Disposiciones demagógicas

El Gobierno quiere enfrentar la crisis en la que está sumido el país con medidas demagógicas y distraccionistas, con un doble discurso, porque anuncia algo y cuando tiene que ejecutarlo hace lo contrario. Esta forma de gobernar del Movimiento Al Socialismo es repetitiva, demuestra falta de seriedad.

image Editorial El Diario.

Pero los gobernantes no dudan al echar mano de recursos del Estado para cumplir algunas determinaciones de carácter electoral y proselitista, como es el ofrecimiento de “bonos”, sobre todo cuando se aproxima una consulta popular. Los ofrecimientos exageradamente publicitados por el Gobierno están dirigidos a desorientar a la población sobre lo que realmente está sucediendo en el territorio boliviano, es decir la confrontación política, la devaluación de la imagen del Jefe de Estado a nivel nacional e internacional, la corrupción cometida y alentada por altos dirigentes del partido de gobierno, el abuso de autoridad, el uso indiscriminado y abusivo de los bienes del Estado, el nepotismo, el favoritismo político, en fin, los resabios del pasado que fueron criticados y denunciados por quienes gobiernan Bolivia, los que ahora cometen las mismas irregularidades y con mayor intensidad.



Ha causado sorpresa que legisladores del MAS manifestaran su intención de renunciar a sus cargos si hasta las 24 horas del pasado martes 7 de abril no se aprobaba la Ley del Régimen Electoral transitorio. Pasados varios días, no han renunciado a ser parlamentarios. También los que lideran a los movimientos sociales afines al oficialismo anunciaron un cerco al edificio donde funciona el Congreso Nacional, para presionar a los parlamentarios hasta que aprueben la ley antes indicada sin modificaciones al proyecto original elaborado por el Gobierno y la dirigencia masista. Los dos anuncios no se cumplieron, no hubo la renuncia porque no todos los legisladores masistas están de acuerdo con la forma de actuar de la cúpula masista, y los cercos que la gente afín al MAS ha hecho anteriormente al Legislativo, la Prefectura de Cochabamba, al poder Judicial en Sucre y a la Asamblea Constituyente, si bien dieron frutos en algunos casos, en otros desacreditaron al partido gobernante, por recurrir a la presión, dejando de lado el debate y la conciliación de ideas.

En los últimos meses el Gobierno recurrió con mucha frecuencia al doble discurso a través de anuncios con propuestas contrarias entre sí, como en el caso de la comercialización de ropa usada en el país, ya que se aprobó un decreto ampliando el plazo para esa venta en el territorio nacional, disposición rechazada por los sectores afectados por la ropa de segunda mano que ingresa por la vía del contrabando. Lo mismo ocurrió con los vehículos usados, cuyo sistema de conducción tiene que ser transformado para que funcionen en territorio boliviano. Se prohibió el ingreso al país de vehículos con más de cuatro años de antigüedad, luego se levantó esa prohibición y finalmente se vuelve a impedir su ingreso. Estas dubitaciones caracterizan al Ejecutivo.

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En ese sentido, el Banco Central ha determinado que en todas las entidades del sistema bancario la compra del dólar esté gravada con un punto menos de la cotización oficial y la venta con otro punto por encima. Esta instrucción, comunicada a la población, parece que no se la hizo a la red bancaria, menos a la Superintendencia de Bancos, porque las cotizaciones con varios puntos tanto por encima como por debajo de la cotización oficial se mantienen y no se da curso a la instrucción gubernamental. Consultada una autoridad sobre este asunto, dijo: “es un problema entre el banco y el cliente, son ellos los que tienen que arreglarse”. Entonces, ¿para qué se aprobó la determinación del ente emisor del país?

Las contradicciones también implican a otros sectores de la actividad nacional, como las denuncias que hace el Ejecutivo, en foros internacionales, en torno a los malos tratos que recibe de los periodistas y los medios de comunicación, cuando la verdad es que su gobierno es enemigo de los trabajadores de la información y de sus fuentes de trabajo. Por eso dirigentes de su partido organizan grupos de choque e infiltran matones para obstaculizar el trabajo periodístico. Es decir que agresor quiere aparecer de víctima. Además una ex autoridad que denunció corrupción en la Aduana ahora es tratada como delincuente.

A más de tres años del mandato presidencial de Morales Aima, tiene que empezar a gobernar en beneficio del país, sin recurrir al subterfugio y la desorientación. Los gobernantes deben ser hidalgos y veraces y no hacer uso de la demagogia, del doble discurso que es sinónimo de engaño.