MS.c. Hugo Salvatierra Rivero
En el mundo nuestro, cada vez aparecen nuevas formas en las que el hombre realiza trabajos o servicios forzados, que bien pueden ser catalogados como esclavitud del siglo XXI. Estos síntomas señalan que los mortales nos sumergimos sin vacilaciones en un infructuoso desierto.
La Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 30 de julio como el Día Mundial Contra la Trata de Personas, un día marcado en 2013 para concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos.
La Trata de personas está adquiriendo dimensiones espantosas, señala el Informe Global sobre el Tráfico de Personas 2018 que elabora la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).Es una lacra que tiene que ver con la explotación sexual, la servidumbre o la extracción de órganos. Por eso, que la Trata de personas es calificada como la esclavitud del siglo XXI.
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Para los médicos rioplatense, Miguel Ángel Schiavone y Sabrina Julio, en un artículo que escribieron en la revista argentina de Educación Médica el año 2016, sostienen que la Drogadicción es la esclavitud del nuevo milenio.
“La drogadicción es una pandemia que no solo afecta al adicto, sino a su grupo familiar y a toda la sociedad, constituyendo un problema de relevancia para la Salud Pública” sostienen.
En la actualidad gracias a las nuevas tecnologías y a la pandemia del Covid 19, muchos profesionales en Bolivia se han convertido en esclavos virtuales. Bajo el argumento de trabajar en la comodidad del hogar, estos deben estar disponibles las 24 horas y los 7 días de la semana. No respetan su privacidad y envían mensajes o llamadas incluso fuera del horario de trabajo, exigiendo informes y otras cosas.
Esto también es una especie de sometimiento virtual, porque desde la “comodidad del hogar”, el trabajador utiliza sus propios instrumentos, una oficina, computadora, escritorio, internet, celular, luz, agua, etc. Además, del compromiso intelectual.
Hay otra clase de esclavos singulares, que han surgido en los últimos tiempos y son los escribidores por encargo. En Bolivia algunos políticos principalmente utilizan esta clase de servicios informales. Contratan a una persona (con conocimientos) para que escriban bien de ellos, preparen artículos y publiquen e incluso escriban a nombre de ellos en sus redes sociales. Otros más osados presentan libros.
A estas personas, se les denomina escritor fantasma, porque nunca aparecen firmando sus escritos. Además, solo reciben una paga, no tienen contratos, seguro social, pago a AFP, por lo tanto, no tienen derecho a una jubilación digna.
Estamos viviendo en un mundo, donde el hombre está perdiendo su propia naturaleza de ser humano para convertirse en una ficha de ajedrez. Para ser esclavo hoy, no es necesario ser de propiedad de alguien, ser vendidos y comprados, solo basta que algún ignorante tenga dinero o llegue a tener poder.
«La tarea del educador moderno no es talar selvas, sino regar desiertos»
novelista británico C.S. Lewis
MS.c. Hugo Salvatierra Rivero
Periodista y docente universitario
Fuente: eju.tv