Hernán Cabrera M.
El amor por la patria y por la unidad de Bolivia. Fueron los slogans más repetidos por los candidatos que ya están en carrera electoral. Los unió, en principio, su oposición al gobierno de Evo Morales, que desde la distancia sigue marcando la política nacional.
Nada de amor ni unidad. Eso lo demuestran los egos de cada uno de ellos, que priorizaron sus propios intereses, es decir, ser presidente de Bolivia y por tanto gozar de todos los privilegios y placeres que otorga el ejercicio del poder.
Si de verdad Jeanine Añez hubiera tenido ese amor por Bolivia, su misión era liderar el proceso de transición, pero sin contaminarse en la campaña electoral. Ya está en la contienda y tendrá que asumir las consecuencias de ello. Pudo más la desesperación y las órdenes de Demócratas, después del rotundo fracaso de Oscar Ortiz en las fraudulentas elecciones pasadas para que Añez logre lo que el MAS quiso: desmembrar a la oposición o a la derecha, además de abrir el camino para dispersar el voto ciudadano.
Si de unidad se tratara, no solo es el nombre del partido del empresario cementerio y eterno candidato perdedor, sino que implica renunciamientos. Como decía Lenin, dar un paso atrás para luego dar dos adelante. Pero en conjunto, las siete candidaturas reflejan que primero está el partido y las ambiciones hacia la Presidencia, que la unidad y ese amor falso por Bolivia.
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Lo del MAS ya es patético. Su amor por el Estado Plurinacional consiste en generar las condiciones para blindar a su caudillo y evitar los procesos judiciales, tanto internos como de alguna organización internacional. No otra cosa significa su candidatura al Senado.
Lo de Chi, no deja de ser algo para los chismes. En este candidato tendremos las mejores anécdotas y ofertas electorales que podamos escuchar.
Lo hecho por ADN es patético. Asume el proceso electoral como un juego más, para distraer a esos personajes que salieron del anonimato y se convertirán en una especie de vedetes de este circo electoral.
Tuto Quiroga repite su fórmula perdedora de las elecciones de 2004. Hasta ahora no entiendo la candidatura del ex adenista y expresidente. Para Tuto también las elecciones vienen a ser una distracción más. No aprendió del pasado, ni de los ínfimos porcentajes que obtuvo en otras elecciones.
Camacho y Mesa, también tienen sus responsabilidades en este desmembramiento de la pretendida unidad que quisieron hacer a último momento. Quizás sean las dos mejores cartas electorales para hacerle frente al principal contendiente de estas justas electorales, como lo son Arce y Choquehuanca.
En conjunto todo ellos, han cumplido con el libreto del MAS, que desde Buenos Aires el expresidente Morales, con un ejército de asesores vienen agendando el devenir de la política nacional.
Además no entendieron aun, que el MAS ha logrado construir una base social sólida y estructura política que está en cada rincón de la nación. Si bien Evo Morales se fue, pero persiste muchos elementos que durante 14 años ha logrado despertar en la gente humilde o pobre, además de arengar la figura de víctima, de explotación, de discriminados y odiados por los blancos o por la derecha.
En fin, Evo Morales logró la máxima de Maquiavelo: divide, y reinarás o la otra, un príncipe debe ser temido, no solo amado y odiado.
El único amor por Bolivia que existe es del ciudadano, ese que durante 21 días protagonizó el paro, los bloqueos, sacrificándose cada día, y de yapa, recibiendo presiones laborales. Este ciudadano, ahora tiene una oferta electoral variada y amplia, que sabe que fue engañado, pero igual asistirá a las urnas y dará su voto por el que vea conveniente.
La gente es hoy protagonista del accionar político del país, y con seguridad, participará activamente de este proceso electoral, y con su celular en mano estará atento a cada hecho que pueda ocurrir.