La salud: ¿derecho o mercancía?

Esteban Farfán Romero

EstebanFarfanRomero94_thumb El conflicto de los médicos con el Gobierno sobre las 8/6 horas de trabajo ha puesto en la mesa la discusión la calidad/eficacia de la salud en el país. Es verdad que muchos médicos (como los maestros), usan su tiempo libre para trabajar en varias clínicas y sus consultorios privadas y terminan exhaustos al final del día distorsionando el objetivo de las 6 horas. Lo que debería hacer el Gobierno es una auditoria para conocer exactamente si los médicos efectivamente hacen uso legitimo de las dos horas para capacitarse/descansar.

Ante la presión popular porque las autoridades resuelvan el problema de la salud, el alcalde de Yacuiba ha convocado a una cumbre que en dos ocasiones ha sido suspendida/postergada. Yacuiba es una ciudad donde el servicio de salud es pésimo y funesto, y experimenta/atraviesa el total abandono/apatía de las autoridades locales. En una ocasión el alcalde Carlos Bru en el Comité Cívico dijo que no adquiriría un tomógrafo porque es para los borrachos, ante la presión de los vecinos que exigían equipos de mayor tecnología en el Hospital del Pueblo. La atención de salud en Yacuiba es primaria, artesanal y muy precaria/insegura. Los enfermos con cierta gravedad en la gran mayoría de los casos son evacuados a Tarija o Santa Cruz, y la mayor parte expira a medio camino. El Hospital de Yacuiba no tiene las mínimas condiciones para auxiliar oportunamente a personas con complicaciones comprometedoras.



Ante esta situación, el alcalde de Yacuiba debería hacer lo que hizo su par de Biritiba Mirim (Brasil) Roberto Pereira da Silva, que a través de un edicto prohibió a sus gobernados morirse. ‘Está prohibido morir en Biritiba Mirim’, dice con grandes titulares la página web de la alcaldía. Los infractores responderán por sus actos, dice el documento. Nuestro alcalde debería prohibir a los yacuibeños enfermarse y morirse ante la incapacidad de prestar un servicio aceptable. Con el dengue el hospital colapsó, simplemente fue calamitoso/nefasto ver a los enfermos en el piso de los pasillos del hospital del pueblo, mientras nuestras autoridades no hacen nada, habiendo tanta plata durmiendo en caja y banco. Hay muchísimo dinero, hay competencias, hay posibilidades reales de resolver el problema de salud, pero lo que no hay es capacidad y voluntad. Nuestras autoridades son personas con mucho dinero acumulado, por lo que ellos no tienen problemas en alquilar una avioneta cuando tienen una emergencia de salud (ellos o algún familiar) y ser trasladaos a Salta o Santa Cruz a una clínica costosa, ¿pero el pueblo? El año pasado el alcalde sufrió un golpe en la cabeza porque nuevamente se cayó de la moto en una competencia, fue trasladado de inmediato a Santa Cruz a una de las clínicas más caras de Bolivia.

Las clínicas en Yacuiba pasan también por las mismas condiciones aunque con la diferencia que tienen costos altísimos. Hace poco nació mi hijo y me vi obligado a contratar los servicios de una clínica porque el Hospital del pueblo no ofrece las mínimas garantías. Las condiciones son un poquito mejor aunque con grandes deficiencias. Nos tocó una sala en la que el baño no funcionaba bien, la que hacia la limpieza mostraba toda su torpeza haciendo ruido, las enfermeras poco amables y prestas, a lado nuestro había un sicario herido que ejecutó a un narcotraficante escoltado por policías armados, médicos sin tiempo porque atienden varios centros al mismo tiempo. Todos con los nervios en punta esperando la hora de salir del lugar de alto riesgo. Lo más grave vino después, cuando me dieron la factura. Me cobraron hasta del aire que respiramos. Mientras más visita tuvimos, más alta fue la factura. Los médicos-empresarios de las clínicas son dueños del aire en sus clínicas por eso facturan de esa manera.

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Mi padre por su edad tuvo problemas con la próstata y decidimos llevarlo a un especialista en Yacuiba. De la misma forma, el uso de la clínica para un examen que duró menos de cinco minutos, nos costó 500 Bs. para comenzar. Otro examen que después de tres meses no nos entregan, 200 Bs. Sólo la operación nos cotizaron $us. 1.000, sin contar con los medicamentos y cama-clínica. Una cotización rápida, el costo total de la operación de la próstata de mi padre nos costaba aproximadamente $us. 2.500.

Ante la imposibilidad de cubrir semejantes montos, decidimos llevarlo a la Argentina gracias a la ayuda de unos parientes que viven en Salta, y todo el proceso nos salió casi gratis a pesar de ser extranjeros. Los exámenes de laboratorio, el servicio de hospital, la operación, los medicamentos y la post atención casi libre de costos. Es más, el médico que le hizo la operación hizo el seguimiento del paciente e incluso fue a domicilio a certificar la recuperación. Todo esto en la Argentina. Muy diferente.

Parece que el problema no es dónde se estudia, sino la mentalidad del boliviano. Hay muchos médicos de Yacuiba que estudiaron en la Argentina, pero sus conductas no guardan ninguna relación con sus similares de vecino país. Da la impresión que los médicos argentinos tienen vocación de médico porque buscan por todos los medios resolver el problema del paciente sin importar los recursos económicos que posea el paciente. En Bolivia es al revés, da la impresión que algunos de los médicos primero desean saber por todos los medios si posee dinero para pagar el servicio antes de resolver el problema de salud que posee. Digo/aclaro, da la impresión, no estoy diciendo que efectivamente sea así. Es posible que esté equivocado. Es mi impresión.

La práctica de la medicina en Bolivia debería estar impulsada por la vocación/disposición/aptitud de servicio y no por el señor dinero. Para ello el Gobierno debe proporcionar de todas las mínimas condiciones a los médicos para que cumplan su labor adecuadamente y por supuesto pagarles bien como sucede en otros países. El Gobierno no sabe cómo encarar el asunto de la salud, por eso se manea solo. No tiene políticas para resolver el problema, solo buenas intenciones. Así como muchos otros temas, con este Gobierno la realidad institucional del Estado no ha cambiado mucho, solo en algunos casos de nombre.

La CPE establece de manera rimbombante los derechos de las personas a la salud, pero el Gobierno Nacional prefiere construir millonarios edificios/residencias/palacios/aviones/satélites y no mueve un dedo por mejorar las condiciones del servicio de salud. Hace falta hospitales, equipamientos, tecnologías, médicos, enfermeras, medicamentos, etc. ¿Sencillo no?

Mi punto de vista:

El Gobierno Nacional tienen la obligación resolver el problema de salud a través de políticas públicas serias, no solo con buenas intenciones y discursos rimbombaste y demagógicos. No es a través de Decretos impuestos desde un escritorio que se resuelve este problema. El Gobierno debe establecer alianzas con las gobernaciones, municipios y los gremios médicos para encarar una solución integral a este problema. La salud debe dejar de ser un negocio fabuloso para unos cuantos inescrupuloso que aprovechan las circunstancias de desgracias humana para enriquecerse.

Los médicos deben volver a leer/releer el juramento hipocrático que una vez hicieron.

Versión original:

“Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higías y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.

Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa.

Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más.

Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos.

Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la talla, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla.

En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos; me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos.

Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos.

Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria”.

Texto Adaptado del Juramento Hipocrático:

“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.

Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores.

Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.

Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.

Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos.

No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.

Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.

Aún bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.

Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor.

Los hospitales no tienen médicos, instrumentos, enfermeras, inmuebles, medicamentos, quirófanos, material de escritorio, etc. para cumplir con su labor adecuadamente. Es tan tétrica la situación de los hospitales que no tienen papel para anotar las recetas. En Yacuiba hay un solo médico de emergencia para 137.000 habitantes por lo que los que acuden a emergencia debe hacer fila y ser atendidos de acuerdo a la gravedad/riesgo. Para hacer uso del único quirófano, los médicos deben pugnar/quitonearse y madrugar porque hay una sola caja de instrumentos.

El Gobierno Nacional, las Gobernaciones y los Municipios deben buscar resolver este problema. En Yacuiba a pesar de la gran cantidad de recursos que existen y sobran cada año, no hay voluntad para encarar seriamente este asunto. Mucha política, poca gestión, por gobierno. El Gobierno no gobierna, solo se dedica a hacer campaña. Hace falta compromiso y condolencia de nuestras autoridades porque son los más pobres los que más sufren esta deficiencia. A nuestras autoridades locales les falta piedad con los más pobres y vulnerables. Deberían recordar lo que prometieron en tiempos de campaña cuando conquistaban el voto del pueblo y cumplir solo el 5% de lo que dijeron, con eso bastaría”.