Daniel A. Pasquier Rivero
La testarudez de las cifras. Por mucha labia que se le aplique el uno más uno sigue sumando dos. Las cifras son el arma habitual de los políticos, pero también son su mayor debilidad. Construyen puentes donde no hay ríos, y tocan el cielo sólo con una escalera. Prometen lo inalcanzable a una población cansada pero resignada al eterno discurso de mejoras futuras y sacrificios en el presente. Cuando el panorama no es favorable se recurre a echarle la culpa a la derecha, a la oposición; ahora está de moda culpar a la crisis del capitalismo depredador. Lo más socorrido en el Estado Plurinacional (EP), aunque cada vez menos convincente, es el sanbenito del imperialismo, USAID o la embajada de EEUU.
Pero jugar con cifras es como jugar con fuego, pueden quemar. A pesar del plan de alfabetización el EP se mantiene entre los países menos instruidos e informados del mundo y así lo demuestra el pobre presupuesto dedicado a la educación, a la inversión en capacitación de maestros y profesionales en la educación; las escasa incorporación de mejoras tecnológicas, sobre todo en los centros de formación universitaria; prácticamente nula promoción y ausencia de incentivos a la investigación en centros públicos y privados, aunque no sea básica al menos en función de las necesidades primarias del país. No se ha prestado la más mínima atención, análisis, debate o respuesta oficial a la clasificación de la mejor universidad del país, San Simón, cerca del puesto 4.000 en el ranking mundial. Una sociedad sin conocimiento, sin formación técnica, sin aprovechamiento ni incorporación de avances universales en ciencia y tecnología. No hay comunicación de descubrimientos, inventos, registro de patentes, y el porcentaje de profesionales destacados inter pares es la excepción que confirma la regla. Los reclamos pidiendo más inversión en investigación y calidad académica se hacen con palos, piedras, gases y heridos de todos los bandos, como la UPEA en El Alto.
La respuesta política la acuñó, para repetirla dentro y fuera del país, la ceguera del Vice, “la derecha neoliberal busca confrontar al indio contra el indio para derrocar al presidente, Evo Morales Ayma, y retomar el poder”, quien no registra emprendimiento productivo alguno en su c.v., dedicado a tiempo completo a la política y a la acumulación de poder. Su experiencia se reduce a gastar como funcionario plata ajena, dineros públicos.
Mientras tanto, cómo explicar que el comercio, la banca y las construcciones estén boyantes, si desde 2006 toda actividad económica privada ha encontrado dificultades y hasta prohibiciones. Como consecuencia, el desabastecimiento en alimentos, combustibles y miles de productos secundarios tienen que mantenerse vía importación y subvención estatal; la receta para retrasar el caos. Que hay nuevos ricos, los hay; están ligados a la burocracia del EP, siendo notoria la presencia de lujos indecorosos en dirigentes políticos que hace un lustro vivían en cuartos alquilados y hoy hasta fungen de empeñosos empresarios. El ejemplo más cercano está en Yapacaní. De ser un municipio dedicado laboriosamente a la apicultura, la agricultura, la conservación de recursos naturales, etc., pasó de golpe, ¿pura coincidencia que tenga un alcalde venido de El Chapare?, al emporio de la droga. Solo en uno de los primeros operativos en 2011 se descubrieron más de 280 centros de producción de cocaína. ¿Quién se queda afuera?
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Quizás por eso al gobierno le molesta un Informe de la Fundación Milenio sobre el estado de las empresas del Estado y, después, seguramente, el Informe sobre el PGE 2012. Los ingresos no están fundamentados, y algunos, son ficticios. Como lo es el 33% de incremento en ingresos por concepto de fuentes financieras, que resulta ser simple ajuste de operaciones contables. Por el contrario, los gastos son ciertos. Algunos se incrementan 119% y no son identificables, es decir, no se sabe en qué se gasta. Otros, lo peor, no son sostenibles. La inversión pública para el 2012 será de 3.253 MD (millones de dólares), pero sin tener en cuenta que para 2011 ya se proyectó la mitad y, aún así, se ejecutó hasta septiembre escasamente el 44.5%. En fin, como para que el gobierno revise, reflexione y planifique de nuevo, para decirle la verdad al país.
Los pobres seguirán siendo pobres. Cómo es posible que el PGE 2012 proyecte un crecimiento de 5.52%, si el 2010 con la mitad de inversión pública proyectó un 4.13%. Algo contundente es que las proyecciones del FMI, el BM y hasta la CEPAL (Consejo Económico para América Latina), coinciden. Decir que la “pobreza” en el EP ha seguido una “tendencia positiva” no es para alegrarse, si en 4 años (2007-2010) baja un punto porcentual (de 54 a 53%) y el de “indigencia” baja 5 puntos, de 31 a 26%. Esos millones de bolivianos pobres y hambrientos necesitarán a este ritmo “plurinacional” 212 años (doscientos doce) para salir de su estado, y los indigentes 39. Hasta la ONU por fin lo reconoció y ha lanzado voces de alarma. Curiosamente, analizado el período 2002-2007 (el de neoliberales, en términos del Vice), con las cifras publicadas por el INE y las últimas mencionadas, se hubiera erradicado la pobreza y la indigencia en una generación (33.7 y 25.8 años respectivamente).
Se puede prever mayor riesgo a que la tendencia empeore, no sólo por falta de transparencia en la gestión del Estado, sino porque el país está bloqueado desde Bermejo a Oruro, Potosí, Cochabamba y Santa Cruz; hay propiedades avasalladas, con títulos e inversiones, y el gobierno sin respuesta a nivel alguno; se mantiene la prohibición a las exportaciones agropecuarias e industriales; la violencia va in crescendo y existe la amenaza cierta de un bloqueo físico en las fronteras, de parte de los países hartos de droga y de negociar pacientemente convenios que nunca se firman con el EP, para poner freno a semejante desenfreno. Suele decirse que la mentira tiene patas cortas. Esto está claro, con el MAS hay nuevos ricos, pero que los pobres, siguen siendo los mismos.