El delantero uruguayo aseguró que no quiere que sus hijos pasen por lo mismo que pasó el cuando era niño
La historia de vida del extraordinario goleador uruguayo Luis Suárez está marcada por varios episodios particulares que fueron formando su personalidad y definiendo su camino, siendo el más conocido el cuento de amor que vivió con su actual esposa Sofía Balbi, a quien conoció con 15 años y con la que hoy comparte tres hijos.
Sin embargo, yendo unos años más atrás en la línea del tiempo del jugador charrúa, hay uno que lo marcó de la misma forma, o más, y que hoy, 27 años después, recuerda entre lágrimas.
“Tuve una infancia complicada. Nunca tuve la posibilidad de hablar con mi padre y siempre tuve que apañármelas solo”, revelaba el delantero del FC Barcelona en una entrevista con el programa El Transistor en marzo del 2017.
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Rodolfo Suárez, “El perro”, como lo llaman los más cercanos, es un ex futbolista amateur que se desempeñó como un lateral muy combativo en el equipo militar Deportivo Artigas. De una clase social baja, también formaba parte del Batallón de Infantería Nº7 de Ituzaingó (Uruguay).
Fue en el pueblo de Cerro, dentro de la ciudad de Salto, en donde Rodolfo y Sandra formaron una familia en la que Luis Suárez fue el cuarto de los siete hijos que tuvieron. Un barrio en el que no iban a durar mucho tiempo, ya que la falta de dinero los iba a obligar a mudarse a Montevideo, en donde Rodolfo sería empleado en una fábrica de galletitas.
Primero viajó él, y posteriormente, Sandra y sus hijos abandonaron el barrio para unírsele. En 1996, Luis o “El salteño”, como lo llamaban los niños que se burlaban de su acento, iba a formar parte del Urreta FC junto a su hermano menor Maxi.
En lo deportivo, la calidad del pequeño de 9 años estaba comenzando a despegar. Marcaba goles y era importante en aquel equipo de fútbol cinco. Sin embargo, en lo familiar, fue allí cuando recibió el primer golpe, el que recuerda con tristeza hasta hoy.
En ese año, Sandra y Rodolfo se separaron.
“Mi padre era alcohólico”, reconocía Maximiliano, que en ese entonces tenía 8 años, a la revista francesa So Foot. “Acudía al estadio cuando jugábamos, hablaba y gritaba. Nosotros nos sentíamos incómodos. Y en casa era lo mismo, discusiones entre mi padre y mi madre. Varias veces me puse en el medio”, replicó el periodista Luca Caioli en la biografía: “Luis Suárez, el Pistolero”(2014).
A partir de allí, la realidad de la familia cambió. Rodolfo iba a abandonar el hogar y renunciar su empleo para mudarse a otro lugar. Luis Suárez y sus hermanos Paolo, Leticia, Giovanna, Diego, Maximiliano y Facundo no volvieron a tener la misma relación con él.
“Estuve con mi abuelo cuando tenía 11 o 12 años, mi abuelo por parte de madre, que falleció hace un par de años. Iba a cuidar coches con él porque no tenía para ir a entrenar. Mis hermanos también hacían cosas por sacar la familia adelante. Son cosas que sufrí y recogí de mi abuelo, algo que me faltaba de mi padre, que no vivía con nosotros en esos momentos”, aseguraba “Lucho” en 2017 en Onda Cero.
“Cuando se separan, mi madre se quedó con todos nosotros (…) ibas a la casa de tus amigos y estaban los padres juntos y lo veías cómo los disfrutaba y vos no tenías esa posibilidad de conversar con tu padre y con tu madre”, agregó.
En su autobiografía publicada en 2015 (“Cruzando la línea”), aseguró que, “la familia se rompió cuando mis padres se separaron en 1996 y casi no lo pude soportar. Sentía que todo se venía abajo”.
Sin embargo, el salteño afirmó que el verse obligado a trabajar desde tan temprana edad para ayudar a su madre, junto a sus hermanos, y el hecho de vivir esa situación personal le sirvió en su formación: “Si yo no me hubiera criado así no hubiera podido salir adelante y no hubiese sabido que para tener algo mío propio tenía que ganármelo”.
“Yo no tuve a alguien paterno que me guiara, me enseñara y me hiciera valorar las cosas”, afirmaba el ya consagrado delantero del FC Barcelona en 2019, en el documental “Matchday”. “Lo que yo no tuve no quiero que le falte a mis hijos”, se lamentó entre lágrimas.
Hoy, Luis Suárez vive en la ciudad española junto a su esposa Sofía Balbi y sus tres hijos: Benajmin, Delfina y Lautaro. Su madre, Sandra, se volvió a casar y tuvo un niño que hoy tiene 15 años y “está orgulloso de su hermano mayor y yo quiero ser su hermano mayor”, asegura “El pistolero” en su autobiografía.
Sobre Rodolfo, en tanto, reconoció que hace unos años estuvieron peleados por un tiempo por cuestiones económicas. «Él pensaba que no tenía que volver a trabajar por ser ‘El padre de Luis Suárez’. Yo le dije: ‘¿Quién juega al fútbol? ¿Vos o yo?’. Por supuesto que lo voy a ayudar porque es mi padre, pero él tiene que poner de su parte. Peleamos un tiempo por eso y fue terrible. Finalmente pude conseguirle un trabajo y está contento”, concluyó.