Cadáver de Gadafi enterrado en un lugar secreto del desierto

gadafi Muammar el Gadafi, muerto a manos de los rebeldes en su ciudad natal, Sirte, el pasado día 20, fue enterrado ayer en un lugar secreto del inmenso desierto libio para evitar que su tumba se convierta en lugar de peregrinación. Una fuente del Consejo Militar de la máxima autoridad rebelde, Saada Abu Shiha, aseguró a «Efe» que «hoy (por ayer) ha sido el entierro en un lugar del desierto».

«Deberían haberlo arrojado al mar para que se lo comieran los peces, ahora sólo espero que en el desierto se lo coman los perros». Con estas palabras reaccionaba en la plaza de los Mártires de Trípoli Yusef Tarhuni, un parado libio que prefiere que lo llamen un «trabajador libre».

Según el canal de televisión catarí Al Yazira, el dictador fue enterrado al alba junto a su hijo Mutasim y a su ministro de Defensa, Abu Bakr Yunes, que murieron como él el pasado jueves en Sirte y en circunstancias muy parecidas.



Los dirigentes rebeldes ya habían advertido al anunciar su muerte de que Gadafi iba a ser enterrado en un lugar mantenido en secreto y en presencia de muy pocas personas, «para evitar conflictos en el seno de la población». Según el canal de televisión, miembros de la tribu del tirano, los gadafa, estuvieron presentes en el sepelio.

Un rebelde que no se identificó aseguró a «Efe» que «lo entierran en el desierto para evitar tanto que se convierta en un lugar de peregrinación para sus seguidores como para que la tumba sea saqueada y su cuerpo destrozado». «No se le considera musulmán y, por lo tanto, no hay por qué aplicarle las normas islámicas del entierro», agregó.

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Gadafi, que dirigió el país con mano de hierro durante 42 años, murió el pasado jueves a manos de los milicianos que lo apresaron, tras resistir durante más de dos meses el asedio impuesto por las fuerzas rebeldes a Sirte, su localidad natal.

Los cadáveres de Gadafi y Mutasim fueron trasladados a Misrata, donde el primero permaneció expuesto cinco días, durante los cuales miles de personas hicieron cola durante horas para poder fotografiarse junto al cuerpo del dictador.

El semanario francés «Paris Match» publicó el lunes una carta que Gadafi envió el pasado agosto a su «amigo» el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en la que, apelando al tratado de amistad suscrito entre Libia y su antigua potencia colonial, le pedía que ayudara a poner fin a los bombardeos de la OTAN.

Los países de la Alianza confirmarán hoy de forma definitiva la decisión de poner fin a su misión en Libia el próximo día 31, según indicaron fuentes diplomáticas y de la propia organización. De hecho, la ministra de Defensa, Carme Chacón, anunció ayer que las fuerzas aportadas por España regresarán antes del próximo lunes.

Mientras tanto, la Comisión de Investigación de Naciones Unidas sobre Libia pidió ayer al Consejo Nacional de Transición (CNT) y a las futuras autoridades interinas del país que respeten los derechos de los detenidos y que éstos sean juzgados con las garantías que exige la ley internacional.

La Nueva España