Gutiérrez y su mundo de simbolismos

Después de casi una década alejado de las galerías, Luis Esteban Gutiérrez vuelve con su mejor forma de expresión: la tinta china. El Centro Cultural Santa Cruz alberga una muestra retrospectiva del artista cruceño, denominada Sangre negra. Estará abierta hasta el 14 de octubreMarcelo Suárez RamírezLuis Esteban Gutiérrez camina inquieto en la vereda del Centro Cultural Santa Cruz. Va en busca de cigarrillos, mientras aguarda la hora en que se abrirán las puertas de la institución al público para poder ingresar y hablar de su arte con Brújula. Pero no se da cuenta de que no es necesario esperar. Cuando el guardia del lugar se entera de que las 115 obras que ocupan dos de las principales salas del centro pertenecen a Gutiérrez, se ve casi obligado a hacer una excepción. Una vez dentro: “Qué locura ¿no?”, “Esto lo hacía desde peladito”, “No me vas a sacar una foto como una modelo posando con su botella de Coca Cola”, son algunas de las frases en tono jocoso que expresa el artista, mientras se prepara para la entrevista y para los requerimientos del fotógrafo. De esa forma, Gutiérrez se reencuentra con su trabajo, con las diversas series de dibujos en tinta china que han salido de su mente y que, reunidas, forman parte de la muestra Sangre negra, una retrospectiva que abarca sus últimos 20 años de labor artística.Hablar de una retrospectiva a los 36 años pareciera una exageración, pero no es el caso de Luis Esteban Gutiérrez Tamayo, el artista cruceño conocido también como ‘Luisi’, que desde su adolescencia tuvo la oportunidad de exhibir su talento en la ciudad. Sangre negra (título que hace referencia a la tinta china y a “cuestiones muy subjetivas, mi vida fijada en negro”, según afirma) representa un retorno para un Gutiérrez que estuvo alejado de los espacios de arte en la última década. Su última exposición en Santa Cruz se remonta a 2003, tuvo por nombre Churrasco y se exhibió en la desaparecida galería Oxígeno. En aquella oportunidad presentó una muestra de pintura sobre madera y acrílico, técnicas a las que dedicó menos tiempo que a la tinta china, el principal material y motor de su espíritu creativo.– ¿Cómo fue tu acercamiento a la tinta china?– Inicialmente la agarré con plumilla y tintero, con toda la mística que implica ya de por sí las características de esta técnica. Prácticamente, los materiales son dotados, yo agarro la tinta tal cual se ve en mis primeras piezas de 1993. Es la única técnica que he desarrollado de forma cómoda, ya que no me implica dificultades en el tema del transporte, pues el material va en el bolsillo. Hay técnicas que las he bloqueado y nunca más las he desarrollado en mi vida, como la serigrafía, mientras que a otras estoy volviendo, como el óleo.– ¿Qué te ha permitido la tinta china, comparada con otros soportes?– Sobre todo inmediatez y reacción instantánea. Aquel error que uno tiene al momento de realizar un dibujo puede subsanarse con la viveza criolla y transformarse en parte de la obra. Claro que también depende del creador. Dentro del manto de la mediocridad, algunos se mandan cada cosa que la quieren hacer pasar por arte. Con el tiempo he experimentado variaciones en cuanto al soporte. Primero utilizaba papeles de un gramaje adecuado, ahora estoy pintando sobre hojas hechas a mano con mayor absorbencia, más finas y controlables. Trabajo con el detallito casi microscópico incluso con la lupa. Cuanto más cargás la tinta más la vas usando y tu línea se puede hacer casi imperceptible, como nanolíneas.– ¿Cómo eran tus primeras obras?– Pertenecen a una etapa más confusa, más de búsqueda. He pasado por varias etapas. Atrás quedó ese niño que sorprendía a la gente con su talento, como si fuera un pequeño Michael Jackson al que todos miraban y decían: “Que lindo, que hermoso”, y todos se la creían. Ahora es mucho más que eso.– ¿Ahora disfrutás más tu trabajo?– Aunque todavía estoy viviendo los años fogosos de mi juventud, ahora disfruto más de mi trabajo. Sin duda me quedan todavía unos 50 años más para disfrutar. Hay una gimnástica única que me ha podido dar la tinta y que ha sido una buena escuela en lo metódico. Tengo dibujos a lápiz, algunos óleos y otros trabajos de mi primera época, pero son obras más dispersas. Entonces, creo que queda algo del inicio pero, plástica y visualmente, el tema de mi dibujo se ha saturado mucho más. – Me llaman la atención algunas series de obras, como Cotidiano ¿De qué habla?– Es una referencia sexual única. Habla de cosas imparables, de mi chauvinismo, de mi presencia en todas partes. Estoy chuto cuando me levanto, cuando salgo, cuando manejo (risas). Cotidiano soy yo en la época en que realicé esa serie (1998). Ahora estoy en otra etapa; tengo dos niñas, tengo dos perritos, solo me falta llegar a mi casa con verja blanca, cargando mi maletín y que mi mujer vestida de mandil esté esperándome en la puerta. La vida perfecta. Pero es solo la apariencia.– ¿Te interesa la coyuntura y la realidad nacional?– Me interesa lo que hago. Me pregunto cómo me esmero para no complicarme con tanto panorama y escenario de temas que siempre están ahí, pero que opto por no darle importancia. Ahora solo mentalizo los mundos culturales, las canciones encendidas, las religiosas, las pláticas de fútbol y de política. Pero con mis amigos hablo de otras cosas, por ejemplo, de cómo un descarado le palpa el culo a una mujer. No me seduce el contexto ni la coyuntura como para ponerla en mi obra. – ¿Qué te motiva a crear?– Las cosas que están cargadas de simbolismos y que habitan en mis pensamientos durante un largo tiempo. Pueden ser temas de adoración personal, cosas que me apasionan, tan triviales como una serie de Playmóbil, puede ser Elvis, el apocalipsis, todo eso que no ha sido pensado; lo cotidiano, lo que me emputa y lo injusto, lo que pasa de un color a otro rápidamente. El Decamerón de la vida– ¿El óleo tu segunda opción después de la tinta?– La temática me lleva a la técnica. El óleo ha estado presente siempre en mi obra, pero nunca expuse en esta técnica. Solo en 1993 participé con un cuadro en la bienal de arte de ese año. El próximo año expondré Apocalipsis y Los Martirios, obras realizadas en otras magnitudes. Será mi primera muestra con ese soporte.– ¿Te gusta realizar autorretratos?, En esta muestra veo que tiene dos (ON /OFF)– Sí. Tengo muchos más que no están en esta muestra, algunos forman parte de la serie Los Martirios. Me estoy viendo mucho últimamente, lo hago como una especie de terapia, una catarsis. – ¿De qué artista nacional admirás su trabajo?– Me gusta mucho Juan Bustillos, es fantástico. Después me encanta Carmen Villazón, es nuestra Rousseau, la aduanera que siempre nos está sacando lo que tenemos. Y también me gusta Valcárcel, alguien que sabe mucho de esto. Con ellos tres tendría mi universo. Son grandes, cada uno en lo suyo.Un sincero e íntimo reflejo del artistaMateo Asbún / CuradorSangre Negra es una muestra en la cual se rescata una selección de más de 100 tintas chinas inéditas de los archivos personales de Luis Esteban Gutiérrez. Son más de un centenar de verdaderas obras de arte que se habían escapado del ojo público desde el momento de su creación. Esta vez se las presentamos como 13 series, con títulos propios, en las cuales las obras comparten no solamente el mismo año de producción, sino también una temática y técnica común. Aparte de manejarse independientemente de cualquier escuela, Luis Esteban muestra un crecimiento técnico en los diferentes años de producción. Él permite que su técnica madure de manera natural, sin forzarla. Pero, dentro de esto, lo más impresionante es que durante estos veinte años de producción el artista no utiliza un esbozo inicial en lápiz para sus obras.El trazo está comprometido desde el primer momento en el papel, sin importar adónde lo lleve y explotando la mancha de la tinta -un error garrafal para la mayoría de los artistas- como parte de la obra. Vemos el mayor ejemplo de esto en la serie titulada Familia, cuando utiliza la tinta derramada y la técnica del transfer para crear piezas de gran calidad y carga emotiva. El movimiento, a través de estas series, también mostrará la mirada crítica de Luis Esteban hacia la sociedad y hacia sí mismo, así como las diferentes influencias que van transformando su arte. Podemos hablar de una serie como Persona (G), de 1993, en la que el artista realiza críticas a los estereotipos sociales, influenciado directamente por Dalí, Goya y varios otros artistas locales e internacionales. Mientras que, por otro lado, vemos su serie Kafkianas, de 1994, en la que la inspiración es el autor que le da el título a la serie. Pero la mirada de Luis Esteban no es solamente externa sino también interna, como se mencionó anteriormente, las series tituladas Familia, de 1997; Cotidiano, de 1998, y Danza, también de 1998, son un reflejo más íntimo y sincero del artista.Más detalles -Proyecto. Sangre negra forma parte de un proyecto de tres muestras que Gutiérrez presentará en el Centro Cultural Santa Cruz. El próximo año expondrá Apocalipsis y Los Martirios, dentro del interés del artista por otras técnicas, como el óleo. Las temáticas de estas obras están cargadas de símbolos. “aunque no son asuntos religiosos ni tienen que ver figuras fatalistas. Me interesa la simbología, cosas mitológicas, la corporeidad y la física”, según afirma Luisi Gutiérrez.-Estrella. Otra serie en la que está trabajando se llama Los otros Elvis, también en el óleo, con el fin de retomar y avanzar en esta técnica. “Hago una revisión de los artistas que fueron las versiones de Elvis Presley, como Raúl Seixas que es como el Elvis brasileño; Sandro, el argentino y Buddy Richards, el chileno”, informó el autor.El Deber – Santa Cruz