La depresión de Santos

Santos Ramírez no es el que era antes; dos meses de encierro han bastado para quitarle la arrogancia que mostraba cuando era el número dos del MAS y está más que convencido que sus antiguos correligionarios, están dispuestos a hacer todo lo posible para que se friegue solito por haber cometido el imperdonable desliz de hacerse pescar en sus turbios negocios.

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imageCuando empezó su pesadilla Santos tuvo como fiel compañía al libro «Conversaciones con Dios» y a los policías (fotos) 



Resulta que la pasada semana, dos senadores acudieron al «turístico» penal de San Pedro a visitar al prefecto pandino Leopoldo Fernández que ya ha cumplido seis meses de encierro por obra y gracia de la obsecuencia de fiscales y jueces ante el gobierno. 

Pero, nobleza obliga, aprovecharon la oportunidad para conversar con su ex colega en el Senado y dicen que lo encontraron muy decepcionado por la actitud de sus antiguos conmilitones. Ramírez está convencido que quienes en el pasado buscaron y recibieron sus favores, ahora están dispuestos a que se las arregle solo y si mueven un dedo, será para hundirlo más de lo que ya se encuentra.

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A pesar de que nadie cree que Santos haya metido las uñas solo y haya hecho sin complicidad de nadie semejante desbarajuste en la empresa estatal del petróleo, algunos niveles del MAS quieren convencer de lo contrario, es decir que sin que nadie se enterara hubiera redactado los decretos sobre los fideicomisos y los hubiera hecho aprobar moviendo millones de dólares a su antojo mientras el resto del gobierno se encontraba papando moscas.

La decisión del MAS de convertirlo en el “pato de la boda”, ciertamente tiene muy deprimido a Santos que no alcanza a comprender la ingratitud de sus antiguos compañeros de ruta que casi llegaron hasta el extremo de negar atención médica para su esposa embarazada, de la cual también él quiso desentenderse.

Santos Ramírez está convencido de la determinación gubernamental de que vaya a “convivir con los gusanos” para usar la humanitaria y enaltecedora frase que tanto gusta al ministro Quintana y comentó que recibe mensajes, algunos muy sutiles y otros no tanto, haciéndole ver la conveniencia de optar por el silencio. 

Que abra la boca provoca pánico en ciertos niveles del gobierno que saben que detrás del escándalo de YPFB se encontraba toda una organización corrupta, cuyos dividendos llegaban a altos niveles políticos y también hasta los bolsillos de ciertos dirigentes para el financiamiento de «movilizaciones sociales» y esto no es secreto alguno, ya que el representante campesino Rufo Calle ha denunciado este extremo.

Por eso es que Santos Ramírez  evita todo contacto con la prensa. Dicen que quiere hablar pero siente temor de agravar su situación, porque como ex todopoderoso hombre del MAS, sabe cómo actúa el jefazo y su entorno.

Es irónico que quien fuera considerado el ideólogo, el que daba la línea política en el MAS, aconseje hoy, según dicen los que conversaron con él, que la oposición debe generar un proyecto político sólido. Es una clara muestra de la bronca y decepción en la que parece estar sumido el ex presidente de YPFB.

A esta altura Ramírez se ha dado cuenta que su cabeza ha sido ofrecida por Evo para que los ilusos sigan creyendo que el MAS es un partido de incorruptibles, creados a imagen y semejanza de Alvaro García Linera, “el último jacobino”.