estaban más cerca de lo que pasaba e iba a pasar que muchas otras encuestas muy costosas.

Por ello no resulta muy coherente afirmar simultáneamente que la democracia en Bolivia se “consolida” pero que no hay la confianza en las instituciones( es la democracia sin instituciones). Peor aún, sorprenderse que esta “consolidación” no se exprese en el avance de la “cultura cívica”( es la democracia sin demócratas) . Parecería que el LB se hubiera contaminado con la concepción “populista” de que cuanto más se vota hay más democracia, sin importar mucho si hay independencia del poder judicial, si se garantiza el ejercicio de los derechos fundamentales, y si se producen atropellos permanentes al Estado de derecho. ¿Es que los países pobres sólo merecen una “pobre” democracia”?.


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