Ingrid Wichtendahl
Un tema que merece especial atención es el referido a la interpretación y aplicación de la disposición constitucional que declara idiomas oficiales al castellano y 36 idiomas nativos, la misma que se materializaría en la obligatoriedad ciudadana de aprender una lengua nativa.
El tema fue abordado con solvencia por José Rojas Guillaux en un artículo titulado “Inglés, sin pelos en la lengua” (El Deber, 19/01/12) donde de manera contundente pone en evidencia la pérdida de tiempo y esfuerzos que significa en el mundo actual aprender una lengua nativa: “La lengua limitada aísla; condena a la esclavitud”.
Rojas Guillaux, que se define como ‘autonomista aspirante a buen abuelo’, advierte acerca del impacto negativo que este hecho tendrá sobre nuestro, ya malo, sistema educativo: “¡Qué malgasto!, habiendo tantas deficiencias lectivas-magisteriales… ¡qué menosprecio a los alumnos, al futuro!… Desterremos lo obligatorio sin sentido práctico, el conocimiento debe ser libre y accesible.”
Tampoco se queda en la mera crítica sino que fundamenta y propone que en vez de la lengua nativa el idioma que debe aprenderse es el inglés: “En las universidades europeas la lengua de la ciencia es el inglés… En idiomas, la estrategia de progreso de los ‘tigres asiáticos’ es el inglés obligatorio. Las lenguas no tienen ideologías ni fronteras, son de la humanidad… Sin equívocos, es el inglés lo que se debe enseñar ‘obligatoriamente’ en todo el mundo, como la lengua del conocimiento y, por ende, de la liberación…”
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Para remachar lo dicho es imprescindible remitirse al periodista y escritor Andrés Oppenheimer y su obra “Basta de Historias” la cual muestra la pésima educación que hay en América Latina y advierte que de no hacer cambios urgentes en los sistemas educativos de la región cada vez seremos más pobres ya que la única manera de salir de la mediocridad económica e intelectual que vivimos es a través de la educación. Muestra como países socialistas o comunistas y de costumbres milenarias, están adoptando políticas consideradas occidentales o capitalistas para sacar adelante sus economías y estas decisiones les han dado grandes frutos, reduciendo fuertemente los porcentajes de población en estado de pobreza hasta casi desaparecerlos.
Cita como ejemplo a Singapur que hoy gracias a mejorar el nivel de su sistema educativo, tiene un ingreso per cápita de 52 mil dólares por año ubicándose entre los más altos del mundo. El primer paso para este salto educativo y tecnológico fue la adopción del inglés como idioma oficial del país al considerarlo el idioma del comercio mundial y del Internet y ahora todas las escuelas son bilingües usando el inglés como primera lengua y las lenguas maternas de los estudiantes como segundo idioma.
También habla de acciones que la ciudadanía organizada ha implementado en conjunto con los medios de comunicación, a fin de que los gobiernos adopten las políticas públicas necesarias en materia educativa para cambiar radicalmente la educación y sacar a sus países de la mediocridad científica y tecnológica. Un ejemplo es Brasil donde grupos ciudadanos se unieron a medios de comunicación para presionar a las autoridades, hasta que estas adoptaron las medidas que se estaban solicitando, dándole un vuelco a la educación, lo que de inmediato comienza a notarse en los índices de pobreza y económicos.
Pues bien, padres, abuelos y estudiantes de Santa Cruz dejémonos de historias y como directos interesados en el futuro de nuestros hijos y nietos hagamos causa común para que -sin color político, de abajo hacia arriba y de lado a lado- en conjunto con el Comité Pro Santa Cruz, Brigada Parlamentaria cruceña, asambleístas departamentales, concejales municipales, universidades, comunicadores y forjadores de opinión, expertos en epistemología, pedagogos, filólogos, lingüistas, politólogos, constitucionalistas y planificadores, se abra un gran debate que siente las bases de la política educacional que queremos para nuestros hijos y nietos, la que como manda la Constitución y las leyes necesariamente deberá partir de la consulta en cada municipio o territorio indígena campesino-originario.
Si bien la CPE establece que “son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena-originarios”, también señala que “los gobiernos departamentales deben utilizar al menos dos idiomas oficiales. Uno de ellos debe ser el castellano y el otro se decidirá tomando en cuenta el uso, la conveniencia, las circunstancias, las necesidades y preferencias de la población en su totalidad o del territorio en cuestión”. Es pues claro que en nuestro departamento mayoritariamente se usa el castellano, que no es conveniente ni necesario, ni existe circunstancia alguna que defina decidirse por uno de los 34 idiomas nativos. En cuanto a las preferencias de la población, éstas se conocerán mediante consulta en cada municipio o territorio indígena.
También la CPE dispone que “el Estado y la sociedad tienen tuición plena sobre el sistema educativo el cual desarrolla sus procesos sobre la base de armonía y coordinación”, y que “se reconoce y garantiza la participación social, la participación comunitaria y de los padres de familia en el sistema educativo, mediante organismos representativos en todos los niveles del Estado y en las naciones y pueblos originario-campesinos”.
De igual modo será preciso conjugar las competencias determinadas por la CPE, por un lado, que la política de educación es competencia exclusiva del nivel central y, por otro, que son competencias exclusivas de los gobiernos departamentales planificar y promover el desarrollo humano en su jurisdicción.
¿Asumiremos pasivamente el aprendizaje estéril de una de las 34 lenguas nativas o apostaremos a ingresar firmes al mundo del conocimiento, la ciencia, la tecnología y el intercambio comercial con el aprendizaje del inglés en el currículo educativo?