Adriana Gil unió su vida al argentino Gabriel Díaz

Santa Cruz. Fue en la iglesia La Macarena, de Urbarí.

image Emotivo. Aunque el padre Chupinagua no les dijo que se besen, sus invitados sí lo hicieron. Y ellos no se hicieron esperar.



Y el beso? Le preguntó la gente al padre Marcial Chupinagua cuando este despidió a los novios sin repetir la tradicional frase: “Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia”. ¿Lo olvidó? No lo sabemos. Y ante la mirada estupefacta de todos, los recién casados no tuvieron otra opción que dar lo que les pedían a gritos.

A partir de ese momento la diputada por Convergencia Nacional (CN) Adriana Gil y el argentino Gabriel Díaz quedaron unidos ante Dios, después de un corto noviazgo que mantuvo en vilo a la prensa porque el extranjero no se dio a conocer. Y anoche se mantuvo cauto ante las cámaras.

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En 2011 se conocieron en el aeropuerto de Viru Viru y, según Gabriel, quedó ‘embrujado’ con la sonrisa de su ahora esposa y fue amor a primera vista. Después le pidió la mano para el cumpleaños de Adriana (22 de mayo) y anoche intercambiaron anillos en la iglesia La Macarena del barrio Urbarí.

Así como lo adelantó la novia, fue una boda sencilla y no hubo celebración. Eso sí, ella transmitió mucho carisma y dejó bien en claro que la cita estuvo “alimentada con amor”.

Aún no han decidido dónde será la luna de miel, pero bromearon con que podrían ir a Hong Kong (donde vive el hermano de Gabriel), la Patagonia o el salar de Uyuni, mientras tanto prefieren darle rienda suelta a la felicidad.

Para saber

– Confusión. Algunos invitados y periodistas llegaron a la iglesia a las 17:00 porque les informaron de que a esa hora comenzaría el matrimonio. Sin embargo, se inició a las 18:00.

– Autoridad. El exalcalde de La Paz Juan del Granado llegó con su esposa, Marcela Revollo. Fueron testigos de la boda civil.

– Distinto. La novia optó por un vestido sencillo de la boutique Rosa & Gris, no llevó la cola grande. Su arreglo personal estuvo a cargo de Giovanna Spa.

– ¡Silencio! Durante la ceremonia el sacerdote pidió más atención y menos charla a los niños de la corte de honor.

El Deber