Cuando la lengua funciona mucho más rápido que el cerebro puede ocasionar problemas. Y este es precisamente el problema de Gustavo Torrico, inefable diputado quien evidencia una aguda disfunción entre sus capacidades verbales y mentales.
Convendremos que existe una diferencia abismal entre la astucia y la inteligencia que es mayor aún entre la astucia y la sabiduría. La astucia se nutre de los más bajos instintos; es, casi por definición, la «virtud» de aquellas personas de pocos o inexistentes escrúpulos, que no reparan en medios para alcanzar lo que pretenden.
Es a fuerza de astucia que el actual diputado Torrico consiguió llegar a lugares de expectativa dentro del MAS y a ser hombre de confianza de Evo Morales. Sus métodos poco ortodoxos son frecuentemente cuestionados por sus propios correligionarios quienes ven en él a una suerte de sátrapa.
Comenzó su «carrera política» como organizador de una «Confederación Nacional de Trabajadores Adjudicatarios del Fonvis» (Conaltavis) usando como bandera la condonación de las deudas por las viviendas que les fueron entregadas.
El objetivo nunca fue alcanzado y, es más, el propio diputado Torrico se olvido hace tiempo de dicha exigencia. Sin embargo obtuvo otros beneficios como ubicar a 84 de sus familiares en el Fonvis en liquidación, entre ellos su hermana.
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Una numerosa familia por cierto, lo que lo llevó a comentar que si no se quería que sus familiares trabajen, él tendría que mantenerlos y para ello requeriría que se le pague por lo menos 500 mil dólares. Al parecer no se trata solo de una familia numerosa sino también bastante exigente.
Entre sus «aciertos» se cuentan también el haber apadrinado el nombramiento de Jorge Gutierrez Roca (a. Toño) como Fiscal de Distrito de La Paz en febrero de 2006. De él dijo que era un hombre consecuente con la línea popular y, además, estudió en un colegio fiscal.
Sin embargo posteriormente se conoció que Toño fue funcionario de los organismos represivos durante la dictadura de Luís García Meza y «estudió» evidentemente en el Diaz Villamil de la ciudad de La Paz pero en la pre-promoción aprobó solo dos materias: música y educación física. Su paso por la Facultad de Derecho de la UMSA dejó también muchas dudas.
En enero de ese mismo año, el sindicato de Trabajadores de Cotel, denunció que Waldo Herrera fue nombrado como Gerente comercial de la entidad a instancias de Gustavo Torrico a pesar de tener «malos antecedentes».
Torrico está sindicado de haber instalado en Cotel a varios miembros de su grupo de seguidores conocido como los «Satucos».
Son conocidas también sus ligazones, estrechadas en báquicos encuentros, con Fanor Nava, alcalde alteño, quien ha recibido la reprobación de las propias organizaciones sociales por su más que evidente nepotismo.
En fin. Los hechos y dichos de Torrico, darían para llenar páginas y páginas, pero no, lamentablemente, de aspectos enaltecedores o dignos de imitarse.
Entonces, a estas alturas, ya deberíamos estar curados de espanto, pero Satuco insiste en sorprendernos y vaya que si lo hace. Sus permanentes y destempladas declaraciones no hacen más que mostrarlo como un «mal bicho» en el que no confían ni sus propios correligionarios ya que son conocidos los frecuentes roces que tiene con el jefe de la bancada de su partido en la Cámara de Diputados, César Navarro, contra quien no cesa de intrigar.