Mauricio Quiroga
El famoso artículo 169 de nuestra Constitución Política del Estado del cual aún hablan e interpretan la nueva oposición como el nuevo oficialismo nos habla de lo que doctrinalmente llamamos “sucesión constitucional del mandato presidencial”, Presidente es reemplazado por vicepresidente, a falta de este por el presidente de la Cámara de Senadores y a falta de este por el presidente de la Cámara de Diputados, nuestra sucesión termina allí, así también el mismo artículo solo ordena que quien asuma la presidencia por sucesión debe convocar a elecciones en un plazo máximo de 90 días, más no establece si sus facultades serán las mismas que las de un presidente elegido mediante elecciones presidenciales, este “vacío legal” inició el debate para muchos el 12 de noviembre del pasado año al tomar posesión de la presidencia de Bolivia Jeanine Añez quien fue segunda vicepresidente de la Cámara de Senadores, en uno de sus primeros discursos dijo que su mandato es “estrictamente provisional” y que uno de sus principales objetivos es el llamado a elecciones generales lo más pronto posible, sin embargo admito que no me interrogué y tal vez muchos otros lo siguiente: ¿Cuáles serán sus otros principales objetivos?, el país y especialmente La Paz en ese momento seguía convulsionada, nuestra duda no era conocer sus demás objetivos, sino desear y esperar que el nuevo gobierno logre pacificar el país lo más pronto posible, obviamos la pregunta clave, pero en estos meses de gestión la presidente junto a su consejo de ministros mediante hechos y declaraciones dieron a conocer a la sociedad sus demás objetivos de gestión de gobierno.
Al día siguiente de su posesión cambió los mandos de la cúpula militar ¿necesario?, opino que sí , pero no por las razones por las que lo hizo, que fueron para demostrar su constitucionalidad, poder y comprar fidelidades, sino porque las fuerzas armadas violaron la Constitución Política del Estado que establece en su artículo 245 que “como organismo institucional no realiza acción política”, y cabe mencionar que la “sugerencia” que hicieron en una conferencia de prensa a Evo Morales de renunciar al cargo de presidente sí fue una acción política por la cual no debieron solamente ser destituidos de sus cargos sino también debidamente procesados por la vía judicial competente.
Respecto a decisiones de política exterior el mismo día reconoció como presidente de Venezuela a Juan Guaidó y lo invitó a designar un nuevo embajador de su país para Bolivia ¿oportuno?, el actual gobierno de Nicolás Maduro es sin duda autoritario y su legitimidad y legalidad se encuentra sumamente cuestionada, sin embargo, ante un tema polarizado internacionalmente ¿fue necesario posicionarse de un lado u otro creando críticas a favor o en contra?, ¿no correspondería tal decisión al próximo gobierno electo mediante sufragio el decidir la política exterior?, bien sabemos que más allá de lo que se hable respecto a la situación social y económica de Venezuela en la prensa internacional y nacional, la verdadera lucha es geopolítica entre países capitalistas liderados por EE.UU. y la U.E. y países socialistas liderados por China y Rusia, el gobierno debió abstenerse de pronunciarse al respecto y mostrar al mundo que por su calidad de “transición” y por la situación que en su momento pasaba Bolivia, una neutralidad política y dedicarse a gestionar acciones con la finalidad de pacificar el país.
Sobre la llamada “Transición” aún quedan varios cuestionamientos respecto a decisiones que se tomaron como ser el “silenciamiento” de las emisiones de canales internacionales como Telesur y RT y las amenazas de la ahora ex Ministra de Comunicación a radioemisoras comunitarias advirtiendo que “la libertad de expresión tiene límites”, debemos entender que la libertad de expresión es esencialmente la libertad de disentir siendo un elemento fundamental y saludable para las democracias plenas en el mundo porque si bien los diversos medios de comunicación siempre tenderán a seguir una línea política, quien toma la decisión final de ver un canal u otro, de razonar y discernir el mensaje o la noticia es el ciudadano de manera libre e independiente.
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Más allá de la cuestión ideológica que profesamos no es secreto que los discursos doble moralistas que las autoridades del actual gobierno de “transición” emitieron fueron y son criticados por la sociedad, por un lado, demuestran actos de revanchismo político y radicalización denominando al anterior gobierno como “salvajes” o anunciando procesos de investigación a alrededor de 600 funcionarios del anterior gobierno, y por otro lado caracterizando al gobierno de conciliador y pacificador.
Todo gobierno tiene luces y sombras, ninguno fue, es y ni será perfecto en su gestión de gobierno, sin embargo, como ciudadanos tenemos el deber de hacer seguimiento de sus actos y difundir aquellos que son correctos y apegados a las normas, así también de reprochar, alzar la voz y no permitir que aquellos actos cometidos fuera de las normas queden impunes y sean aceptados por la sociedad.