David Choquehuanca, el emisario indígena en su hora más difícil


Perfil, situación, y panorama del canciller boliviano.

La evidente pérdida de poder y protagonismo del otrora brazo derecho de Evo envía diversas señales. ¿Resignó espacio el indigenismo frente a otras facciones internas en el MAS?

imagePágina Siete, La Paz



Foto Abecor

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, presentó el pasado 11 de julio a Jerjes Justiniano como nuevo embajador de Bolivia en Brasil. ¿Por qué no lo hizo el canciller David Choquehuanca, a quien corresponde esta labor?

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Aunque desde el Ministerio de Relaciones Exteriores informaron que estaba de viaje, aquella no fue la primera ni la última señal de que el jefe de la diplomacia boliviana no pasa por su mejor momento en el Ejecutivo.

Pese a que en ministerios y movimientos sociales aseguran que el liderazgo del canciller está intacto, su distanciamiento del entorno cercano -y de mayor poder- del presidente Evo Morales es cada vez más evidente.

No pocos allegados y disidentes del MAS lo reconocen, y ni qué decir de analistas y opositores, que no dudan en afirmar que Choquehuanca perdió la pugna interna palaciega, y con él fue derrotada también la línea indigenista del Ejecutivo, otrora esencial y muy poderosa.

¿Lo marginaron o decidió aislarse? Nadie se anima a contestar frente a un micrófono.

Pese a la insistencia de Ideas, el canciller no concedió entrevista para hablar de su situación particular y de sus proyectos futuros para la diplomacia boliviana.

El símbolo indígena

La historia del congreso campesino de marzo de 1995 en Santa Cruz tiene ya ribetes de leyenda para el proceso de cambio.

“Por la Tierra, Territorio y el Instrumento Político” se llamó el encuentro en el que germinó el Movimiento Al Socialismo. Entre sus participantes estaba un joven Evo Morales, todavía lejos de ser un líder con alcance nacional.

A su alrededor había dirigentes más fogueados como Juan de la Cruz Villca, representantes quechuas como Félix Santos o Román Loayza, y también uno de los líderes más lúcidos de la nación aymara: David Choquehuanca Céspedes.

“Es un orgullo contar con el canciller Choquehuanca como parte del proceso de cambio. Nosotros sabemos de su trayectoria y su compromiso como aymara con los demás pueblos. Sabemos que es un hombre identificado con los movimientos sociales y que nos representa a nivel nacional e internacional”, comenta Julia Ramos, coordinadora del Pacto de Unidad, la plataforma de sectores campesinos e indígenas afines al oficialismo.

Ramos es una de quienes no aceptan que el estatus del canciller haya cambiado… que no acepta que uno de los pilares del proceso de cambio propiciado por el MAS esté de capa caída.

Y claro que fue así. A medida que su liderazgo despuntaba -como en aquella cita de 1995-, Choquehuanca cobró cada vez mayor protagonismo: como asesor de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y luego desde algunas ONG que trabajaron con indígenas.

Luego, ya en lides políticas, como indiscutible lugarteniente de Evo, nadie pudo objetar que se instale en el ministerio de Relaciones Exteriores desde el 23 de enero de 2006. Además, ejerce como “primer ministro del gabinete”, cargo que en otros países tiene una relevancia más allá de lo simbólico.

Él y Luis Arce son los dos ministros de Morales que no se movieron del gabinete desde el primer día. Sin embargo, la creciente influencia del titular de Economía y Finanzas parece inversamente proporcional a la suerte del canciller.

Félix Patzi, otro destacado indigenista que formó parte de la primera etapa del Gobierno masista, está seguro de que el bajo perfil de Choquehuanca se debe a que perdió la pulseta frente a otros liderazgos.

“Hay que analizar varios puntos. Lo indígena es un elemento muy valorado dentro del Gobierno, por eso resulta difícil creer que cambien al canciller. Su participación es muy importante, en este sentido, porque es el único representante indígena que queda en el Ejecutivo. Sin embargo, es evidente que ya no le queda mucha influencia política”, comentó.

Tras ser ministro y candidato del MAS a la Gobernación de La Paz, Patzi fue alejado en 2010 debido a un inconveniente. Pero al parecer esto ya quedó en el pasado, porque en los recientes meses se reunió con varias autoridades, incluso en la residencia presidencial de San Jorge.

Señales y motivos

Las primeras muestras de que Choquehuanca disentía de algunas decisiones del pleno del gabinete se hicieron evidentes por primera vez tras el fallido gasolinazo de 2010.

Cuando esta posición se filtró desde el Palacio, muchos ministros e incluso el presidente Morales reaccionaron visiblemente molestos. Más allá de la privacidad del gabinete, para la opinión pública, el indigenista apareció como el único “peso pesado del Gobierno” que combatió la decisión de descongelar el precio de la gasolina.

Idón Chivi, director de Administración Pública Plurinacional y reconocido indigenista, asegura que “no existe disputa alguna en el Gobierno, no es que el canciller quiera imponer una línea. Lo que expone David Choquehuanca responde a la voluntad del gabinete y del presidente Evo Morales”.

Pero ésta y otras afirmaciones no ocultan hechos evidentes: al menos desde la VIII marcha en defensa del TIPNIS -cuando fue obligado a marchar-, las apariciones del canciller son cada vez más esporádicas, salvo en temas estrictamente ligados a su cargo. De hecho, luego de lo sucedido con Jerjes Justiniano, tampoco la designación de Marcos Domic como embajador en México fue confirmada por Choquehuanca.

Para el diputado de Convergencia Nacional Luis Felipe Dorado, el alejamiento del “primer ministro” también se hizo muy evidente durante la celebración del aniversario de las FFAA en Trinidad.

“Es notorio que quieren marginar al canciller del esquema. Lo comprobamos en la parada militar de Trinidad, Choquehuanca estaba sentado en una cuarta fila. Debe ser otra pelea interna que tiene el Gobierno. La bandera del indigenismo del presidente Morales ha cambiado completamente y el canciller, que es uno de los últimos representantes de esta línea, es víctima de ello”, afirmó.

Aún más radical, el dirigente de Unidad Nacional Carlos Hugo Laruta asegura que la línea del ministro de Relaciones Exteriores “jamás fue tomada en cuenta”.

“El canciller es una persona que expresa una corriente de indigenismo muy radical. Esto sólo se puede reflejar en términos discursivos. Él sabe muy bien que lo que dice es solamente retórica. Las disputas por más poder que existen en el Ejecutivo hacen que se arrincone y guarde silencio”.

Incluso la presencia mediática de Choquehuanca es ahora muy limitada. Hace una semana, cuando periodistas le preguntaron sobre el conflicto con los indígenas de tierras bajas, respondió -en tono molesto- que no tenía “competencias” en el tema. Choquehuanca, además, se mantuvo al margen del proceso de consulta efectuado en el Parque Nacional Isiboro Sécure.

Eso sí, no podía ser de otra manera, cobró protagonismo a principios de junio en la Asamblea de la Organización de Estados Americanos que se efectuó en Cochabamba. Pero fue algo fugaz.

Su última intervención pública con trascendencia fue el anuncio, a inicios de mes, del fin del ciclo del Macha, (“la era de la Coca-Cola”), para la llegada de la época del Pacha, el “nuevo tiempo” que pueblos indígenas de todo el mundo esperan recibir en diciembre.

Choquehuanca impulsa para ese mes un gran encuentro internacional; sin embargo, el silencio del resto del Ejecutivo delata otra vez que su iniciativa está alejada de las prioridades.

La trascendencia histórica de Choquehuanca en el Gobierno habla de la importancia de esta mala hora que atraviesa.

¿Qué le deparará el transcurrir político al máximo representante indigenista, líder de la diplomacia nacional, y otrora gran articulador del Ejecutivo con los movimientos sociales?