La mentira tiene patas cortas


SUSANA Susana Seleme Antelo

Se le desmoronó al gobierno la patraña del terrorismo, el magnicidio y la existencia de los supuestos terroristas, tres de ellos ajusticiados con saña. También se le cayó estrepitosamente la foto con la que el ministro de gobierno batió las cotas de la mentira política: presentó como prueba de terrorismo en Santa Cruz una foto de un grupo deportivo que practica Airsoft. El ridículo debiera tener límites, porque antes de semejante chambonada, al ministro debieron informarle de qué va ese juego, cuyas armas son de plástico. Como todo se les vino abajo, ahora apuntan al ‘separatismo’ para seguir distrayendo a los medios y a la gente, mientras la gestión pública sigue gateando, la corrupción y el narcotráfico van que chiflan, y el padrón electoral biométrico es el as bajo la manga del MAS para reproducir su poder político.

No podrá el gobierno probar que los fallecidos y el húngaro detenido -y torturado como demuestran las fotos presentadas por su abogado- pretendían matar a Morales y otras autoridades, pues el fiscal encargado al caso, Marcelo Sosa, en declaraciones al diario ‘Irish Times’ dijo que “Se está especulando…No hay evidencia de plan magnicida”. La nota reproduce declaraciones del presidente Morales que apuntan a que Irlanda, Hungría y Croacia, de cuya nacionalidad eran los tres ajusticiados, “no tienen autoridad para pedir una investigación. Yo podría pensar que ellos fueron los que los enviaron aquí para atacar la democracia”. ¡Qué atrevida es la soberbia! Lo único que piden esos gobiernos como los familiares del irlandés Martín Dwyer, es transparencia ante el sainete que ha montado el gobierno, violando normas básicas de Derechos Humanos. Radio Netherland cita “otras declaraciones”, según las cuales los muertos fueron víctimas de un “asalto” por las fuerzas de seguridad sin tener oportunidad de defenderse.



Un terrorista duerme con un ojo abierto y observa medidas de seguridad que incumplieron estos presuntos terroristas. El Vice lo debe saber porque él anduvo en un grupo clandestino tumbando torres, años ha. Su “seremos implacables contra los terroristas” ¿quiere decir que se los mate? Al margen de lo que hubieren sido en vida los tres fallecidos, no se merecían tal final por el derecho humano del derecho la vida.

En Youtube se lee que Eduardo Rosza sobrevivió a la balacera de los ‘tiras’ y que antes de morir fue torturado. ¿Por qué se olvida que nació en Santa Cruz y como podría pasarle a cualquier querendón de su cuna, decidió ‘defenderla’ de las agresiones que el gobierno infligió a la región, mediante cercos, marchas con gente bien armada, encapuchada, amenazas e infundios de toda calaña? La hoja de vida de Rozsa es, cuando menos, agitada y aventurera. ¡Hay tupida tela que cortar aún! Pero como él mismo señalara a un periodista húngaro, en lo que puede ser su testamento o un tongo como ya especulan en Hungría, "No voy allá para atacar La Paz …o para derrocar al presidente. Santa Cruz es muy importante para mi". Hoy está militarizada.

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Las cortas patas de la mentira las define el auténtico indígena Felipe Quispe: “Hay muchos terroristas que están en el Gobierno aterrorizando al pueblo boliviano. Está pasando igual que el ’71 con el Gral. Bánzer, lo mismo hacían, porque encontraban a un militante del Ejército de Liberación Nacional, lo hacían aparecer con armas, se lo mataba…No puedo creer nada de este tipo montajes que está haciendo el gobierno.” Yo tampoco.