Invasión al TIPNIS


Rolando Antelo*

ROLANDO Estamos gobernados por un enfermo mental. Totalmente fuera de la realidad, de las necesidades del país. No hablaré de su ya reconocido internacionalmente complejo de inferioridad. Sabemos que no se está tratando. A vista está que sus trastornos mentales, que no son pocos, hacen de él poco menos que un púber.

Existen pruebas científicas de que los síntomas y el curso de un gran número de trastornos que sufre el ser humano (trastorno depresivo, demencia, dependencia de sustancias, esquizofrenia, fobia social, fobias específicas, hipocondrías, etc.) están influidos por factores étnicos y culturales.



Los bolivianos hemos podido comprobar mediante los medios de comunicación que Evo Morales padece efectivamente de dislexia (trastorno de la lectura), disgrafia (trastorno de la expresión escrita) y trastorno del lenguaje expresivo.

De cara a su conducta pública y la que trasciende de su conducta política mediante sus actos de gobierno de bolivianos y de cocaleros, donde ejerce en dualidad dos presidencias incompatibles, ética y legalmente, hay otras dos enfermedades que podrían ser las que aquejan al primer mandatario de los cocaleros y de Bolivia: trastorno delirante y trastorno disocial.

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En cualquier caso, la culpa directa de que una persona en el estado de enfermedad más que evidente que exterioriza Evo Morales, continúe ejerciendo su cargo, la tienen los responsables institucionales que le sostienen políticamente.

En forma inmediata:

a) Sus parlamentarios, que no osan levantar la mirada siquiera ante tantas barbaridades que habla o hace Evo Morales, peor, fiscalizar al Ejecutivo, ¡para lo que están cobrando sueldos!

b) El Fiscal General del Estado, que hace rato debería estar procesado y condenado, por no iniciar los procesos correspondientes al Presidente.

c) Los fiscales antidroga de todo el país, por iguales motivos.

d) Los altos miembros de la mal llamada "oposición" política, pues, en realidad, ni hacen oposición ni hacen política, sino que únicamente se dedican a defender los intereses de quienes les ayudaron en sus campañas o el interés de quienes los pusieron en la lista de diputados, senadores, concejales, consejeros, alcaldes y gobernadores.

A estos falsos "opositores", la suerte del país les tiene sin cuidado. Que una potencia mundial vecina se ponga en pie de guerra contra nuestro país, militarizando por completo y por tercera vez la frontera a causa de la hiperproducción y exportación denunciada de cocaína, ¡les trae sin cuidado! Que se descubran gigantescas cantidades de cocaína en camiones, barcos, mulas, aviones, provenientes de nuestro país, no les afecta en lo más mínimo.

Que Evo Morales, sistemáticamente, utilice y despilfarre los bienes públicos, tampoco. Que todo el aparato judicial, jueces, fiscales, esté cooptado por afines a los cocaleros de Evo, no les interesa. Ellos están en otro tren, en otro mambo, en otro baile, en otra lucha, que por supuesto no es la lucha del pueblo boliviano por la democracia, sus derechos, la libertad de los presos políticos de Bolivia, la amnistía de sus exiliados, el fin de la corrupción.

Sólo Norma Piérola lucha en solitario dentro y fuera del parlamento. Ella da sentido a la palabra: Parlamentario. Roger Pinto Molina, enclaustrado a vista y paciencia de la canalla judicial prococalera, ya dijo lo que tenía que decir acerca de quién es Evo y quiénes son sus cómplices en el poder.

Mientras tanto, Evo Morales en el TIPNIS, con una movilización injustificada en tiempos de paz, ha iniciado formalmente la Guerra contra los Indios del Oriente Boliviano, ordenando una invasión a sus ancestrales territorios, mientras un desdentado falso león prefiere mirar cómo crecen sus cultivos de soja transgénica, antes que salir al cruce, como macho, como hombre, como ciudadano, como político, como bandera, ¡a defender a nuestros hermanos!

Y es tan sinvergüenza que se las da de "opositor", pues sabe que siempre encontrará giles que lo apoyen, como el que lee fallos en hojas de coca o aquellos que sólo siguen consignas sin mayores análisis de la conducta política pública indigna que adoptó ante el muerto de Caranda, donde está aliado con el cocalero que lo persigue judicialmente.

Una ciudadana de la ciudad de La Paz, Jeanine Macías, tiene en claro que Evo Morales ha comenzado una Guerra contra el oriente en Bolivia. Nuestros indios orientales, bolivianos, teniendo el apoyo de la gran mayoría de bolivianos y gente racional del planeta, están solos, pues los gobernantes, las instituciones, que debieran ser quienes defiendan sus claros derechos de vivir en su territorio, explicitados en Tratados Internacionales, Constitución y leyes, ignoran estas normas de obligatorio cumplimiento.

Los Indígenas del oriente están solos. Sólo nos tienen a nosotros.

Y nuestra palabra y movilización social, efectiva con gobernantes sabios, no sirven ante un presidente enfermo, ante un presidente cocalero que tiene bien clara la situación: sólo los intereses cocaleros de su base chapareña que necesita ampliarse en el TIPNIS y los transgénicos de sus aliados del oriente encabezados por Rubén Costas Aguilera, son los importantes en Bolivia. Los demás derechos no existen. O deberán someterse a esta "regla" de gobernabilidad impuesta.

Las policías y las FFAA, sus máximos jefes, están felices en el rol de complicidad ejecutiva que la barbarie les asignó. La Patria para esta gente, seguramente tiene el color "verde" que ostentan y definen al grupo de logieros de Rubén Costas en el oriente. Todos sabemos que ese "verde" no es precisamente el "verde esperanza", sino otro verde, que sumerge y ahoga cualquier atisbo de humanidad, de patriotismo, de defensa de lo justo.

Se debe pedir Elecciones Anticipadas, como lo hizo Ismael Schabib Montero. No hay opciones. El presidente Evo Morales presenta síntomas claros de enfermedades psicosociales incurables, que afectan directamente la suerte del país.

Bolivia no merece estar manejada por el delirio, por el odio, el resentimiento, la delincuencia inherente a quien fomenta desde la administración del Estado la desobediencia a las leyes.

Su enfermedad es tal que ha puesto en riesgo al país, pues la reacción brasilera de militarizar las fronteras es culpa del crecimiento del narcotráfico, fomentado por el crecimiento en el cultivo de las hojas de coca para el narcotráfico, que trajo a estos últimos a crear zonas "libres" en nuestro territorio.

Esta conducta orate y criminal de Evo Morales está claramente contemplada en el Art. 114 del Código Penal:

“ARTÍCULO 114.- (ACTOS HOSTILES).- El que sin conocimiento ni influjo del Gobierno cometiere hostilidades contra alguna potencia extranjera y expusiere al Estado por esta causa al peligro serio de una declaración de guerra o a que se hagan vejaciones o represalias contra sus nacionales en el exterior o a la ruptura de relaciones diplomáticas, será sancionado con privación de libertad de dos a cuatro años. Si por efecto de dichas hostilidades resultare la guerra, la pena será de diez años de presidio”.

No debemos, aunque la barbarie quiera, seguir así. Debemos reaccionar y organizar a Bolivia con quienes no quieren vivir como simples observadores y relatores de acciones delictivas de quienes nos gobiernan.

*Presidente de la Asamblea Boliviana Democrática Internacional