César Guedes, Director para Bolivia de la ONUDD dice que la salida de la Convención de 1961 va a afectar la imagen de Bolivia; aconseja mantener solo 12 mil hectáreas de coca.
César Guedes | Director para Bolivia de la ONUDD: «Nos inclinamos por 12 mil hectáreas de coca»
El peruano advierte que Bolivia tendrá un camino escabroso si decide denunciar la Convención Contra las Drogas de la ONU que penaliza el acullico. Puede quedarse fuera de este tratado por más de un año si no convence a dos tercios países miembros de la convención.
Trabajo. Guedes con la polera de la campaña contra el uso de drogas en la juventud presentada en septiembre en Santa Cruz
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Pablo Ortiz, El Deber
La Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (Onudd) se instaló en Bolivia hace un año para seguir de cerca la evolución de los sembradíos de coca en el país. César Guedes, su director, ahora dice que es elogiable el esfuerzo que hace el Estado para erradicar sembradíos, más aún si se considera que Bolivia es el país con menor desarrollo de Sudamérica.
– La superficie sembrada aumentó el año pasado solo un 0,3%, en un año en el que se erradicaron más de 8.000 hectáreas de coca. ¿Es la situación deseada por su organización?
– Creemos que es un fenómeno natural frente a una escalada de crecimiento. Por un lado el precio de la hoja de coca se ha incrementado y se está pagando un 27% más en relación a años anteriores. Por otro lado está la campaña del Gobierno para erradicar los sembradíos. Esto ha ocasionado que se enfrenten dos fuerzas, una que planta y otra que erradica. Si no hubiese una intervención para frenar el replante, estaríamos llegando a 40.000 hectáreas.
– Si bien no se ha reportado crecimiento significativo en extensión (el año pasado se contaron 500 hectáreas más de coca que en 2009), hay nuevas formas de cultivo en Chapare, con uso agresivo de fertilizantes que reportan más cosechas al año, ¿se ha logrado medir cuánto se produce de la llamada coca no orgánica?
– En Bolivia no se ha llegado a la coca genéticamente modificada porque tiene un grado de alcaloide alto. Lo que se está mejorando es la práctica de fertilización en el terreno, lo que inducirá al arbusto a producir más hojas en menos tiempo.
– ¿Qué parámetro toma la ONU como ‘legal’, las 12.000 hectáreas de la ley 1.008 o las 20.000 del decreto de 2006?
– Nosotros tomamos la ley vigente. Nos inclinamos por las 12.000 aunque entendemos que estamos en un proceso intermedio de revisión que necesitamos que sea aclarado para poder dar un consejo más claro. Sabemos que hay 31.000 hectáreas. Pensamos que dos tercios van al narcotráfico. El estudio fijará las metas y sabremos qué tenemos que hacer, qué es legal y qué es excedentario. Si el consumo legal está cubierto, tenemos que establecer el ojo en el resto.
– Si tuviera que hacer una pirámide de necesidad de atención a problemas vinculados con el narcotráfico en Bolivia, ¿cómo sería?
– No hay que bajar la guardia en el tema de erradicación de cultivos, porque es la fuente de todo. Hemos llegado mal que bien a un punto medio con tendencia a la baja. Pero estamos en el fiel de la balanza, si eso se descuida se va para arriba. Esto tiene que venir de la mano del desarrollo alternativo, porque no debemos perder de vista que se trata de agricultores pobres. El campesino cocalero no es el que hace las grandes ganancias. También hay que tener cuidado con los jóvenes, para que no se vuelvan consumidores. El tercer punto es el lavado de dinero. Hay que establecer mecanismos de control y seguimiento.
– ¿Qué pasará con Bolivia cuando denuncie la Convención de 1961 por el acullico?
– Ya lo hizo y su pedido no fue aceptado. El paso siguiente es rechazar la convención el 1 de enero de 2012 para luego solicitar su reinserción. Bolivia estará fuera de la convención y para que un país regrese con una enmienda deben pasar por lo menos 12 meses. El espíritu de Bolivia es salirse y hay tres o cuatro países que no son miembros de la convención, pero no tienen la importancia de Bolivia, que es un país fundador de la ONU y productor de drogas. Esperemos que Bolivia sepa manejar su salida de la mejor forma.
– ¿Cómo va a afectar esto a su trabajo en Bolivia?
– Quisiéramos que afecte lo menos posible y que Bolivia sea capaz de explicar a la comunidad internacional el verdadero espíritu de esa salida. Como ONU estamos preocupados y lo hemos dicho antes. No nos sentimos cómodos con una situación de ese nivel. Queremos que esta situación se maneje de una manera clara. Sabemos que la objeción es por el masticado de coca, pero tenemos que lidiar con más de 180 países miembros y le toca a la diplomacia boliviana convencer a todos, uno por uno, porque cada país es un voto.
-¿Bolivia puede quedar fuera de la convención por más de un año?
– Sí. Y si queda fuera va a afectar la imagen del país, de hecho ya la está afectando. Muchos países no saben qué es el acullico. Si voy con los presidentes de Congo, Kuwait o Nepal y les trato de explicar esto, primero tienen que entender la realidad de la práctica cultural.
– ¿Qué será lo más difícil?
– Se teme que esta modificación pueda crear un precedente. Si bien la posición de Bolivia es sobre el acullico y asume su responsabilidad en la lucha contra el narcotráfico, esto es algo que se puede entender en Bolivia y los países más cercanos, pero en otros lugares es modificar un instrumento que funciona y pueden tener plantaciones que les produzcan temor. Para otros países modificar la convención que penaliza el acullico es como abrir una caja de Pandora.
Perfil
Estuvo por todo el mundo
César Guedes nació en Lima (Perú) y estudió en la universidad de Lima la carrera de Administración de Empresas (1978-1983). Obtuvo su diploma de posgrado en Relaciones Internacionales y Desarrollo en el Instituto de Estudios Sociales en La Haya y fue voluntario de las Naciones Unidas en Georgetown, Guyana.
Guedes llegó a China, patrocinado por los Países Bajos en la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), en 1994. Pasó a Tíbet y Corea del Norte. Luego de su experiencia asiática volvió a Perú con el Pnud y fue especialista del Programa Voluntarios de Naciones Unidas en Bonn (Alemania) entre 2000 y 2004.
Estuvo destinado en Viena, Austria, como Jefe de Sección para América Latina y el Caribe en la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga.