El producto es una tradición en las familias y un símbolo de la industria de Bolivia. Fue creado por drogería Inti, en 1937. Ayer se produjo el envase número 75 millones.
PRODUCCIÓN. Una operaria cuida el producto. Foto La Prensa
Una biografía en carne y hueso del Mentisán
Por Coco Cuba
La Paz, 11 jul (ABI).- Alemán avecindado en Bolivia después de la guerra que enfrentó a la tríplice con los aliados, que hizo arder un continente entre 1914 y 1918 y que zanjó con un tratado de carbón, el de Versalles, Ernesto Schilling Hunt cifraba más menos 30 años en 1937 cuando en La Paz puso a cocer, en un anafe amarillo fabricado en Inglaterra, una serie de menjunjes olor a menta y eucalipto.
De poco más de 1,65 m de estatura física, Schilling, que había llegado a Bolivia de la mano de su compañera de vida y muerte, la señora Kriete, y que lucía ese día unos overoles y una cachucha, mezcló mentol, eucaliptol, alcanfor, esencia de trementina y lanolina y tras el hervor obtuvo una pasta verduzca de textura oleosa.
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La Paz era ese día una ciudad de 300.000 habitantes y aún humeaban en su atmósfera los horrores de la Guerra del Chaco que enfrentó a Bolivia y Paraguay entre 1932 y 35 y que se cobró las vida de 100.000 soldados de ambos ejércitos.
Schilling, que años después habría de cocinar un consorcio con el bioquímico boliviano Alfredo Rea Nogales, antes de partir eventualmente a Alemania otra vez, por las condiciones geopolíticas de la Bolivia de los ’40, había inventado la ‘pomada mágica’.
La pasta, que se expendía en la Droguería Hamburgo y que luego fue vendida por todas las boticas de la época, sirvió de piedra millar para edificar una de las industrias más potentes de Bolivia: Laboratorios Droguería Inti.
El ‘Papá’ Schilling, como le bautizaron los cientos de obreros y empleados que trabajaron en Inti los últimos 75 años, paró, junto a sus hijos Ernesto y Dieter y una pléyade de emprendedores, lo que Inti es actualmente, fabricante de sueros en una planta de alta tecnología montada en El Alto a principios de los ’80, de complejos de vitaminas en base de la cianocobalamina (B12), del C-Vimín, del Tónico Inti y de un sinfín de medicinas tales como el Pasuma (rido), ahora en base del Sidenafil, para los amantes eternos.
Inti ha fabricado y fabrica, importó e importa productos de salud elaborados en Europa y América por empresas insignia de la industria farmaceútica mundial, tales como los laboratorios Berna (Suiza), de la Merck y Nordmark alemanas, de la Knoll de ese país teutón.
Inti fabrica hace marras el infalible Sertal, en varias presentaciones, que ha mitigado, por décadas, el dolor que causan los cólicos de los bebés y que lanzó a la fama la firma argentina Roemmers.
En 75 años de actividad ininterrumpida la empresa del ‘Papá’ Schilling, que falleció a mediados de los ’80, ha fabricado en sus laboratorios de La Paz remedios tradicionales para la salud de los bolivianos.
La Inti, que sentó por décadas sus oficinas en la calle Socabaya, de La Paz, introdujo en Bolivia la familia de las heparinas (el consabido Trombofob), fabricó la Pasta Granúgena con la que miles de madres primi y multigestas han aliviado las irritaciones de sus bebés cuando no se conocían los pañales desechables y se echaba mano de las inolvidables franelas que cumplían, siempre al límite, hasta empaparse, su misión al absorber las micciones profusas de los lactantes bolivianos.
El anafe a queroseno del ‘Papá’ Schilling’, que cocinó el Mentisan y que fue reemplazado hace tiempo ya por enormes calderos a presión, ahora controlados por chips, permanece en medio de las reliquias de los Schilling en una urna de cristal.
Dice el ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes, que el Mentisan ha conformado un maridaje inigualable con las madres bolivianas para aliviar los dolores de la familia boliviana.
Los bolivianos han utilizado la pomada ‘del Schilling’ para enfrentar, incluso, enfermedades terminales. Inverosímil. Y algunos juran que cura eso y mucho más.
La historiadora y periodista Lupe Cajías, refleja el nivel de popularidad del Mentisan.
"Desde el rascacielos a la humilde casita altiplánica, desde el campamento minero a la oficina urbana, hay un producto que une a todos los bolivianos: el ungüento alcanforado conocido popularmente como Mentisan.
"Lo esconden las abuelitas en sus veladores, lo guardan los emigrantes en sus morrales y la aprovechan los jóvenes marchistas cuando defienden los bosques", en las 7 zonas fisiográficas de Bolivia, apunta.
"Es el invento boliviano que llega a más ciudades, pueblos y comunidades, a 5.000 metros de altura o en plena selva tropical. Es, además, un producto de exportación con sello boliviano a países como Argentina, Paraguay, Perú, Estados Unidos, Alemania, y que llegó incluso hasta Dinamarca y países asiáticos", afirma Cajías, que ha descrito el martes en la prensa local el corazón de la historia de los remedios en Bolivia.
Dietter falleció hace unos años y Ernesto, reflejo univitelino de su padre, conduce una vagoneta Chevrolet que el ‘Papa’ Schilling, siempre de paletó azul y pantalón gris, calzados negros, camisa blanca y corbata por lo general de color rojo, encorvado por los años, pilotaba, lento, como su caminar, a principios de los ’80.
Uno de los traviesos hijos de Dietter, Cristiam, -que en los ’90 partió hacia la tierra de su abuelo para estudiar administración de empresas- que los ’80 convirtió los lustrados pisos de hule del edificio de 4 plantas de la Inti, en la Socabaya, en pistas de patinaje e improvisdas salas de fútbol, dirige hoy la empresa más boyante de la industria farmaceútica de Bolivia.
El Mentisán celebra 75 años
Fue creado por drogería Inti, en 1937.
La Prensa – 11/07/2012
El producto es una tradición en las familias bolivianas y un símbolo de la industria. Ayer se produjo el envase número 75 millones.
Ernesto Schilling fundó Laboratorios Droguería Inti en 1936, y un año más tarde, creó el más tradicional de los productos farmacéuticos bolivianos, que en la actualidad se exporta a cinco países. Su calidad es indiscutible.
Christian Schilling, nieto del precursor de esta empresa pionera en la elaboración de medicamentos en el país, dijo que el producto, a lo largo de los años, ha mantenido su fórmula original, forma y estética, como hace 75 años. "La receta no cambió desde el día de su creación, utilizamos los mismos ingredientes y materias primas”.
Ayer, la industria fabricó el envase número 75 millones del ungüento, que cura desde los resfríos hasta los dolores reumáticos.
Un producto emblemático. Schilling mencionó que el Mentisán se produce ininterrumpidamente desde 1937. “A la fecha, es el producto más vendido en Bolivia. Es considerado un producto permanentemente vigente que ha ganado un gran prestigio en la sociedad, pues, es el emblema de la empresa Inti”.
Por su parte, Gonzalo Muñoz, gerente técnico de la industria, aseveró que el Mentisán es parte de las familias bolivianas desde hace décadas. “Hay muchas anécdotas sobre este ungüento, por ejemplo el alpinista boliviano Bernardo Huarachi, al llegar a la cima del monte Everest, contó que en su travesía eran infaltables su Biblia y su latita de Mentisán, que le ayudaba a respirar y abrir sus fosas nasales”.
Varios sucesos como éste vivieron muchas personas que crecieron junto con el producto como Dora Vacaflor, quien recuerda que lo tomaba hasta en cuchara para aliviarse del dolor de garganta.
Muñoz dijo que la pomada contiene una combinación de aceites esenciales de salvia, pino y eucalipto con mentol, alcanfor y lanolina, “insumos que le otorgan muchas cualidades curativas”. El producto no tiene contraindicaciones.
La PLANTA DE droguería inti fue fundada en 1936, a la fecha cuenta con más de 750 funcionarios que trabajan en su moderna planta ubicada sobre el camino a Viacha, zona el porvenir. En la ciudad de El Alto, la fábrica produce más de 180 productos y tiene al mentisán como su emblema.
“Formalmente exportamos el producto a cinco países, pero con un exterior ligeramente diferente al que conocemos en Bolivia. Presentamos la latita 75 millones en forma simbólica, pues anulamente producimos cerca de cuatro millones de envases”.
Christian Schilling / GERENTE GENERAL DE DROGUERÍA INTI
1925 fue el año en que Ernesto Schilling, creador del remedio maravilloso, llegó al país.