Ambas selecciones exhibieron antagónicos estilos. La técnica y clase croata superó al físico e ímpetu irlandés. Los balcánicos firmaron soberbias fases de juego y llegaron a recordar a la mítica selección de Suker, Boban y Prosinescki de los años 90. De los talentosos croatas nacieron la mayoría de los ataques. Y el primero acabó en gol. El lateral derecho Snra centró, el balón rebotó en la defensa rival y Mandzukic, delantero del Wolfsburgo alemán, cabeceó desde el punto de penalti en escorzo. Tras el tempranero gol de Croacia, la Irlanda del italiano Giovanni Trapattoni no se rindió.
Sin argumentos técnicos, "los chicos de verde" se apoyaron en el aliento de sus aficionados, la mayoría en Poznan, para empujar poco a poco a sus rivales. El empate irlandés vino de una forma natural y esperada: en el saque de una falta. La defensa croata no midió bien y el central St.Ledger remató de cabeza para equilibrar la contienda, que hasta ahí estaba bastante pareja. Así, al filo del descanso, un grueso error del defensa Ward, que dio literalmente el balón al punta del Everton Jelavic cuando estaba fuera de juego, propició la merecida ventaja croata.
En el segundo tiempo, los jugadores de Slaven Bilic dispararon de nuevo y otra vez por Mandzukic, que culminó con un certero remate de cabeza una elaborada jugada de su equipo. Con el botín del 1-3, Croacia se replegó y cedió el dominio del partido a Irlanda. Incapaz de tejer nada.
Fuente: Unitel.
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