Dos comicios tendrán lugar en el transcurso de los próximos dos meses que pueden generar importantes repercusiones para la situación política de Bolivia. Hablamos de las elecciones presidenciales en Venezuela y Estados Unidos, a desarrollarse el 7 de octubre y el 6 de noviembre, respectivamente.
En el caso venezolano, una eventual derrota de Hugo Chávez sería sin duda la estocada mortal al proyecto continental del ALBA y tendría relevantes efectos en el Estado Plurinacional, dada la alta dependencia del régimen de Evo Morales con Caracas.
Entre las tantas cosas que perdería el gobierno cocalero citaremos: el financiamiento para el programa “Evo cumple”, de gran incidencia en el electorado del MAS; el apoyo de los servicios de inteligencia venezolanos, acusados de intervenir en las crisis políticas bolivianas; el abastecimiento de petróleo a crédito, vital para sostener el precio subsidiado de los combustibles en el mercado interno; la presencia de militares de Venezuela, que actúan sobre todo en el norte amazónico; y más que nada, perdería oxígeno a nivel internacional, donde Morales se encaminaría hacia un mayor aislamiento.
Otro escenario posible, que también transferiría inestabilidad al gobierno boliviano, es el de conflictos civiles en Venezuela si Chávez pierde pero no entrega el gobierno, si se produce un escandaloso fraude o si el teniente coronel muere en el poder poco después de las elecciones.
Las encuestas dan resultados variables, en medio de una verdadera “guerra de sondeos”, pero dos síntomas parecen mostrar que las cosas se están poniendo complicadas para el oficialismo: la victoria de Capriles con el 53% en un reciente simulacro electoral, procedimiento harto más creíble que las encuestas; y la admisión del propio Chávez de que está perdiendo ventaja.
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En el caso de las elecciones norteamericanas, la reelección de Barak Obama no supondría grandes cambios para el gobierno de Evo Morales, dada la relativa permeabilidad del ala izquierda del Partido Demócrata para los lobbystas del ALBA en Washington, y es probable que en el 2013 Estados Unidos y Bolivia vuelvan a intercambiar embajadores.
En cambio, una victoria de Mitt Romney significaría el ascenso al gobierno de duros críticos del proyecto chavista, como Otto Reich, Roger Noriega, Marco Rubio o Ileana Ros-Lehtinen, que podrían ensayar una nueva estrategia para contener a los neopopulistas…