Control político y Curaguara


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Daniel A. Pasquier Rivero *



La violencia como recurso político, que los bolivianos creíamos, ilusos, haber desterrado después del esfuerzo por recuperar la democracia hace 27 años, ha vuelto. El Estado de derecho está siendo desmoronado paso a paso, metódicamente. Los autores de tal acción lo hacen con plena consciencia, no son demócratas, nunca lo fueron y no están dispuestos a respetar ni siquiera los derechos fundamentales de las personas. Ya no hay instituciones independientes, todo se maneja desde los escritorios de dos o tres ministerios. Las comunicaciones internas se convierten en decretos y, si da tiempo, hasta se pueden convertir en leyes. Al rebaño hay que controlarlo, lo demás no interesa. Los que planifican todo para el proyecto bolivariano, así lo han decidido. Los funcionarios eficientes en su obediencia convierten las consignas en acción con el uso de las fuerzas represivas de siempre, que para eso están armadas y reforzadas.

La libertad se va convirtiendo en un mal chiste. La de expresión sirve para propaganda oficialista. La prensa independiente es cada vez más escasa; la razón del dinero ha disminuido el margen de acción de algunos medios. Sesudos analistas no expresan con claridad lo que piensan, en el laberinto mental por decir algo, pero no “censurable”. Noticieros y entrevistas, verdaderos galimatías, pierden fuerza e interés. Obvio, más fácil, menos peligroso y seguramente mucho más rentable es dedicarse a mostrar los efectos espectaculares del botox, la silicona y el lavado de cerebro necesario para incorporar los nombres de 15 provincias cruceñas en el conocimiento de las aspirantes a reina. Los machos, es suficiente mostrar los dientes en tremendas carcajadas sin motivo.

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La libertad de locomoción sirve para saber cuánto diesel, gas o gasolina hay en el tanque, pues en cualquier momento te paran en seco y adiós preocupación por el precio del combustible: a La Paz en avión particular. Hay que programar alternativas para recoger los chicos del cole, por si no se llega. Valientes defensores de la unidad de la Patria pueden poner un caño a la sien de indefensas mujeres boca abajo en plena calle. En esta acción michi se nota más la propuesta gubernamental de cambio. La burocracia se ha simplificado, no hace falta orden judicial ninguna y, por austeridad, no se hacen gastos en formularios para comparendos o notificaciones. Cualquiera que tenga un arma, con o sin capucha, vagoneta de lujo y vidrios oscuros (los prohibidos) puede ejecutar la orden y sacar de circulación a un ciudadano. Es la revolución democrática y cultural. La nueva reforma educativa inculcará que es el estado normal para comunidades humanas que por fin encontraron la fórmula para marchar en retro, a toda prisa, hacia la era de las cavernas. Allí, donde no se perdía el tiempo discutiendo basuras como eso de los derechos humanos.

La Odisea hacia el Socialismo Siglo XXI empieza con un enorme mono, aferrado rabioso al gigantesco fémur que destroza la cabeza del competidor, por una hembra en celo. Así resuelven con rapidez las disputas. Hay un vencedor. No perder el tiempo discutiendo IDH. Si tenían trabajo antes, porqué reclamar ahora. El desempleo no es invento exclusivo de esta gestión. Los niños desnutridos, enfermos, maltratados, golpeados hasta la muerte, son parte del paisaje. Como millones de mujeres, embarazadas o no, que buscándole a la vida van hundiendo los ojos detrás de rostros arrugados curtidos por el sufrimiento y las privaciones. Habrá que calcular si el Chapare puede albergar a toda la nación. O habrá que ampliar la actividad con la hoja sagrada, aplicando políticas de inclusión, a todo rincón del país, a la industria y orgullo nacional. El problema de vivienda será resuelto utilizando conceptos de la cultura ancestral. A replantar cusi y motacú de inmediato, en cantidades suficientes para que en pocos años todos tengan sus hojas de palma, se garantiza el pahuichi. Se convertirá en la atracción a un turismo caro, de aventura, para todos aquellos que se atrevan a ingresar a semejante reserva de la humanidad. Y se generarán los recursos económicos para no depender más del trabajo. Así, el tema del desempleo estará resuelto.

El único problema es qué hacer con los opositores al proyecto. De a buenas, ni intentarlo. No hay espacio para dos ideas. Por eficacia hay que aplicar lo de siempre, el terror. La gente con miedo, obedece. O se calla. El mejor ejemplo es Cuba. En 1958 había seis cárceles, una por provincia. Hoy tiene más de 350, y Fidel está en el potro hace 50 años. Es cuestión de repetir “En Cuba jamás se ha torturado a un preso político” (C. Lage). Igualito: “Sin novedad mi Tte., ni un herido, todos muertos”. Poder, es lo que importa. Los “matarollos” ya mandan sobre los que dejaron vivos en Argentina, un violador de su hijastra durante 20 años habla de ética en la política en Nicaragua, un golpista se convierte en crítico de las democracias occidentales, y economías que no suman 50 millones de dólares anuales de intercambio comercial entre ellos, desafían al FMI, el BM, la OEA y la ONU. Sólo faltaba que a Lugo le sacaran “los pañalitos” al sol.

Bolivia hacia el horror del presidio político. Lo que fue condenado en el Gulag, del fanatismo revolucionario asiático y las matanzas tribales en África, se reedita. El control político y Curaguara de Carangas, heridas que apenas empezaban a cicatrizar. Aunque las del alma, no cicatrizan. ¿Olvidar el sufrimiento, la angustia, el temor por los seres queridos perseguidos con cualquier pretexto? Los fantasmas de San Román, las milicias irregulares armadas, la noche de San Juan, los cuchillos largos, la calle Hurrington, los setenta muertos estos tres últimos años, ¿no son suficientes? Del terror al horror de los crímenes sin nombre, ¿de una ideología? No. Es la hora de encontrar al líder que enrumbe a Bolivia con la oración hacia el cielo, pero, carajo, con convicción democrática, honestidad y coraje. Por amor a nuestros padres, a nuestros hijos. ¡Amor a la Patria! en y lo que hacen.

*CEO del ICEES, Santa Cruz (Bolivia)

Publicado en www.el-nuevodia.com/20090430