Evo Morales arriesgó su capital político y realizó una fuerte campaña en procura de obtener un 70 por ciento de aprobación en la elección de magistrados superiores. Ni el más optimista opositor habría imaginado una paliza en los escrutinios, tal como sucedió. Evo Morales ahora se niega a reconocer su derrota. La justicia de Evo está dirigida a perseguir disidentes.
El Movimiento Al Socialismo (MAS, partido oficialista) decidió estrechar filas en torno a Evo Morales, iniciando una fuerte campaña mediática donde el mensaje se resume en que el voto nulo no afecta al Gobierno.
El viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, César Navarro, dijo lo siguiente: “No fue una elección del MAS contra la oposición. Nosotros no hicimos campaña, solo convocamos al voto”, expresó con énfasis el alto funcionario gubernamental.
Sin embargo, el pasado 15 de setiembre, Evo Morales dijo lo siguiente: “El MAS es el único partido político que ganó seis elecciones consecutivas. Tres elecciones con más del 50 por ciento y tres elecciones con más del 60 por ciento. Ahora tenemos que llegar al 70 por ciento con el Sí. De frente, hago campaña”.
Morales inició una fuerte campaña en procura de lograr que el 70 por ciento de los electores aprobaran la elección de magistrados para el Supremo Tribunal de Justicia. Arriesgó su capital político con la convicción de que las seis elecciones anteriores eran suficientes para demostrar su liderazgo y poderío electoral.
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Nunca, ni el más optimista opositor, hubiera augurado que un 60 por ciento de los electores habría dado la espalda a las elecciones de magistrados. Los datos del escrutinio no hacen sino confirmar una estrepitosa derrota de Evo Morales y el MAS.
El escrutinio del domingo reveló otro dato interesante: Evo Morales ya no disfruta de la fidelidad de los electores. De acuerdo a datos suministrados por el Tribunal Supremo Electoral, los votos válidos cayeron en más de 50 puntos y los nulos crecieron 42, a nivel nacional.
En diciembre de 2009 Evo Morales fue elegido Presidente de la República con el 64,22 por ciento de los votos. En aquella oportunidad, al igual que ahora, Evo realizó una fuerte campaña electoral con base en su persona y su capacidad de liderazgo. Ahora hizo lo mismo, pero el electorado dijo no al proyecto de contar con una justicia controlada exclusivamente por el MAS.
La oposición, la Iglesia y la Defensoría del Pueblo piden a Evo Morales realizar una autocrítica. El Mandatario y su entorno dijeron que no. Conste que el 80 por ciento de 5,2 millones de electores emitió su voto; es un alto porcentaje el que opinó a través de las urnas.
La justicia de Evo
¿Cómo funcionaba la justicia antes de las elecciones del domingo? Sencillo: todos los magistrados superiores eran elegidos por el Poder Ejecutivo y el nombramiento se realizaba a través de decretos, entre militantes del MAS. El Ministerio Público lo mismo.
El domingo se buscaba legitimar una situación que de hecho estaba bajo control absoluto del Poder Ejecutivo. La elección no hizo otra cosa sino blanquear una situación de hecho: el Poder Judicial de Bolivia se encuentra bajo mandato del MAS.
Esta formidable herramienta se utiliza para perseguir con saña a la oposición. Los dirigentes que no comulgan con el partido de gobierno son sistemáticamente perseguidos, inclusive aquellos que no tienen militancia política pero que llegaron a integrar los comités cívicos en diversos departamentos.
El régimen de Evo Morales tiene mucho de parecido con la dictadura de Alfredo Stroessner.
La única diferencia es que Stroessner pertenecía a la extrema derecha y Evo representa a la extrema izquierda. Resulta contradictorio comprobar cómo enemigos ideológicos terminan utilizando las mismas herramientas para someter a la ciudadanía.
Las cárceles de Bolivia están llenas de dirigentes cívicos y de partidos de la oposición. En todos los casos no solo los disidentes son castigados con extrema crueldad, también sus respectivas familias.
Es lo mismo que hacía Stroessner en Paraguay: se imponía terror en el seno familiar para que sus miembros vivan bajo un clima de permanente autocensura.
No faltará quien diga que no se puede comparar a Evo Morales con Alfredo Stroessner: ¿Por qué no, si al fin y al cabo ambos sistemas persiguen el mismo objetivo? Control absoluto del Estado, para imponer un sistema totalitario.
La extrema izquierda tiene el mismo nivel de peligrosidad que la extrema derecha. No tiene ninguna diferencia, tampoco el comportamiento de sus líderes.
ABC Color – Asunción