Hasta agosto se registraron 834 conflictos en el país. Solo durante el octavo mes de este año se evidenciaron 135 casos o focos de protesta, un 13% más en relación con julio, cuando se anotaron 118 casos de protesta, y un 30% más que en enero, cuando se documentaron 94 casos. Así lo revela el Informe de seguimiento y análisis de la conflictividad en Bolivia, realizado por la fundación Unir.
Este estudio es la sistematización de la información que se registra en los medios de comunicación e identifica los sectores y actores, demandantes y demandados. Del mismo modo, analiza la ubicación geográfica, la radicalidad y los hechos de violencia.
De acuerdo con estos datos, entre los conflictos que persisten se encuentran los mineros cooperativistas, asalariados y el Gobierno por la mina Mallku Khota; el conflicto contra la carretera a través del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) y los mineros de Colquiri por la explotación en la veta Rosario.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
El epicentro de conflictos ha vuelto a ser La Paz con el 17%, puesto ocupado durante tres veces por Santa Cruz, que ahora ocupa el segundo lugar con el 16%; Cochabamba registra el tercer puesto con el 15%. Por otro lado está Pando, con apenas un 1%.
Del mismo modo se registró una baja considerable respecto al mismo periodo del año anterior, cuando hubo 155 casos en agosto. No obstante, el índice se triplica con relación a 2006, cuando apenas hubo 48 casos; y los subsiguientes cuatro años donde el promedio no superó los 94 casos de protesta.
En ese sentido, el director de la fundación Unir, Álvaro Puente, explicó que este índice permite identificar un incremento ‘permanente’ de conflictividad, cuyos niveles de violencia presentan altibajos, pero revelan un mal manejo de los conflictos. “Se requiere un cambio estructural. Hay que crear una actitud de aceptación y comprensión”, señaló.
Por su parte, Yanine Áñez, senadora de Convergencia Nacional, dice que existe ‘insatisfacción’ en los distintos sectores y que el Gobierno es ‘soberbio’ a la hora de negociar.
En contraparte, el diputado del Movimiento Al Socialismo Franklin Garvizu argumentó que los conflictos devienen de una disputa constante de intereses que se ven afectados. “Con la construcción de un nuevo Estado se producen nuevas normas que generan tensiones internas”, agregó./ Rafael Véliz
El gobierno solo escucha a los sectores más radicales
Róger Cortez • Analista político
El origen visible de esta situación ocurre en el momento en que el Gobierno rompe de manera unilateral y abrupta relaciones y quebranta la confianza de una gran parte del electorado que lo llevó al poder. Esto ocurre el 25 de diciembre de 2010 con el gasolinazo. Es ese momento que el Gobierno baja una bandera y da una señal para que cada uno pelee por su cuenta. No solo que lanza la consigna, sino que de allí en adelante estimula esta sucesión de demandas y conflictos.
Lo hace al rendirse ante los grupos más violentos. Y responder, por su parte, de la manera más dura a las reivindicaciones que se plantean de la manera pacífica. Sectores que llegaron a ‘secuestrar’ o abordaron La Paz lograron sus demandas.
Un ejemplo son los policías que quemaron los documentos de jefes que eran acusados de corrupción. Cuando lo hacen, logran una amnistía legal y la atención de sus reivindicaciones. Por otro lado están quiénes lo pidieron de la forma más humilde y pacífica, los indígenas del Tipnis. Ellos hasta ahora siguen sufriendo el acoso y la división.
Fuente: El Deber