Un Panamá boliviano


Rolando SchruppLa historia depende tanto de quien la cuenta como el cristal con que se mira. Muchas veces cuestioné los intereses que llevaron a separar Panamá de la Gran Colombia persiguiendo la construcción y dominio del canal de inmensa importancia geopolítica estratégica en el comercio que se coloca como el centro del mundo occidental al ser puente entre Pacífico y Atlántico. Una vez le cuentan la historia los panameños no se puede mas que identificarse con ellos: una región que es anexada a los bolivaristas y su sueño de una Gran Colombia, pero que es postergada por el estado centralista neocolonial reemplazante de la corona, que sigue discriminando, explotando y condenando a las periferias. Los panameños tuvieron que hipotecar el canal por décadas para ganar su futuro, entregando el canal a la emergente potencia de los Estados Unidos pues de no hacerlo seguirían siendo el patio trasero de sus mezquinos «hermanos» y haciéndolo tendrían un mejor futuro a mediano plazo, siendo hoy por hoy dueños del canal y una tierra floreciente. El pueblo panameño sufrió lo que el pueblo camba hoy sufre bajo la geopolítica andina que desde 1900 resalta dos consignas: «no permitiremos un Panamá boliviano» y «La Paz es Bolivia y Bolivia es La Paz» que como resultado persigue, posterga, condena y saquea a los cambas para que no tengan futuro. En este continente inconcluso las historias de los pueblos se repiten donde los «hermanos» que reemplazaron a «la madre patria» se encargan de bloquear el desarrollo de sus propios «hermanos», ¡que hermanos mas buenos! Lo único que los hermanos comepapa y los comeyucas tienen en común es comer empanadas de carne llamadas salteñas, por lo demás esto solo es otro triste paisaje sudamericano.El Sol de Santa Cruz