EEUU revisa sus relaciones con Bolivia y niega las acusaciones

Shannon: la acusación contra Martínez, diplomático expulsado por Morales, fue armada.

Dos ex cancilleres han advertido de que se trata de una “alerta” antes del quiebre

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La Prensa

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El ministro Quintana dijo que EEUU monopolizada las agencias de seguridad de Bolivia.

Estados Unidos anunció ayer que revisa sus relaciones con Bolivia después de que el Gobierno del presidente Evo Morales expulsó al diplomático Francisco Martínez bajo acusaciones de conspiración y espionaje. La representación diplomática de ese país negó estos cargos.

Éste es otro episodio más de confrontación entre los dos países después de una serie de incidentes que deterioran las relaciones bilaterales desde la expulsión del ex embajador Philip Goldberg, el 11 de septiembre de 2008, quien también fue inculpado de organizar un complot contra el Presidente.

El encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos, Krishna Urs, afirmó ayer, después de reunirse con el presidente del Senado, Óscar Ortiz, que “las relaciones entre Estados Unidos y Bolivia están en revisión, pues se están ponderando las acciones que se podrían tomar”.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, en una entrevista realizada ayer por el diario español El País, admitió que la relación entre Bolivia y Estados Unidos es “compleja” y “difícil”, que estuvo signada por un largo periodo de intervención política “de dominación respecto a un proyecto económico que ha sido derrotado en las calles y de permanente injerencia”.

La autoridad gubernamental, que se encuentra de gira por ese país, también denunció que el Gobierno del presidente Morales experimentó el “sabotaje y la conspiración desde la Embajada de Estados Unidos”.

Quintana indicó que el país norteamericano penetró en las instituciones y agencias de seguridad: “Monopolizaban los servicios de inteligencia del Gobierno nacional, por lo que el Ejecutivo —dijo— no permitirá nunca más que se registren estas prácticas de sabotaje”.

Dos ex cancilleres bolivianos han advertido de que esta declaración es una “alerta” para que la administración gubernamental dé un viraje en sus relaciones bilaterales porque el próximo paso puede ser la ruptura de los nexos que tienen una antigüedad de 140 años.

Para Armando Loaiza, Estados Unidos espera señales del Gobierno boliviano, porque existen contradicciones en su posición con respecto del mejoramiento de las relaciones. El Jefe de Estado expresó su intención de mejorar los vínculos con ese país, pero hasta ahora no se plasmó esa idea.

Javier Murillo, ex canciller boliviano, dice que los nexos con Estados Unidos atraviesan por un momento crítico y puede deteriorarse aún más si el Gobierno boliviano continúa presionando, pues en política internacional, una revisión de las relaciones es un paso decisivo hacia la ruptura de nexos entre países.

Loaiza opina que aún se puede revertir esta situación, porque ambos países mantuvieron una relación estrecha, por lo menos hasta ahora, aunque hubo momentos aún más críticos como en la década de 1950, cuando en el país comenzó la revolución nacionalista, que fue vista por Estados Unidos como una apertura al comunismo.

Las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos comenzaron a deteriorarse desde el año pasado, cuando el presidente Morales decidió expulsar a Goldberg, quien, según el Mandatario, formó parte de una conspiración junto con los prefectos de la “media luna”, quienes protagonizaron movilizaciones entre agosto y octubre en demanda de la devolución del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), acciones que terminaron con la toma de instituciones públicas, aeropuertos y la voladura de un ducto.

Washington respondió a esta decisión del Ejecutivo con la expulsión del embajador boliviano en Estados Unidos, Gustavo Guzmán, y la suspensión al país de los beneficios arancelarios que concede a varios gobiernos de la región por sus esfuerzos en la lucha antidrogas.

Esto dejó consecuencias para los microempresarios de textiles, madera, cuero y otros productos en Bolivia, porque no tenían otro mercado en el que puedan ofrecer sus mercaderías.

El Gobierno negoció con Venezuela para que los productos bolivianos entren a ese país con ventajas arancelarias.

El Ejecutivo, tras los hechos de septiembre, acusó a Goldberg de financiar esas protestas. Posteriormente, los cocaleros de la región productora de coca del Chapare expulsaron a Usaid bajo los mismos argumentos.

En noviembre, el presidente Morales también suspendió las actividades de la DEA (Drug Enforcement Agency, en inglés) que ayudaba en la lucha contra el narcontráfico, porque supuestamente esta organización prestó apoyo logístico a las movilizaciones de sus opositores. Las acusaciones no terminaron.

En febrero de este año, el Jefe de Estado puso nuevamente en la agenda política a Estados Unidos. Él acusó a la CIA de infiltrarse en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), donde se destapó un escándalo de corrupción que derivó en la detención preventiva de Santos Ramírez, ex hombre fuerte del MAS.

Martínez abandonó Bolivia la madrugada de ayer

El diplomático Francisco Martínez, quien fue declarado “persona no grata” por el Jefe de Estado, abandonó Bolivia ayer a las 05.00 en un vuelo comercial de American Airlines, según informó ayer el encargado de negocios de la Embajada estadounidense en La Paz, Krishna Urs.

El funcionario, que desempeñaba sus funciones como segundo secretario de la Embajada de los Estados Unidos, fue acusado por el Gobierno de tener presuntos vínculos con la CIA (Agencia Central de Inteligencia) con el ex policía boliviano Rodrigo Carrasco y Ernesto Suárez, prefecto de Beni.

Según los argumentos del Poder Ejecutivo, Martínez tenía contactos con el Comando de Operaciones Especiales (Copes) de la Policía boliviana, que fue disuelto en febrero de 2008, en el que trabajaba Carrasco antes de ser Jefe de Comercialización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y también se habría reunido con Suárez días antes del inicio de las movilizaciones de la “media luna” por la devolución de recursos del IDH, acciones que derivaron en la toma de instituciones, aeropuertos y la voladura de un ducto en el Chaco.

El Encargado de negocios de la Embajada estadounidense calificó de “injustificadas y arbitrarias” las acusaciones que hizo el Gobierno de Morales.

“El hecho es que él (Martínez) nunca se reunió con ninguna de las personas que ha mencionado el Gobierno, tampoco conoce a ellos (ex capitán de Policía Rodrigo Carrasco y el prefecto de Beni (Ernesto Suárez Sattori), entonces es arbitraria la información que tiene el Gobierno, por lo tanto es incorrecta”.

Carrasco fue acusado de ser un espía de la CIA que llegó hasta las altas estructuras de YPFB y supuestamente sacó información para la CIA y tenía contacto permanente con Martínez.

Urs afirmó ayer: “Las acusaciones que se hicieron en contra de Martínez son completamente injustificadas y arbitrarias; no son verdades”. El Gobierno boliviano otorgó 72 horas para su salida.

No apoyarán pedido de Evo

El Gobierno de Estados Unidos no respaldará el pedido del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien solicitó a la Comisión de Drogas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la exclusión de la hoja de coca de la lista de estupefacientes prohibidos por los convenios internacionales, según Erbol.

La información la dio a conocer de manera escueta el encargado de Negocios de la Embajada norteamericana en Bolivia, Krishna Urs, quien dijo que su país seguirá apoyando la Convención Única sobre estupefacientes, que fue firmada en Nueva York el 30 de marzo de 1961, en la que se incluye a la hoja de coca.

Para destacar

El Gobierno de Estados Unidos analiza sus relaciones con Bolivia tras varios incidentes.

Los expertos dicen que esta es una advertencia para mejorar los vínculos.

Esta decisión es un paso diplomático para que se puedan quebrar las relaciones.

EEUU pide a Evo coherencia y le ofrece diálogo de nivel

Un alto funcionario del Departamento de Estado señaló que la acusación contra Francisco Martínez, diplomático expulsado por Morales, fue armada. Propone un diálogo de primer nivel, pero espera otra política.

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• LA REUNIÓN DE AYER • La presidencia del Senado se reunió con el cuerpo diplomático. EEUU participó del encuentro.

La Razón

Estados Unidos advirtió ayer al Gobierno boliviano que sólo con una política “coherente y consistente”, se podrá generar un diálogo de primer nivel entre ambos países, y propone que éste sea manejado por canales diplomáticos “de calidad y profundidad”.

Así lo afirmó el secretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Thomas Shannon, a La Razón en Washington DC. Sentenció que para sentarse a dialogar con Bolivia, necesita del gobierno de Evo Morales una política “coherente y consistente” en términos de buscar un diálogo con Estados Unidos.

Mientras Shannon hacía estas declaraciones, el segundo secretario de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia, Francisco Martínez, dejaba el país tras ser expulsado por Evo Morales hace más de 72 horas.

Después de su participación —junto a Jeff Davidow, asesor de la Casa Blanca— en el foro “la Cumbre de las Américas”, organizado por el Diálogo Interamericano en Washington, Shannon rechazó las acusaciones contra la Embajada de Estados Unidos.

“Para empezar, rechazamos las acusaciones contra nuestra embajada y el oficial indicado (refiriéndose a Francisco Martínez), las acusaciones son fabricadas, pero lo más preocupante en este momento —desde nuestro punto de vista, dijo— es que lo que Bolivia y Estados Unidos necesitan es un diálogo manejado por canales diplomáticos de calidad y de profundidad”.

Asimismo, aseguró que “disminuir la capacidad de nuestra embajada en La Paz para trabajar es un error fundamental y realmente actúa como un obstáculo en el diálogo. Ya nosotros hemos tenido una serie de conversaciones con diferentes oficiales de Bolivia y algunos que se nos han acercado, buscando la manera de mejorar la relación y, nosotros hemos indicado claramente que estamos dispuestos a tener ese diálogo y buscar una solución”.

Pero para el acercamiento puso una condición: “Nosotros necesitamos de parte del Gobierno de Bolivia una política coherente y consistente en términos de buscar el diálogo con nosotros. En el momento que podamos detectar eso estamos dispuestos a sentarnos y ver cómo podemos mejorar nuestra relación para el beneficio del pueblo de EEUU y Bolivia”.

En La Paz, el encargado de Negocios de la Embajada, Krishna Urs, en un encuentro con medios, señaló, luego de confirmar que Martínez había abandonado el país en un vuelo de American Airlines: “Quisiera subrayar, enfatizar que las acusaciones que se hicieron en el caso Martínez son completamente injustificadas y arbitrarias. No son verdades. El hecho es que él nunca se ha reunido con ninguna de las personas que ha mencionado el Gobierno (que lo acusó de conspirar con el ex funcionario de YPFB Rodrigo Carrasco y con el prefecto de Beni, Ernesto Suárez)”.

El representante diplomático acotó incluso que Martínez “ni siquiera los conoce; la información que tiene el Gobierno es incorrecta”.

Luego recordó que las relaciones entre EEUU y Bolivia están en revisión. “Obviamente este tipo de acción (la expulsión) no ayuda a mejorar las relaciones. Es lo que puedo decir al respecto”.

Sobre la salida de Martínez, el Gobierno se pronunció a través del viceministro de Régimen Interior, Marcos Farfán. “Nos complace dé cumplimiento a las decisiones del Poder Ejecutivo”. Armando Morales, corresponsal en Washington

“Disminuir la capacidad de nuestra embajada en La Paz es un error fundamental (del gobierno) de Morales”.

Thomas Shannon, Depto de Estado.