Karen Arauz
El presidente Bashar al-Assad de Siria está haciendo los mayores esfuerzos para que la OTAN intervenga militarmente a su país. El Consejo de Seguridad de las NNUU, está sufriendo las zancadillas que sistemáticamente China y sobre todo Rusia, le están poniendo ya que según ellos Naciones Unidas no debería "complicar más los problemas sino contribuir a mantener la paz y la estabilidad…".
Que China aclare que "no defendemos a Siria, sino a la justicia y para asegurar que los sirios no sean víctimas de los conflictos violentos en la guerra…" debe ser producto de una mala traducción de los medios (cuándo no) o simplemente hace uso de su prerrogativa de -con su veto- extender al régimen sirio una especie de licencia para seguir matando.
Rusia sin embargo, además de esgrimir argumentos similares, tiene motivos un tanto menos sentimentales. Digamos que hay una nostalgia de la extinta Unión Soviética relacionada a su histórica influencia en Siria. Desde ya, Rusia posee en aguas territoriales sirias, su única base territorial nada menos que en el Mediterráneo donde -obviamente- aspira a reforzar su presencia armada nuclear. En el año 2008, una flota de diez buques de guerra y submarinos nucleares, hicieron "escala" en su puerto sirio de Tartus, en un viaje de más de 28 mil kilómetros en su desplazamiento para maniobras conjuntas con… Venezuela.
Al mejor estilo soviético, Rusia se esfuerza en difuminar sus verdaderas razones, sosteniendo que por ejemplo, el dragado del puerto a fin de dar cabida a buques de mayor envergadura, es debido a que busca ser plenamente operacional para la lucha contra la piratería(!).
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Los fabricantes de armas rusas, son muy influyentes en los pasillos del Kremlin. Y Siria es un gran cliente. A finales de 2011, Rusia le vendió armas a Siria por la módica suma de 600 millones dólares además de los 36 aviones de combate YAK 130, sólo en el último año y medio. Pareciera que Rusia desea constatar las bondades de su industria. Lo malo es que Al Assad, lo está usando contra el propio pueblo sirio.
La posición de la Liga Árabe y los países del Golfo Pérsico, más en concordancia con la Unión Europea y los Estados Unidos en sentido de la urgencia de presionar a Bashar al Assad de abandonar el poder y propiciar un cambio pacífico y ante el inocultable fracaso del plan de paz de la ONU -se han visto presionados- ambos paladines de la justicia y la solidaridad con Siria, a tratar de propiciar una reunión a llevarse a cabo en Moscú, bajo el rótulo de Conferencia de Paz para Siria. William Hague, Ministro de Relaciones Exteriores inglés, resalta que la situación en Siria es más parecida a la de los Balcanes que a la vivida en Libia, sin descartar la posibilidad de una intervención armada si esta Conferencia no logra que el anfitrión use su influencia para que el régimen sirio abandone la violencia.
Uno de los invitados por Rusia, Irán, no es bien visto para ser parte de las conversaciones. No es un secreto que Ajmadineyad, asesora solícitamente a Al Assad, en el modo cómo se debe tratar a los rebeldes para suprimir las protestas. El hambre y las ganas de comer juntas y acompañadas de un vodka bien helado y un buen plato de chop suey. Al inglés, mal pensado, le ronda por la cabeza la sospecha que esta nueva posición sino-rusa, es una maniobra de alta política que sirva para que el régimen sirio, gane tiempo y de paso, sigua matando a su gente.
El negociador ex secretario general de las Naciones Unidas Koffi Annan, también ha pensado en la importancia de la intervención de Irán en la búsqueda de solución para Siria lo que equivale a poner al ratón a cuidar el queso. Para disimular, también se menciona a Qatar, Arabia Saudita o aunque sea Turquía. Pero como anota Estados Unidos, Irán es parte del problema y no de la solución. Esta posición de Annan, nos recuerda su bondadoso tono de burócrata internacional, para quien el tiempo es una medida lineal y las conversaciones con Al Assad para que se cumpla el plan de paz propiciado por la ONU y el que Siria prometió contemplar, no ha sido más que un lento monólogo como muestra los cuarenta niños y más de cien civiles masacrados en la últimas horas. Disparos contra unos ochenta observadores de la ONU y las constantes negativas de permitirles acceso a las zonas de las recientes matanzas, han llevado al Annan a admitir que su plan de paz ha fracasado.
Para los quince mil sirios muertos por oponerse al régimen, el tiempo ya no importa. Pero para los aún sobrevivientes las horas cuentan y mucho. El usar a niños como escudos humanos, colocándolos visiblemente en tanques y otros vehículos militares para disuadir a los civiles y bombardear hospitales y escuelas donde se refugian mujeres y niños pequeños nos recuerdan que Mao dio fin con más de 50 millones de personas y el bolchevique Stalin se anota segundo en la historia de la humanidad con aproximadamente 25 millones de muertos. Aparentemente pese a la modernidad y desarrollo, la esencia en el fondo, continúa siendo la misma.