Se acerca el bicentenario de Charcas

a_saavedra3 Agustín Saavedra Weise *

El 25 de mayo de 2009 –ya muy cercano– se cumplirán 200 años del pronunciamiento revolucionario de Charcas (también La Plata, Chuquisaca y Sucre), la ciudad de los cuatro nombres. Por ser sede de la eximia Universidad de San Francisco Xavier, la culta Charcas del Alto Perú (hoy Bolivia) de la era colonial fue el fermento intelectual de la libertad sudamericana.

Esos hombres ilustres de Charcas se empaparon de los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad que propalaba la Revolución Francesa. Asimismo, tomaron nota de lo sucedido en el hemisferio norte, donde 13 pequeñas colonias inglesas declararon su independencia el 4 de julio de 1776 con el entonces pomposo y hasta petulante nombre de Estados Unidos de América.



De la mano de personalidades formadas en Charcas –como Serrano, Monteagudo y Moreno, por citar sólo tres de los más representativos–, la idea libertaria llegó hasta la capital del Virreinato del Río de la Plata, la ciudad de Buenos Aires, donde poco tiempo atrás se habían repelido exitosamente dos invasiones inglesas. Desde esos cruciales eventos Buenos Aires bullía con diversas ideas políticas, sobre todo en función de la reciente invasión napoleónica de la península ibérica y la consiguiente defenestración del heredero legítimo de la Corona española, Fernando VII. La pujanza demostrada frente a los británicos cuando éstos pretendieron ocupar Buenos Aires mostró a los porteños que podían ser libres y vivir sin tutelas foráneas.

Fue así como se produjeron –exactamente un año después que en Chuquisaca, el 25 de mayo de 1810– los sucesos trascendentales que ese histórico día crearon embrionariamente a la nación Argentina, integrada entonces adicionalmente con los territorios de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

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Desde 1809 y 1810 hasta la independencia final sudamericana pasaron largos 16 años. Con la sumatoria de los éxitos sanmartinianos y bolivarianos en Chacabuco, Maipú, Riobamba, Junín y Ayacucho, recién en 1825 se pudo consolidar la libertad. El largo dominio español concluyó; éste quedó relegado –hasta 1899– a Cuba, Puerto Rico y algunas dependencias del Caribe.

Comenzaba una nueva era al albor de las flamantes naciones del continente, aunque éstas se gestaron con un pecado original: la desunión. La forma de coloniaje impuesta por España mediante una férrea centralización vía la Casa de Contratación y la escasa vinculación entre sí provocó que las nuevas repúblicas tendieran a marchar cada una por su lado. Lo ideal hubiera sido retomar la senda de unidad trazada e impulsada por Simón Bolívar y José de San Martín. La historia lamentablemente se escribió diferente. Cada país buscó su propio lugar bajo el sol, no faltando tristes guerras civiles y enfrentamientos entre países hermanos. Pero pasó el tiempo y el espíritu de unidad –siempre latente– volvió a florecer. América Latina está retomando actualmente ese sendero de la unidad mediante diversos mecanismos integracionistas con crecientes módulos de cooperación económica, política y social, agregando a ello el importante perfeccionamiento de nuestra institucionalidad democrática.

La vieja Charcas –Sucre– iniciará pronto las celebraciones del bicentenario. Luego le seguirá La Paz el 16 de julio. Cabe esperar que el Gobierno honre con todos los honores a la capital de Bolivia en este su inminente y glorioso aniversario de los 200 años del primer grito libertario. La presencia oficial en todas las festividades debería estar por encima de las políticas de coyuntura.

* Ex canciller, economista y politólogo, www.agustinsaavedraweise.com