Cerco del ALBA al Paraguay

quetrio El bloque chavista ha activado todas sus alarmas y despliega intensos esfuerzos para ahogar el cambio presidencial, democrático y constitucional, sucedido en Paraguay, con miras a la reposición en el poder de un socio menor del ALBA, Fernando Lugo.

Hugo Chávez anuncia un embargo petrolero al Paraguay, mientras que el gobierno boliviano adelanta su intención de apoyar la expulsión del vecino país “de todos los foros sudamericanos”.

En ese contexto, Evo Morales declara que “sólo reconoce autoridades elegidas por voto popular”, lo que no se corresponde con la realidad, dada la reincidente práctica del oficialismo de instaurar interinatos en gobiernos departamentales y municipales, suspendiendo a autoridades electas mediante un sistema judicial controlado por el partido de gobierno.



De igual forma, no parece que varios regímenes “amigos” del evismo, como las dictaduras de Cuba y Siria, sean muy democráticos.

La ofensiva del ALBA ha logrado enrolar a varios gobiernos de la región, como Argentina y Salvador, también ligados a la alianza pro-chavista; y hace vacilar a otros de línea moderada.

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Chávez ha logrado hacer cambiar de opinión al propio Lugo, que inicialmente acató su destitución por el Congreso y que ahora amenaza con retomar ilegalmente el poder.

Evidentemente, la furibunda reacción de lo que Mario Vargas Llosa ha llamado “la izquierda carnívora” no se produce tanto por el propio Lugo, sino por temor a que se siente un precedente que pueda alcanzar a otros regímenes del bloque.

Entretanto, la coyuntura internacional no aparece tan sencilla para la maniobra chavista de asfixia al Paraguay. Ya Alemania, España y el Vaticano han reconocido al nuevo presidente, y es probable que en los próximos días se produzcan nuevos reconocimientos.

En el caso de Alemania, se trata de un pueblo que aprendió con sangre la necesidad de limitar el poder del titular del ejecutivo, por más que éste haya ascendido por el voto popular, tras la funesta era de Adolf Hitler.

La crisis paraguaya pone sobre el tapete un tema fundamental para las democracias latinoamericanas, como es la cuestión del presidencialismo y parlamentarismo.

El presidencialismo ha sido la fórmula tradicional aplicada por la mayor parte de los países de América Latina, en el marco de una cultura política caudillista. Pero este sistema se ha exacerbado en los últimos años en las naciones gobernadas por los aliados del ALBA, caracterizados por un hiperpresidencialismo destructor de toda independencia de poderes.

De ahí que el fenómeno de un Congreso que realmente se asume como primer poder del Estado sea una experiencia casi revolucionaria.

Es posible que, tras el fin de los gobiernos del ALBA, sea pertinente plantear la alternativa del parlamentarismo en varios países de la región…

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