Camacho, el caudillo antievista, ahora es el tercero que dispersa el voto

El postulante por Creemos no declina su candidatura porque asegura que no quiere que vuelva la «vieja política». La gente dice que es tozudo, él responde que lo mueve la fe.

Daniela Romero Linares / La Paz



Luis Fernando Camacho afirma que Bolivia es un pueblo de fe y es esa misma fe la que, dice, lo impulsa a decir: “Vamos a ganar las elecciones”, a pesar de que todas las encuestas lo atornillan en un tercer lugar.

Él asegura que es la fe, pero sus críticos lo llaman tozudez. El candidato por la alianza Creemos se mantiene en la carrera electoral, aunque sus excontrincantes Jeanine Añez, por el frente Juntos; y Jorge Tuto Quiroga, por Libre 21, declinaron su candidatura para no dividir el voto contra el Movimiento Al Socialismo (MAS), que va con Luis Arce y que es primero en las encuestas.

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El exlíder cívico y caudillo que lideró la salida de Evo Morales se convierte ahora en el candidato de la división del voto contra el MAS.

Pero Camacho no se baja. Se escuda en su discurso de que él junto a su acompañante, Marco Antonio Pumari, dejarán atrás la vieja política. “Que dejen de soñar la vieja política y los vendidos, no nos vamos a bajar. Vamos a ganar en la cancha, ahí vamos a ganarles y vamos a ganar el 18 (de octubre)”, declaró confiado en un contacto con los medios a principios de este mes.

Cuando faltan  cinco días para los comicios, Luis Fernando Camacho tiene previsto cerrar su campaña con todo. Hoy lo hará en la ciudad de Potosí, tierra de Pumari, y mañana se prevé una concentración en Santa Cruz, el feudo del candidato a la presidencia.

“No soy ni seré candidato”

Después de la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia y de que Camacho se consolidara como uno de los líderes cívicos de un movimiento ciudadano que salió a las calles para pedir respeto al voto de las elecciones de 2019 -ante un posible fraude que después se confirmó-, el ahora candidato aseguraba que no iba a postularse a los nuevos comicios de 2020.

Dos días antes de la salida de Morales y frente a los rumores que se tejían con una supuesta aspiración política, Camacho fue contundente: “Ojo, no soy candidato ni lo seré (…). Sólo quiero cumplir con el mandato del Cabildo y me voy a trabajar”, manifestó el 8 de noviembre de 2019.

Y bajo ese perfil se mantuvo un mes más. En una entrevista con la cadena televisiva CNN aseguró que no podía ser candidato porque él tenía apenas ocho meses como líder cívico de Santa Cruz, por lo que le faltaba cumplir su mandato.

“Todos los sectores con los que nos hemos reunido para poder pacificar el país, es cierto, nos piden que participemos como esa voz que pueda llevar adelante un proyecto (político); pero yo soy honesto, tengo una responsabilidad institucional con el Comité Pro-Santa Cruz, llevo apenas ocho meses en esta institución y es muy complejo tomar esa decisión, (sin saber)  cómo te vaya a ir en un proceso eleccionario y generar cierta confianza en los sectores”, afirmó a fines de noviembre.

Aunque tenía claro ese momento que no iba a postularse, ya tenía la idea que “su juventud” y la de Pumari podrían liderar un nuevo movimiento político “a pedido de los sectores”. Terminaba esa entrevista con un “no lo hemos decidido aún”, que de por sí ya sugería lo que pasaría en un futuro próximo.

Siete días después, muy a su estilo, escribió en su cuenta de Twitter: “Presidir esta institución (Comité Cívico pro Santa Cruz) es un sueño de toda la vida; quien me conoce desde chico sabe lo que trabajé por esto y que anhelé tener esta oportunidad, pero la tengo que abandonar por otro sueño, otro anhelo aún más fuerte: ser Presidente de la República de Bolivia y poder, desde ahí, servir con todas mis fuerzas para ver a mi patria próspera, unida y libre, donde todos juntos construyamos un mejor futuro para nuestros hijos, algo que hoy es más posible que nunca”, publicó Camacho el 29 de noviembre de 2019.

Como uno de los opositores más duros del MAS y de Evo Morales, una de las razones por la cual había decidido postularse a la presidencia, dijo, era que la gente del exgobierno no regrese al poder. “Quiero que Evo Morales, Álvaro García Linera y su cúpula de secuaces no vuelvan a gobernarnos nunca más y esa es aún una tarea pendiente. También voy a ser candidato porque quiero que las cosas sigan cambiando y que el pueblo deje de estar relegado de las decisiones públicas y entre también al Palacio, a ese Palacio donde depositamos la Biblia y con ella nuestra fe en Dios”, escribió Camacho.

Sus primeros pasos en la carrera política tuvieron tropezones que endurecieron aún más las críticas a su postulación. Un audio que se difundió públicamente reveló una conversación con Pumari, quien le pide 250 mil dólares y controlar dos aduanas a cambio de acompañarlo en el binomio. Ni Pumari, ni el personal del hotel donde se reunieron grabaron ese audio, todo apunta a Camacho. Eso fue todo para que la dupla, que había nacido pocos días antes, comience a agonizar.L

La ruptura del idilio político duró casi dos meses, después Camacho y Pumari se reconciliaron y -como decía una persona que fue cercana a Creemos-, como ambos sabían que no podían seguir sin el otro, decidieron continuar juntos con la postulación.

En el afán de conformar un solo frente para derrotar al MAS y en vista de que cada vez había más candidatos que se habilitaban, Camacho fue el abanderado en dejar su candidatura “en blanco”. El 19 de febrero, envió una carta al  Comité Cívico pro Santa Cruz para que convoque de manera urgente a todos los aspirantes a la presidencia con el objetivo de conformar un frente único. “La posibilidad de que el MAS vuelva a ser gobierno y que el tirano de Evo Morales retorne al poder,  echa por tierra el luto y el sacrificio de todo el pueblo boliviano y eso no lo podemos permitir… Vamos a bajarnos para que todos apoyemos una sola candidatura”, decía su nota.

Sin embargo, después de algunas reuniones con los otros candidatos y de que su propuesta no tuvo el eco esperado, decidió continuar en carrera, más aún cuando veía que en las encuestas, a las que ahora no les tiene fe, su candidatura tenía cada vez más preferencia.

  Denarios y rosarios en mano

El líder y candidato de Creemos puede cambiar su vestimenta casual de siempre por un traje oscuro y corbata, incluso se puede quitar su gorra, símbolo del movimiento cívico,  pero nunca se quita el denario que tiene en la muñeca derecha.

A ese denario se sumó otro pequeño que le calzó perfectamente en el dedo medio de la misma mano. Así lució la noche del 20 de septiembre cuando asistió a la Red Uno, al programa Uno Decide, junto con su compañero de fórmula, para hablar de su plan de gobierno, entre otros temas.

Allí se declaró un “hombre de fe” y  contó un milagro que vivió a sus siete años que le hizo afianzar sus creencias religiosas. “No sólo hizo un milagro a mis siete años, sino lo hizo a lo largo de mi vida”, recordó el candidato. Los médicos le habían dado pocos meses de vida; “el entonces padre Cris nos pidió tres días, en tres días no tenía nada”.

Camacho se quebró en llanto. “Cuando hablamos de Dios, hablamos de que él fue quien nos liberó del dictador y esa fe no va a cambiar. Fue hermoso ver a mi pueblo de rodillas con fe”.

El candidato recibe el cariño de la gente en el oriente.

El candidato sale en caravana, camina, viaja… Lo hace todo con su denario y con su rosario. La fe que lo mueve le hizo decir que quiere que “Dios gobierne el país, a través de él y de Pumari”.

Camacho siempre tuvo como bandera la religión. En los cabildos que lideraba, mostraba su rosario colgado en el pecho, otras veces convocaba a orar a la multitud.

Pero la tarde del 10 de noviembre de 2019 fue significativa. El país vivía una convulsión producto de una revuelta ciudadana que ya no sólo pedía segunda vuelta y el respeto al voto, sino la renuncia de Evo Morales. El centro de La Paz se llenó de gente que con sus banderas exigían la dimisión del presidente porque se había confirmado un fraude.

Camacho estaba en la sede de Gobierno para entregar la carta de renuncia de Morales y que él solo la firme. Esa tarde una caravana de vehículos subió hasta el Kilómetro Cero, Camacho y Pumari, rodeados de sus hombres de seguridad y custodiados por policías, se dieron paso entre la multitud que hacía una vigilia en la Plaza Murillo y lograron ingresar al Palacio Quemado.

En sus manos llevaba la carta de renuncia de Morales y una Biblia. Una hora después, Morales convocaba a una conferencia desde el Chapare cochabambino para anunciar al país su renuncia como  Presidente. “Si eso no es una obra de Dios, que me expliquen qué es”, dijo convencido.

El otrora Macho Camacho

El nombre de Luis Fernando Camacho  comenzó a conocerse tímidamente durante las acciones que varias instituciones cruceñas asumían para apagar el fuego que arrasaba con la Chiquitania y otras zonas del departamento de Santa Cruz.

Pocos meses antes había asumido la presidencia del Comité Cívico Pro Santa Cruz, la institución más importante para esa región. Tiene 41 años, es abogado, empresario y accionista del grupo Nacional Vida S.A.

No obstante, se hizo más visible y comenzó a crecer su popularidad después de las elecciones generales, que dejaban en entredicho un proceso transparente con una victoria de Morales por encima de Carlos Mesa, en primera vuelta.

Camacho se convirtió en el caudillo que convocó al primer paro cívico en Santa Cruz para denunciar fraude electoral, reunió a miles de personas en el Cristo Redentor y poco a poco se ganó el respeto de los ciudadanos de otras regiones.

Hasta que el 2 de noviembre, en otro cabildo a los pies del Cristo, Camacho le dio 48 horas a Morales para que renuncie, de lo contrario amenazó con asumir medidas radicales.

“Es necesario que nosotros tomemos decisiones mucho más duras para que podamos consolidar el pedido de la renuncia, por eso quiero y espero que esté mirando la tele  para decirle al tirano que tiene 48 horas para renunciar, porque el día lunes a las 7 de la noche, aquí mismo vamos a tomar determinaciones y vamos a garantizar  que él se vaya”, gritó frente a una multitud que lo ovacionaba con las banderas cruceñas flameando.

Si en algunas personas, esta advertencia les sonaba como “exagerada o fuera de lugar”, para otras era la única esperanza de la cual podían agarrarse.

Como era de esperarse, cuando se cumplieron esas 48 horas Morales seguía en sus funciones. Entonces Camacho cumplió lo que dijo, agarró a su equipo más cercano y anunció que viajaría a La Paz para entregarle la carta de renuncia  personalmente al entonces presidente.

La gente destacaba su coraje frente a todo un aparato  que se jactaba de haber ganado las elecciones en primera vuelta, destacaba su liderazgo como parte de los ciudadanos, muy alejado de la política. Por todo eso fue llamado “Macho Camacho”.

 Camacho baila junto con militantes y candidatos de Creemos.

El 6 de noviembre finalmente pudo llegar  a La Paz, después de un incidente en su primera llegada al aeropuerto de El Alto, donde grupos del MAS lo esperaban con palos, petardos y piedras.

Los paceños lo arroparon durante cuatro días, los días más críticos que les tocó vivir por enfrentamientos entre policías y ciudadanos que exigían la renuncia de Morales, heridos, incertidumbre…

Cuando aquella tarde del 10 de noviembre entró al Palacio con la carta para Evo, esa valentía era elogiada en todo lado, en las redes sociales no lo bajaban de héroe y hasta los líderes políticos lo fueron a recibir al aeropuerto.

La lucha de la gente en las calles se veía reflejada en ese caudillo que con todo su aparato logístico se movió para llegar a La Paz y cumplir con lo que había prometido: que Morales renuncie.

Algunos sectores, especialmente del occidente, que ese 10 de noviembre se le acercaba para darle la mano y agradecer su heroísmo, cuando él paseaba encima de una camioneta por el centro paceño, son los que hoy le exigen que se haga a un lado, que decline su candidatura y no divida el voto. “Agradecemos mucho tu colaboración para que el dictador renuncie. Aún estamos a tiempo de vencer al masismo  (…) Estás a tiempo de renunciar y de unirte al pueblo, no te pedimos por locos, te pedimos por el bien del país. Si el MAS gana estas elecciones, será tu culpa”, se escucha en una carta pública al excívico difundida en Facebook.

 

Preguntas para el candidato 

Página Siete gestionó una entrevista con el candidato de Creemos, Luis Fernando Camacho, desde hace siete días. Sus asesores respondieron que el excívico ya no atiende entrevistas, pero responde cuestionarios por escrito por las noches y cuando puede.

Este medio preguntó si se le podía enviar las preguntas, pero hasta esta publicación no respondieron. A continuación algunas preguntas que se iban a hacer al candidato:

1. ¿Qué le hizo cambiar de opinión para ser candidato a la presidencia?

 2. Usted asegura que no quiere que regrese la vieja política. ¿Considera que su nuevo proyecto político es solvente para dirigir el país?

3. Adelantó que si es presidente meterá a la cárcel a Evo Morales. ¿Eso no es responsabilidad de la justicia y no del Ejecutivo?

4. Usted es pro-vida. ¿Qué garantías a sus derechos dará a las mujeres: niñas, adolescentes o adultas que estén embarazadas producto de una violación?