Nerviosismo gubernamental por Venezuela


En la jornada, tanto el ministro de gobierno, Carlos Romero, como el embajador en Caracas, Jorge Alvarado, señalaron que en caso de una victoria electoral del opositor Henrique Capriles “Bolivia se verá obligada a revisar las relaciones bilaterales con Venezuela”.Se trata de un patético intento de influir en los comicios del próximo 7 de octubre en el hermano país, tratando de instalar la falacia de que un gobierno de Capriles se vería aislado en América Latina. Amenaza infundada, dada la buena sintonía que el candidato de la Mesa de Unidad tendría tanto con los gobiernos de izquierda moderada (Brasil) como con los de centro-derecha (Colombia, México, Chile). En realidad, las declaraciones dejaron traslucir el nerviosismo existente en el Palacio Quemado por una eventual derrota de Hugo Chávez y se convirtieron en una auténtica confesión de la dependencia del gobierno de Evo Morales con Caracas.“Tenemos tareas que cumplir y las hacemos coordinadamente con los países del ALBA, bajo el liderazgo de Venezuela”, dijo Romero.El hecho de que las manifestaciones del ministro hayan sido repetidas por Alvarado en Venezuela demuestra que no se trata de simples declaraciones aisladas, sino de una línea oficial de la administración evista.Por cierto, el embajador de Bolivia en Caracas se ganó severas críticas en el programa “Aló ciudadano” del canal de televisión Globovisión, donde el conductor del programa, Leopoldo Castillo, le advirtió que “Usted no tiene derecho a inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela”.De hecho, la injerencia en los asuntos internos ha sido moneda corriente en la relación entre los gobiernos de Chávez y Morales, donde el primero funge hasta el momento de “hermano mayor”, mediante el financiamiento del programa “Evo cumple”, de gran incidencia en el electorado del MAS; el apoyo de los servicios de inteligencia venezolanos, acusados de intervenir en las crisis políticas bolivianas; y la presencia de militares de Venezuela, que actúan sobre todo en el norte amazónico.Aunque los fondos para el programa de prebendas presidenciales se pierdan en un gobierno Capriles, Bolivia ganaría márgenes de soberanía que le permitirían encarar, por ejemplo, una política de comercio exterior ligada a los intereses del país y no a los dictados ideológicos e incluso bélicos del ALBA.Claro que, para eso, debería haber un gobierno que piense en términos nacionales…[email protected]