Mirtha Legrand: «Me encanta ser famosa y trabajo para serlo»


legrandLa diva de los almuerzos de la televisión argentina abre las puertas de su casa y de su corazón en una entrevista íntima con ¡Hola! .

-¿En qué se parece Mirtha Legrand a Sofía Ponte, su personaje en La Dueña?

-Ella es una empresaria y yo también lo soy. Soy mi propia fábrica. Además, Sofía es una mujer trabajadora, empeñosa y honesta, y creo que soy todo eso. Ella ama la vida al igual que yo. Cada día que pasa, lo vivo con una tremenda felicidad. Desearía tener 30 años menos para poder seguir disfrutando de la vida.



-Una mujer incansable…

-Siempre fui así, pero ahora que soy una mujer grande es más notorio y, para muchos, es admirable. Mis dos hermanos también son muy activos. Sin duda, lo más importante –y toco madera– es la salud. Soy una mujer física y mentalmente saludable y eso ayuda. Yo tengo una frase que le copié a Federico Peralta Ramos: "En la vida hay que ser ‘gánico’". Todo lo que hago, lo hago con gran entusiasmo y pasión. No soy depresiva, pero a veces me atacan tan injustamente y digo: "No, no, no van a poder conmigo. Yo soy quien soy por mérito propio y el público me demuestra su amor y su cariño como el primer día". Dudo de que haya en el mundo una mujer de mi generación que todavía esté tan vigente. La Loren muy cada tanto hace algo, Gina Lollobrigida está retirada… Daniel Tinayre siempre me decía "tu carrera es milagrosa" y tenía razón.

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-¿Cree en Dios?

-Sí. Soy católica practicante, voy a misa…

-¿Alguna vez se enojó con Dios?

-No, no, ni aún con la pérdida de seres tan queridos.

-¿La muerte de su hijo fue lo peor que le pasó?

-Es lo que más me ha afectado y me duele en la vida. También la muerte de Daniel, pero él ya era un hombre grande… Desde hace muchos años, salgo a comer todos los sábados con el mismo grupo de amigos y después de la muerte de mi marido, estuve un tiempo sin salir. Pero un sábado me vinieron a buscar y cuando volví a casa y puse la llave en la puerta, me dije: "Esto es la soledad". Encendí todas las luces de la casa y supe que tenía que acostumbrarme a eso. Mis hijos, Marcela y Dani, se acercaron mucho, me protegieron. A veces voy por la calle y veo a alguien parecido a mi hijo… Su imagen no se me va a borrar mientras viva. Pero la vida es tan extraña y tan maravillosa, ¿no?

-¿A qué se refiere?

-Aparecen los nietos y los bisnietos. Una se queda con tanto amor adentro que tiene que entregárselo a alguien.

-Después de Daniel, ¿no se volvió a enamorar?

-No, y no me gusta hablar de eso, soy pudorosa. No soy antigua, ¿eh?, pero despertarme con otra cara en mi almohada es una cosa que no la concibo. Además soy una mujer grande y tengo sentido del ridículo. Jamás se me hubiera ocurrido formar una pareja o tener otro señor a mi lado. No es mi forma de ser. Debo tener mis admiradores, ¡pero no!

-Usted siempre dice que le gusta seducir.

-Claro, la seducción es algo maravilloso. Yo seduzco a mis amigos, a mi familia, a mis nietos, al público… Y esto nada tiene que ver con lo sexual, ¿eh? Hay mujeres divinas que no saben seducir, que no tienen una mirada seductora o tienen movimientos poco armónicos. En la vida todo tiene que ser armonioso.

-Mirtha, ¿quién es su gran confesor?

-Mi hermana Goldie. No hay ser en el mundo que me conozca más que ella. Es la primera persona a quien llamo si me pasa algo o si necesito una opinión. Ni bien termina La Dueña, ella levanta el teléfono y me dice qué le pareció, qué le gustó y cuando me hace algún reparo, lo hace sin herirme. Ella es una erudita en todo, inteligente, divertida, encantadora… Goldie es como mi mamá: me cuida, me asesora, me vigila, quiere que siempre sea la mejor.

-¿Alguien la llama por su verdadero nombre, Rosa María?

-Ya no. El único que me llamaba "Rosita" era Sandro. Tengo una tarjeta que me mandó para un debut en televisión que dice: "Rosita, te quiero mucho, te deseo éxitos, Sandro". Seguramente algunas compañeras de colegio -con quienes me sigo viendo una vez por mes- también me llamen Rosa. Yo soy una figura atípica dentro del ambiente porque nunca me olvidé de mis raíces. Esta es una profesión que deshumaniza y jamás voy a permitir que me pase eso.

-¿Qué siente que sigue intacto de aquella chiquita que salió de Villa Canás?

-El optimismo, la capacidad de asombro, las ganas de vivir y de ser alguien en la vida. Cuando éramos chicos, teníamos una niñera que se llamaba Bruna y cuando ella me peinaba, yo le decía: "Bruna, haceme el moño bien gran, bien grande". Yo siempre quise ser alguien.

-¿En qué momento sintió que era alguien?

-En el estreno de Los martes orquídeas en el cine Broadway. Yo llegué siendo una desconocida y me fui sabiendo que ahí había empezado mi vida artística… Todos los 4 de junio, día del estreno, le pido a mi chofer Marcelo que pase por la puerta del Broadway y desde el auto rememoro todo aquello: me acuerdo que llegamos con mi madre y mi hermana en el tranvía 86 y nos fuimos en un Cadillac.

-De las 36 películas que filmó, ¿qué titulo define mejor su vida?

-No creo que haya uno solo… Tal vez La vendedora de fantasías, El amor nunca muere o Esposa último modelo. Todavía no entiendo como no me han hecho un homenaje. Soy la única estrella viviente del cine argentino. Creo que mi hermano Josecito, que es presidente del Festival de Cine de Mar del Plata, no lo hace por pudor, para que no digan: "Ay, le hace un homenaje a su hermana".

-¿Sigue haciendo "el tour de la nostalgia" con sus hermanos?

-Sí, un sábado al mes. Mi hermano maneja, Goldie va a adelante y yo voy sentada atrás, con anteojos oscuros para que no me reconozcan. Vamos a las casas donde hemos vivido, a los colegios donde hemos estudiado, hacemos un tour por los lugares que tienen que ver con nuestra historia, ¡y nos encanta! "¿Te acordás tal cosa?", "¿Te acordás de fulanito? Era el chico rico del barrio". [Se ríe]. Nos acordamos hasta los nombres de nuestros vecinos porque los tres somos muy memoriosos. Mi padre murió en Buenos Aires y entonces pasamos por la casa donde lo velamos… No todo es alegría, también hay mucha tristeza.

Una Nueva Vida

-Mirtha, usted siempre bromeó con su público y al despedirse de los almuerzos, decía: "Tal vez este haya sido mi último año" o "No sé si volveré". Y finalmente ese día llegó. ¿Cómo lo vivió?

-Fue rara la actitud del canal, ¡pero yo fui la culpable! En febrero del año pasado, cuando estaba terminando el ciclo de verano en Mar del Plata, me vino a ver el director de programación, Mario Cella, y yo le dije una frase que nunca debería haber dicho: "Disponga de mi horario". Y el canal lo tomó literal, pero creo que no tenían mucho entusiasmo en que volviera. Fue un vacío y un gran dolor. Yo aprendí mucho con los almuerzos, algunos me querían, otros me detestaban, pero fueron 43 años inolvidables.

-Entonces apareció La Dueña.

-Y fue como empezar una nueva vida, una nueva carrera. Terminamos de grabar el viernes pasado, pero en la semana hubo dos que estuve sin ir al canal y yo le decía a Elvira: "Estoy perdida, no sé qué hacer. No tengo que estudiar, qué raro".

-¿Ya tiene un nuevo proyecto?

-Aún no hay nada definido. Creo que Telefe quiere hacer algo en Mar del Plata durante el verano.-¿Cómo fue volver a actuar después de 46 años? -Fue como debutar, pero me sorprendí de mi misma. La cámara impone un respeto, pero me di cuenta de que no le tengo miedo. Además me permití divertirme: si un actor me hacía reír, le decía al director: "¡Por favor, corten, estoy tentada!". Fue todo muy lindo lo que pasó porque yo siempre trabajé sola en televisión. Ahora fue todo muy cálido, muy familiero… Todos llegaban y me saludaban con un beso. ¡Esto se lo debo a mi nieto Nacho!

mirthaMOMENTOS DIFICILES

-Hace un par de años, pareció instalarse una especie de deporte nacional que era: "Péguele a Mirtha". ¿Lo sintió así?

-Tal cual, era un deporte nacional. ¡Muy cruel! A mi nada me resbala, me dolió muchísimo y hasta he llorado por eso. No se metieron sólo conmigo, también con mi familia. No existe la vida privada, se perdió el respeto y yo no me lo merecía. Jamás le he hecho mal a nadie y si bien en mi programa hacía preguntas incisivas, sentí que era como una campaña en mi contra, también había algo político. Esta es una carrera dura, sobre todo para una mujer sola porque me doy cuenta de que cuando vivía Daniel, no me atacaban tanto. A lo mejor me lo merezco y no me doy cuenta… Tal vez molesta mi forma de vida o mi manera de ser.

-¿A qué le tiene miedo?

-A la muerte. Nunca le tuve miedo, pero ahora que estoy grande, sí. Pienso en la muerte, esa incógnita universal, qué es, qué pasa después… Y siendo tan católica, ¿no? Pero más que a la muerte, le tengo miedo a una enfermedad incurable, mía o de mis seres queridos.

-¿Qué la angustia?

-Cuando alguien de mi familia no se siente bien o cuando Juana perdió a su bebé. Esas cosas me dan angustia y me preocupan. Mi país también me angustia y, aunque suene a frase hecha, la pobreza, los hospitales que no funcionan, los chiquitos en la calle, me dan tristeza. Yo soy presidenta honoraria de la Fundación del Hospital Fernández y por día me llaman o se me acercan tres personas como mínimo para pedirme ayuda. Yo llamo al director, el doctor José Lanés, e inmediatamente me dan respuesta. ¡Y me hace mucho bien! Me gustaría que los argentinos nos quisiéramos un poco más, que nos respetáramos, pero no estoy hablando de este gobierno, ¿eh? Es más, si vuelvo a la televisión, no voy a hablar más de política. Hacerlo me dio muchos dolores de cabeza.

COSAS DE MUJER

 -¿Le gustaría escribir sus memorias?

-¡No! Creo que uno se muere cuando escribe sus memorias.

-¿Cómo le gustaría que le recuerden?

-Como una mujer humana, encantadora, divertida y seductora. ¡Y muy trabajadora! Me sorprendo de mi propia voluntad. A mi nada me gusta más que comer, pero como tengo tendencia a engordar, me privo de cosas que me encantan. Al ser una persona conocida, soy esclava de mi imagen.

 -¿Alguna vez sale sin maquillaje?

-Sólo cuando voy al canal, pero llevo anteojos, un sombrerito, mis guantes, ¡impecable! Pero después, jamás salgo sin maquillarme. Yo tengo un lema: "La calle mata". No hay que descuidarse nunca y además soy coqueta por naturaleza.

-¿Alguna vez usó un pantalón de jean?

-Nunca. No me gusta cómo me queda, tengo complejos con mi cuerpo.

-¿Y zapatillas?

-Sí, una vez, pero me fui para atrás porque no tenía tacos. [Se ríe] -¿Qué hace con la ropa que no usa? -Regalo mucho, tengo dos o tres amigas en la Casa del Teatro que no están bien. También dono para remates solidarios o para museos en el interior del país.

 -¿Nunca fantaseó con hacer su propio museo?

-No.

-¿Está conforme con la imagen que le devuelve el espejo?

-Sí, creo que soy una linda señora, me mantengo bien. Soy una mujer atractiva todavía.

 -¿Tiene algún hobby?

-Ninguno. No junto nada, ni colecciono nada.

-¿Le gustaría ser anónima en algún momento?

-No, me encanta ser famosa y trabajo para ser exitosa y conocida. Me daría mucha tristeza dejar de serlo. No me molesta que me reconozcan, me paren para sacarse una foto o me pidan un autógrafo. No tengo vida propia, pero son las reglas del juego.

-¿Cómo se definiría en su rol de madre?

-Cariñosa, afectuosa, demasiado permisiva quizá. Tengo muy buena relación con Marcela.

-¿Y con Juana?

-Hablamos mucho por teléfono. Marcela y Juanita tienen un carácter muy fuerte y me cuestionan mucho. Eso no me gusta porque yo también tengo mi carácter. Sé lo que quiero y ellas también. Cuando Marcela me dice: "Mamá, ¿vos dijiste…?", a mí se me estruja el corazón porque pienso que me irá a decir. "Me sacaron de contexto, Marcela". [Se ríe] Cuando viaja, Marcela siempre me trae el regalo justo, lo que necesito. Nos adoramos y está muy pendiente de mí. Y Juana también. ¡Y su hijo Alí! Está divino, pesa cinco kilos, es un amor. Dios ha sido muy generoso conmigo porque tengo una familia fantástica.

-¿Tiene muchos amigos?

– Amigos de toda la vida, soy muy amiguera. Siempre organizo comidas o tes en casa para ver a mis amigos. Vienen Gino Bogani, Susana Reta, Pet Figueroa, María Teresa Villarroel, Amalia Idoyaga Molina… Goldie y yo nos sentamos en la cabecera…

-¿Nacho, su nieto, es su gran compañero?

-Sí. Se ocupa mucho de mí y cuando hay algún comentario adverso me defiende, se pelea por Twitter. "Dejalo pasar, Nacho, no le lleves el apunte, miremos para adelante", le digo. También discutimos, ¿eh? No le hago caso en todo. "Escuchá la voz de la experiencia, por favor. Yo sé lo que le gusta al público".

-Algunas veces la han querido enfrentar con Susana Giménez.

-Un disparate. Susana es una queridísima amiga, nos queremos mucho, nos admiramos… Susana es una mega-star, como dice ella. -¿Y usted? -Una estrella. Diva no me gusta.

Fuente: www.hola.com.ar