El virus apagó su vida en el pico más alto de la primera ola. Fue secretario de Salud del departamento cruceño y pese a estar en el grupo de riesgo decidió mantenerse en primera línea de la lucha contra la pandemia.
Este 24 de julio se conmemora un año de la muerte de Óscar Urenda, un ícono del trabajo en salud y de la lucha contra el coronavirus en Santa Cruz.
El virus apagó su vida en el pico más alto de la primera ola del Covid-19. Urenda, pese a estar en el grupo de riesgo (tenía 72 años) decidió mantenerse en primera línea de trabajo contra un virus desconocido que había provocado miles de muertes en el mundo y el cierre total de fronteras de varios países.
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Urenda por una década estuvo a cargo de la Secretaría Departamental de Salud y con su equipo lideró la contención del Covid-19 en Santa Cruz el 2020. En un trabajo contra reloj, gestionó el funcionamiento para atención Covid-19, del hospital de Montero, un centro que ahora lleva su nombre. Además, organizó la habilitación de más camas de terapia intensiva y de aislamiento para pacientes Covid.
A cinco días de cumplirse dos meses de la detección de los dos primeros casos de coronavirus en el país, Urenda informaba que entraría en cuarentena porque un integrante de su equipo dio positivo al virus. «Vamos a entrar en cuarentena, vamos a seguir trabajando y vamos a seguir informando…», dijo el 5 de mayo del año pasado con la voz entrecortada.
El 9 de mayo confirmó que dio positivo al virus por lo que estuvo aislado por dos semanas. Pese a su confinamiento no dejó de trabajar, pues coordinaba reuniones por zoom con su equipo de colaboradores.
Tras su recuperación viajó a Trinidad (Beni) para ayudar en la organización de tareas de contención. Sin embargo, a los días de su retorno al departamento cruceño, el 1 de junio Urenda informaba que, por segunda vez, dio positivo a Covid. Cuatro días después fue ingresado a terapia intensiva y en las 48 horas siguientes intubado.
El 24 de julio del 2020, después de más de 40 días en terapia intensiva, falleció. En conmemoración a su valentía y trabajo incansable, una avenida lleva el nombre de este servidor de la salud: el cuarto anillo, entre las avenidas Cristo Redentor y Alemana.