Persecución implacable


centa1 Centa Reck

Después que se le dio muerte a Rozsa y sus amigos en el Hotel Las Américas, comienza un cambio sustancial en la sociedad cruceña. Podemos estar seguros que habrá un antes y después del 16 de abril de 2009. Todavía es demasiado pronto para ver todas las implicancias que traerá este cambio pero tengamos la absoluta seguridad que nada será igual en la vida y la conducta de los cruceños después de la actual circunstancia.

Es todavía demasiado pronto para medir la sindicación de terrorismo y las consecuencias que nos traerá esta acusación, pero estamos en condiciones de adelantar que se ha inaugurado la sociedad panóptica, la sociedad en la que la vigilancia es el pan nuestro de cada día. La falta de seguridad y de confianza, la incertidumbre, la sensación de estar en las manos de los que ponen y marcan la línea entre el bien y el mal tendrá graves y profundas consecuencias en la psiquis de los cruceños que desde hace dos semanas han sido agravados con un rótulo del que nadie puede sentirse libre de ser sindicado, puesto que cuando se ha transvasado la línea de la justicia, todos pueden ser criminales o santos dependiendo de que suba o baje el índice acusador.



De aquí en más tanto el que se porte bien, como el que se porte mal independientemente de su real conducta vivirá buscando que piensan de él los perseguidores pues su libertad dependerá de la calificación que estos le den y no de la conducta real que este haya desplegado.

La paranoia es la normalidad, es la norma, es la forma de pensarse, pensarnos y pensarlos. Todos nos paranoiaremos, nos perseguiremos, nos dejaremos perseguir, nos permutaremos de ciudadanos libres opositores en censuradores, auto censuradores domesticables, detestables aterrorizados que crujen los dientes en vez de bailar taquiraris y en las fraternidades todos se miraran con desconfianza, pensando que pensará este o aquel de mi, que dirá, entonces actuarán para lo que les digan de ellos a los poderosos y tendrán pavor de las fotos, de los que se les ponen al lado, de quienes se dicen que son, que eran o que serán terroristas, separatistas, vende patrias y opositores.

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No hablo de ciencia ficción, es la Santa Cruz que estamos dejando que se cree y se engendre en pleno siglo XXI, es la sociedad que estamos admitiendo perseguidamente perseguida. Por lo demás sobran las palabras.