Humberto Vacaflor Ganam
No vaya a ser que los acontecimientos se precipiten y el próximo gobierno esté a la vuelta de la esquina. Uno nunca sabe. Me parece que el próximo gobierno tendría que tomar algunas previsiones.
Quienquiera que se haga cargo del país después de esta crisis, tendría que saber que las cosas son muy difíciles. Quizá tenga que pedir a las Naciones Unidas que envíe sus cascos azules para controlar la situación.
Deberá tomar en cuenta que el territorio que ocupa Bolivia ha sido copado por grupos irregulares. Se ha convertido en una especie de Naciones Unidas de las mafias del mundo.
Cuatro de los cinco países fronterizos han tomado medidas severas para evitar el ingreso de la droga boliviana en sus territorios. Brasileños, argentinos, paraguayos y chilenos no quieren más a este vecino tan incómodo.
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El próximo mes, la fuerza aérea brasileña, en coordinación con la boliviana, hará ejercicios en la frontera para derribar aviones que traten de internar la droga procedente del Chapare boliviano. (Esta es una gestión directa de la FIFA.)
La fuerza aérea paraguaya ya está haciendo lo mismo, aunque sin coordinar con su equivalente boliviana. Argentina ha incrementado sus controles de droga en la frontera y el gobierno chileno ha optado por instalar una barrera electrónica en la frontera, además de decidir que no seguirá levantando las minas antipersonales sembradas cuando se temía una invasión militar boliviana, no de narcotraficantes.
La economía formal boliviana ha sido herida de muerte. Una realidad informal e ilegal desalienta a quienes quieren operar en la formalidad y la legalidad.
Los bosques son arrasados por ejércitos de cocaleros, que gozan de todos los beneficios. Los derechos de los indígenas han sido pisoteados y la defensa de la naturaleza se convirtió en una causa perseguida.
La unidad nacional ha sido fracturada. La democracia está herida de muerte por certeros golpes dados contra la creencia de los ciudadanos de que sus votos tienen algún valor.
La justicia fue sometida como nunca antes. Y se ha impuesto el criterio de que los menos aptos son los mejores.
La inteligencia es perseguida por una campaña que propone que la ignorancia es mejor alternativa. El propio presidente ha lanzado la consigna: “la ignorancia al poder”. (George Orwell, “1984”, escribió una historia anticipada de lo que es Bolivia ahora).
Varios medios de comunicación han sido comprados o controlados por poderes económicos irregulares llegados del exterior en combinación con testaferros internos.
Capitales extranjeros de origen dudoso están practicando la “etapa simbiótica” que expertos de las Naciones Unidas habían previsto: la compra de empresas formales por esos capitales.
Algo que tienen que saber quienes se hagan cargo del país después de esta crisis es que los bolivianos comenzaron teniendo esperanzas en este proceso, luego las cambiaron por temores y ahora están mostrando que se cansaron, están decepcionados y quieren el fin de todo esto.
En el balance de esta herencia, no todo es malo. Contar con que los bolivianos quieren que esto acabe de una vez es una buena base.
Mucha suerte.