Algunas cosas no encuadran


A la actual coyuntura política en Bolivia podemos señalar los siguientes rasgos: el desconocimiento del Referéndum 21F, el prevaricato de Tribunal Constitucional que habilita la reelección indefinida de Evo Morales, el fraude electoral del 10/10/19 y el cambio de ruta del gobierno de transición a gobierno interino.

Una cosa debía llevar a otra en la dirección correcta. Lo que ha pasado en Bolivia fue lo contrario. El desconocimiento del 21F y el prevaricato del Tribunal Constitucional no consolidaron la reelección indefinida sino provocaron la caída del gobierno, esa es la dirección correcta, luego se produce la salida del dictador, pero no de la dictadura. Como efecto de eso, se tiene un gobierno de transición confeccionado con retazos de normas y procedimientos forzados para dar la apariencia de continuidad democrática, que debió ser el camino correcto, pero luego se convirtió en gobierno interino al decidir la presidente Añez ser candidata electoral lo que fue un resultado ciertamente equivocado.



Se diría que los bolivianos hacemos lo correcto y luego nos equivocamos. Esto nos coloca de nuevo en el lugar del que partimos. ¿Qué sentido tiene sacar al dictador y sostener su dictadura?, ¿lograr con imaginación la transición política y luego destrozarla?

Nos gusta autoflagelarnos. Sufrir y reproducir una y otra vez el lamento boliviano. Lo único que esto provoca es el retroceso social y el agravamiento de la dependencia económica.

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Fueron 14 años perdidos, en medio de una bonanza económica de dimensiones bíblicas. En vez de fortalecer la educación y colocar a nuestra juventud en competencia con sus pares de la región, los llevamos a querer restaurar tiempos originarios. En lugar de mejorar las condiciones sanitarias y de salud dejamos que el viejo sistema se sostenga solo. Cuando pudimos reconvertir la estructura económica productora de materias primas la enterramos en las cavernas de la ideología Estatalista y no avanzamos nada.

Cuando el vandalismo y la violencia que vivimos en octubre de 2003 se reproduce en los hechos de octubre-noviembre de 2019 recién comenzamos a comprender que la democracia derrocada el 2003 no fue un acto de reivindicación social, no se produjo por la defensa del gas, ni del caro anhelo del retorno a las costas del Pacífico, no fue para instaurar la revolución democrática-cultural y mucho menos para empoderar al indio calificado de originario en el manejo del Estado Plurinacional. Todo fue un enorme escenario construido con el fin de distraer a una sociedad hambrienta de cambio, urgida de tener una vida digna. Se nos dio circo con entradas gratuitas, se nos distribuyó papitas fritas y una gaseosa para que aplaudamos a los actores de la tragicomedia y nos mantuvieron tan contentos, que el drama del fraude y las ambiciones desnudas de un grupo sin principios ni valores, todavía son recordados por los nostálgicos de lo que creyeron fue un proceso de cambio.

¿No debía todo esto hacernos entender que estamos empantanados como sociedad?

Sería mejor que decidiéramos caminar por la ruta del sacrificio serio y productivo, por encajonar nuestro inmediatismo y ambiciones mezquinas, colocando las cosas como deben estar, encuadrando el lienzo de la pintura en el cuadro, poniendo los números sobre la mesa y a partir de la valoración de la realidad objetiva, dar los pasos en la dirección correcta para no volver al principio. ¿Qué nos hace falta? Si somos capaces de comprender nuestros problemas, pero a la hora de aplicar las soluciones nos equivocamos. Nos hace falta grandeza y humildad para reconocer cómo somos. El primer paso para salir de la dependencia suicida es reconocer que somos dependientes y que esa debilidad es la que se debe tener presente en todo momento como advertencia.

¿Cuánto le puede costar a la presidente Añez dejar su candidatura y convocar a un gobierno de Unidad Nacional, recuperar la democracia y la constitución del 67/94? ¿Cuánto les puede costar a los candidatos mirar el futuro con ojos de Patria y posponer sus ambiciones poniéndose al servicio del gobierno de Unidad Nacional, que siente las bases de un sistema político basado en el respeto a la libertad y la democracia sustentada en el Estado de Derecho? ¿Cuánto puede ser el esfuerzo que deben realizar para darse cuenta de que en 14 años se ha construido un sistema infame de leyes y normas e instituciones al servicio del narco Estado, y que para desmontarlo deben estar todos unidos en la tarea?

No se…ahí se las dejo picando.