Un reciente informe de la organización Transparencia Internacional muestra que Bolivia es percibida como más corrupta en el 2011, apenas superada en Sudamérica por la Venezuela de Chávez, el Ecuador de Correa y el Paraguay de Lugo. Sintomáticamente, países alineados originalmente en el eje de la ALBA, aunque el mandatario paraguayo haya enfriado su pro-chavismo en los últimos tiempos.
Según el ranking mundial de la prestigiosa ONG, la Bolivia evista empeoró desde el año pasado, cuando se situaba en el puesto 110 entre 183 países (correspondiendo los primeros lugares a las naciones más transparentes).
En el 2011, el Estado Plurinacional pasó al puesto número 118. Téngase en cuenta, además, que Bolivia estaba en el lugar 102 en el 2008, lo que demuestra una preocupante y persistente tendencia al agravamiento de la corrupción.
El informe indica que los países más corruptos son aquellos donde existe “una institucionalidad débil” y donde los gobiernos “son muy fuertes, sin un balance de poder”.
En pocas palabras: aquellas naciones donde la república ha sido sustituida o deformada por la voluntad de los caudillos.
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El estudio de Transparencia Internacional agrega que en una escala de 0 (muy corrupto) a 10 (muy transparente), la Bolivia gobernada por Evo Morales aparece con un esmirriado 2,8.
A escala global, Somalia y la estalinista Corea del Norte son los países peor situados, con 1,0.
Sin duda, el ranking no hace más que confirmar científicamente lo que ya es parte de la “sensación térmica” nacional: el empeoramiento del latrocinio de Estado bajo una administración hegemonista y ultra-prebendalista.
Así vamos…