Más sobre la gran estafa


Susana Seleme AnteloSigo con el séptimo discurso de la era Evo Morales, presidente de Bolivia y presidente de las poderosas seis federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba.¿Cuán efectivo será un ‘ejército ecológico’ para impedir la invasión a parques nacionales, si son precisamente sus afiliados cocaleros los primeros en invadirlos? Merced a la ‘colonización cocalera’, la frontera agrícola de la materia prima de la cocaína –hoja de coca– crece sin freno. Así, Bolivia ha desplazado a Colombia en la producción mundial de la droga, y, a falta de medallas olímpicas deportivas, ostenta la de plata como segundo productor de cocaína. El boletín Siglo XXI apunta que el ‘ejército ecológico’ se encargaría del desmonte para la ‘rodovía de coca’ que destruirá el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis).Abona sobre el tema Winston Estremadoiro, quien contradice a Morales cuando afirmó que garantizará “seguridad alimentaria con soberanía”. El periodista señala que, más bien, “desincentiva las inversiones agrícolas grandes, por la ridiculez de imponer trabas arancelarias y controles de precio a los productores agropecuarios de Santa Cruz… mientras los favorecidos ‘originarios’ prefieren invadir predios ajenos, matutear productos agroindustriales y gas a Perú, sembrar coca y fabricar cocaína en reservas y parques naturales”. Estremadoiro apunta que el “proceso de cambio es relevo de rateros”, y le sobran razones.El doble presidente desconfía de la inversión privada y así nos va: mísera inversión extranjera directa. Como indulgencias propias alabó los indicadores macroeconómicos, buenos por los altos precios de las materias primas en el mercado global y no precisamente por su gestión. La microeconomía, que es la que le ajusta el cinturón a la población, brilló por su ausencia.Prometió erradicar la pobreza extrema hasta 2025, pero no dijo cómo. ¿Sabrá que la única manera de romper el ciclo de reproducción intergeneracional de la pobreza empieza con cobertura de educación a todas las mujeres y madres, en igualdad de género? Educar a madres ha generado ya un contundente proverbio: “madres educadoras, sociedades educadas”.Tampoco sabrá Morales que combatir la pobreza exige inversión en la primera infancia: de 0 a 6 años. Según la OPS, un dólar invertido en el primer ciclo de vida tiene una tasa de retorno de 17 dólares, superior a proyectos de infraestructura. No lo sabe; de ahí la tozudez en la carretera que destruirá la biodiversidad del Tipnis y su capital humano indígena. ¿Sabrá, acaso, que por cada dólar que se niega en inversión a un niño-niña, el Estado gastará luego 63 dólares cuando sean adultos, no en nutrición, salud y educación, sino en centros de rehabilitación, cárceles y policías para combatir la delincuencia? (Universidad de Berkeley).Es cierto que con Morales hay movilidad social, presencia de nuevas élites indígeno-mestizas en el aparato del Estado y nuevos ricos de extracción popular, pero no son ajenos a prácticas económicas informales e ilegales como el contrabando, la corrupción y el narcotráfico. Los bonos que otorga el Gobierno, a pesar de las críticas al rentismo, ayudan a paliar la pobreza, pero no la erradican.La frase final, “Vamos a luchar contra el imperio” –USA– es otra estafa, pues el único imperio contra el que debe luchar es contra la economía política de la cocaína y el crimen organizado. Este es el Estado plurificciones de Morales, dictadura revestida de democracia. El Deber – Santa Cruz