Victorias pírricas, victorias reales

Como las huelgas de todo género son el mejor recurso para no trabajar y llamar la atención, no podía brindarles más brillante oportunidad a los dirigentes o a quienes se atribuyen esa calidad, el ingreso en huelga de hambre del Primer Mandatario.

image Editorial El Diario.

Y es que hacía rato que no practicaban tan predilecto “deporte”, nada menos que “mano a mano” con el personaje que preside los destinos del país. A la postre el ayuno (si es que fue tal), no produjo ningún resultado y lo que tenía que suceder, sucedió. Al cabo de algunos días y del tira y afloja sacramental de nuestra política, la llamada Ley Electoral Transitoria terminó siendo sancionada y promulgada. No obstante, por las características inéditas y casi escandalosas de la medida a cargo de un Jefe de Estado, sin duda, causó revuelo a nivel internacional y, junto a los grupos que la secundaron en algunas regiones del país, sirvió para el triunfo pírrico que se adjudican los parciales del presidente Evo Morales.



Como expresión del sano e independiente criterio del que reconocidamente es dueña nuestra Casa Periodística, afirmamos que lo cierto es que la oposición fue la ganadora de la controversia por haber abierto el camino de un nuevo empadronamiento con el moderno sistema biométrico, el cual dará confiabilidad y seguridad a los comicios electorales calendados. En el fondo se trata de una victoria de la democracia en beneficio del pueblo boliviano, mientras la actitud de retiro del Congreso de los parlamentarios opositores para el logro de dicho objetivo, forzó la decisión del presidente Morales de aceptar un nuevo empadronamiento.

Ni qué decir del dubitativo cerco de los movimientos sociales para presionar la aprobación de la Ley Electoral Transitoria, aprobación que debía darse por tal desde el momento que se consensuó el tema del padrón. Ahora bien, tampoco se trata de un triunfo en el pleno sentido de la palabra. El voto de los residentes bolivianos en el exterior es un punto en el que mucho se podría debatir, no sólo en cuanto al problema operativo que entraña, sino a otros de mayor profundidad, pero habiéndolo abordado antes no lo haremos ahora. La seriedad del registro electoral sólo puede satisfacerse mediante un único documento que no puede ser otro que el de la cédula personal, tal cual ocurre en toda la comunidad internacional. Admitir como válidos una serie de documentos fuera de la indicada cédula, adultera el procedimiento debido. La limitación a 7 u 8 escaños para los pueblos indígenas trae desde ahora un conflicto que pondrá a prueba la influencia del MAS para sofocarlo.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Esta opinión no estaría completa si no examinamos brevemente la idiosincrasia boliviana -que más pronto que tarde debemos superar- de empecinarnos para salir con nuestro gusto a cualquier precio. Al efecto empleamos cuanto recurso del cual podamos echar mano, sin que importe si es razonable, posible y mucho menos si es legal. Este actuar porfiado no se limita al plano político, procedemos de igual manera en cualquier orden de cosas, sobre todo cuando se trata de nuestros intereses personales sin reflexionar si son justos o no. En todas partes se puede discrepar, pero nunca con la terquedad que nos caracteriza.

Después de que hemos creado las situaciones más tensas y cuando parece que sólo el uso de la fuerza a falta de razones puede desatar la hecatombe, frenamos en seco y nos avenimos a concertar, pero mientras tanto hemos dejado sabores amargos como si nos complaciéramos en reservar rencores para el próximo enfrentamiento. No nos gusta la paz, el acuerdo, menos la confraternidad. El presente y el futuro de Bolivia, a la que nos hemos dado modos de dividirla y ponerla al filo de la disolución, nos reclaman un cambio de actitud que deben empezar por darlo los políticos y el Gobierno, desterrando sus intereses personales, de partido y regionales.