El viceministro de descolonización, Félix Cárdenas, acaba señalar que el proceso judicial que el gobierno impulsa contra tres medios de comunicación podría quedar sin efecto si éstos “piden disculpas”.La postura del funcionario es la misma de varios voceros del régimen ante distintos casos, lo que amerita considerar que se trata de una línea política sistemática, que busca la autoacusación de los disidentes.Mediante presiones, se procura que quienes se atrevan a pensar y opinar diferente se retracten de sus posiciones, procedimiento que ya dio resultado con el magistrado del Tribunal Constitucional, Gualberto Cusi, quien se vio forzado a desdecirse luego de haber denunciado la injerencia del oficialismo en el órgano judicial que integra.Tal vez sea el mismo caso de Samuel Doria Medina, quien pidió disculpas a la ministra Achacollo después de ventilar un presunto caso de corrupción de menores que involucraría al presidente Morales, aunque el dirigente opositor agregó que no retiraba la denuncia. De cualquier modo, la retractación parcial quizás pueda explicarse por la espada de Damocles estatal que pesa sobre sus empresas.En el mismo sentido, el senador del MAS David Sánchez habla de condicionar la amnistía política que exigen los parlamentarios de oposición a una “retractación” de los perseguidos.Por igual camino, la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados utiliza el procesamiento contra legisladores díscolos con el propósito de forzar el “pedido de disculpas”.Ante esto, nos viene a la memoria el caso de los tristemente célebres “juicios de Moscú”, realizados durante la era estalinista en la Unión Soviética, grotescas parodias de procesos en los que se obligaba a los disidentes a auto-acusarse públicamente.Perverso procedimiento totalitario que los discípulos locales de Stalin parecen querer repetir en Bolivia…[email protected]