Tayka es una red de cuatro hoteles comunitarios situados en las provincias Daniel Campos y Nor Lípez, en el sudoeste de Potosí. En la comunidades de Tahua se encuentra el Hotel de Sal; San Pedro de Quemes, Hotel de Piedra; Zoniquera, Hotel del Desierto y San Pablo de Lípez, Hotel de los Volcanes.
Fuente: ANF
Las comunidades de las provincias Daniel Campos y Nor Lípez, del sudoeste de Potosí se beneficiaron con la implementación de un proyecto hotelero «Tayka» impulsado por la Fundación Innovación en Empresariado Social (IES), que se trabajó desde hace 20 años y concluyó en agosto, con la entrega de la última infraestructura.
El director de la Fundación IES, Juan Carlos Iturri, manifestó que este proyecto es parte del concepto de encarar el turismo en Bolivia desde las comunidades. Es un emprendimiento que involucra a varios actores, que de forma conjunta se puede lograr el crecimiento y beneficio de los sectores.
«Hemos mantenido el compromiso de estar 20 años con el proyecto para generar las capacidades en las comunidades (del sudoeste de Potosí) de manera que puedan administrar solos los hoteles y transferirles a título gratuito el 100% de la propiedad. Además debemos tomar en cuenta que las comunidades no son parte del paisaje, sino que son actores del desarrollo», explicó.
El emprendimiento Tayka es una red de cuatro hoteles comunitarios situados en las provincias Daniel Campos y Nor Lípez, en el sudoeste de Potosí. En la comunidades de Tahua se encuentra el Hotel de Sal; San Pedro de Quemes, Hotel de Piedra; Zoniquera, Hotel del Desierto y San Pablo de Lípez, Hotel de los Volcanes.
El proyecto, inició el 2000 que duró 20 años desde su planeación y concluyó (para la Fundación IES) el pasado 28 de agosto del año en curso cuando se entregó la última infraestructura, el Hotel del Desierto, a título gratuito a la asociación conformada por miembros de la comunidad. Ahora se constituyen como los únicos dueños y los responsables de su sostenibilidad del emprendimiento.
En ese contexto, Iturri señaló que el proyecto tenía tres fases: la primera tiene que ver con el involucramiento de las comunidades para definir el emplazamiento de los hoteles y la creación del cimiento social, que las comunidades se volvieran parte del proyecto.
La segunda tiene que ver con la construcción de la infraestructura, en armonía con el paisaje en cada uno de los lugares donde se encuentran los hoteles y que se integraban con los lugares en los que estaban situados. La última fase y más larga son 15 años de gestión de los hoteles desde la creación del mercado, garantizar la calidad de la atención a los clientes y de crear capacidades en los comunarios.
Aunque, Iturri manifestó que el desafío permanente fue el tema de la gobernanza, ante la existencia de una rotación anual de cargos de autoridad dentro de las comunidades y asociaciones que se crearon para representar a las comunidades dentro de la SRL (Sociedad de Responsabilidad Limitada). El trabajo parte de la convicción de que no se puede imponer que se deben generar consensos, construir confianza y el interés común para los involucrados.
Iturri contó que el financiamiento del BID fue destinado al desarrollo de cimiento social, capacitación dentro de las comunidades y promoción comercial. Por otro lado, la Fundación puso otro monto de dinero para la construcción de la infraestructura junto con el compromiso de llevar el proyecto por 20 años, a esto se se sumó al esfuerzo una empresa operadora de turismo liderada por Jorge Rivera, que contribuyo con una pequeña cantidad de dinero y su experiencia en turismo al proyecto.
«El proyecto ha significado más que construir cuatro hoteles, más que darles beneficios a comunidades, es tener una forma de vivir que, bien manejada, pueda servir a las comunidades por muchas décadas. Estas tres etapas han concluido con la entrega del último de los hoteles a la comunidad el pasado 28 de agosto. Para nosotros fue un privilegio ser parte de este proceso y vivirlo de forma tan intensa», precisó.
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