La presidenta argentina respondió al organismo financiero que anunció sanciones si no sigue recomendaciones. “Argentina no es un cuadro de fútbol”, dijo en Asamblea General de la ONU.
El Fondo Monetario Internacional debería aprender de la FIFA, afirmó la presidenta argentina Cristina Fernández un día después de que el organismo monetario amenazó a su país con mostrarle una tarjeta roja si no cumplía con ciertas condiciones en un plazo de tres meses.
“El rol del presidente de la FIFA (Joseph Blatter) ha sido bastante más satisfactorio que el rol del director del FMI en cuanto a organizar lo que es responsabilidad de ellos”, declaró Fernández el martes en su presentación ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Añadió que mientras que la FIFA organiza exitosamente cada cuatro años el mundial de fútbol, “el FMI viene tratando de organizar la economía (mundial) desde la década de los años 80 y crisis tras crisis no logra hacerlo”. “No he escuchado ninguna autocrítica del FMI en cuanto a cuáles eran las estadísticas de España, Grecia, Portugal e Irlanda, que permitieron que contrajeran deuda sin ningún tipo de control”, insistió Fernández.
“Cuáles son los controles? Por qué se controla a algunos y a otros no?” Fernández pareció sumamente irritada por la analogía futbolística que hizo la presidenta del FMI Christine Legarde al decir el lunes que le mostraba a Argentina su última tarjeta amarilla por no cumplir con sus recomendaciones y que la próxima sería roja. Legarde le dio tres meses a Argentina para ajustar los parámetros que utiliza para calcular la tasa inflacionaria y el producto interno bruto.
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“Quiero decirle a la titular del FMI que esto no es un partido de fútbol. Es la crisis económica y política (mundial) más grave de que se tenga memoria desde la década del 30”. “Mi país no es un cuadro de fútbol. Es una nación soberana que toma soberanamente sus decisiones y no va a ser sometida a ninguna presión y mucho menos a ninguna amenaza”.
Fernández no aludió a los métodos cuestionados por el FMI y se limitó a decir que su país le había dado la espalda a las fórmulas promovidas por ese organismo y tiene una economía más sólida que la de los países que siguen sus recetas.
Fuente: El Comercio