Fueron la pareja más perseguida en 2002. Y aunque su historia de amor no terminó en boda, la joya que casi les convierte en marido y mujer sigue dando mucho de que hablar.

No deja de ser irónico que una de las canciones más conocidas de Jennifer Lopez se llame El anillo. Más que nada porque si hay alguien que no puede quejarse de haber recibido pocos anillos de compromiso a lo largo de su vida es ella.
El primero se lo dio Ojani Noa, con el que estuvo casada de durante un año en 1997. El segundo, Chris Judd, del que fue esposa de 1999 a 2001. Marc Anthony también le entregó unopara pedirle matrimonio antes de pasar por el altar y permanecer juntos de 2004 a 2011. Y ahora es el que le entregó hace meses Alex Rodriguez el que adorna su mano.
Aunque lo más curioso es que ninguno de esos ha sido tan famoso como el que le regaló Ben Affleck en 2002. Una joya que tenía incrustado un raro diamante rosa valorado en dos millones y medio de dólares que el actor entregó a la cantante, con la que nunca llego a casarse. Una pieza única de la que Lopez guarda muy buen recuerdo no tanto por el valor económico sino por lo poderosa que se sintió llevando ese anillo en el dedo.

Así lo ha confirmado la propia estrella durante una entrevista con Apple Music en la que ha revelado una divertida anécdota que protagonizó junto a Barbra Streisand gracias a esta joya. Una de esas situaciones surrealistas que solo las celebrities de su categoría pueden narrar como si fuera algo normal que le ocurre todos los días.
“Conocí a Barbra en una fiesta de los Oscar hace varios años, cuando estaba prometida con Ben Affleck”, recordó JLo en la conversación tras explicar a su entrevistador que estos días de cuarentena está viendo muchas películas musicales con sus hijos. Entre ellas, Funny Girl, una de las más icónicas de Streisand.
“Resulta que es una mujer a la que le obsesionan los diamantes, cosa que yo no sabía. Y claro, Ben me había regalado uno rosa que fue muy mediático y que era… Que nadie me interprete mal, me encantó que me lo diera”, confesó dando a entender que ese anillo era demasiado incluso para una diva como ella.
“El caso es que nada más verme Barbra se acercó porque había oído hablar de ello y lo primero que me dijo es que si podía ver el anillo que me habían regalado. Yo se lo enseñé y entonces empezó a preguntarme cómo llevaba lo de ser famosa, cosa que me pareció de lo más extraña viniendo de alguien como ella, una de las mujeres más conocidas del mundo”, aseguró Jennifer, que se dio cuenta en ese momento del poder que te otorga lucir una joya así. Y no precisamente económico.
Fuente: revistavanityfair.es