Fotos de adolescentes desnudos, pornografía y abuso de menores: todo lo que escondía la mansión de Michael Jackson


En noviembre de 2003 el Rey del Pop recibió una nueva denuncia de abuso. Un chico de 13 años, que estaba bajo tratamiento oncológico, describió lo que Jackson había hecho con él y cada uno de los lugares del rancho donde el cantante lo había sometido. La policía de Los Ángeles allanó Neverland. Encontraron escabrosos objetos que destaparon los secretos más oscuros

Luego, naturalmente, está la cadena de complicidades, silencios y negligencias en el círculo de los menores y del músico. La fascinación de la fama, la impunidad del poder, que permitieron ese juego de pinzas y de lenta seducción.

Ese esquema de poder, ceguera y permisividad queda explícito en la tercera gran estación de esta historia de abusos, el documental Leaving Neverland. En él dos hombres, Wade Robson y James Safechuck, cuentan con crudeza, sin adjetivaciones, explícita y detalladamente cómo fueron abusados durante años por la estrella mundial cuando ellos eran niños.

El documental es estremecedor. Todo aquello que parecían acusaciones desconectadas entre sí, que podían sospecharse de oportunistas, encuentran aquí un sistema. Un esquema de acción que se repetía caso a caso, calcado. Un accionar sistemático de abusos, un plan pedófilo urdido por la mayor estrella del espectáculo.

La historia siempre empezaba igual. El descubrimiento fortuito de un chico en un show, una filmación o algún evento. Luego el acercamiento a la familia. Jackson frecuentaba sus casas, llamaba por teléfono, cotejaba a las madres, invitaba a todo el grupo familiar (hermanitos menores y abuelas incluidos) a Neverland o a algún viaje. Juegos con los chicos. Luego regalos y más regalos.https://www.infobae.com/historias/2021/11/19/fotos-de-adolescentes-desnudos-pornografia-y-abuso-de-menores-todo-lo-que-escondia-la-mansion-de-michael-jackson/

 

Las primeras veces que invitaba a dormir a los chicos, sus padres estaban en la habitación de al lado. Luego los llevaba de gira y , siempre, las habitaciones de los padres se iban alejando cada vez más de la de Jackson hasta terminar en otro piso. Ahí -decían los niños abusados-empezaban las actividades sexuales que eran también, como el plan de seducción, progresivas. Besos, caricias, tocamientos, sexo oral y hasta intentos de penetración. Luego, la parte final de este sistema: el alejamiento de los chicos, el abandono. Eso era imprescindible para que la rueda volviera a girar y una nueva víctima apareciera y todo el engranaje perverso volviera a ponerse en marcha.

El relato desnudo de Robson y Safechuck es imprescindible para entender la profundidad de la abyección. Cuentan que tardaron años en reconocer que eso que les había pasado cuando tenían siete años u once no era una demostración de amor sino que habían sufrido un abuso.

En el juicio por el Caso Arvizo, los testimonios principales presentados por la defensa de El Rey del Pop eran de chicos, entre ellos los que lo denuncian en el documental Leaving Neverland (2019). Por extraño que parezca, los abogados creyeron que esa era la mejor estrategia. Se debe tener en cuenta que el punto de partida fue la declaración de Michael en la famosa entrevista de 1993 con Michael Bashir en la que aceptó que dormía con menores de edad.

“La gente se pregunta por qué siempre tengo niños alrededor. Y es porque encuentro eso que nunca tuve a través de ellos. Disney, parques de diversiones, videojuegos. Yo adoro todas esas cosas porque cuando era chico lo mío era todo trabajo, trabajo y trabajo”, dijo Michael Jackson en 1993.

El rancho Neverland tenía hasta un parque de diversiones y un zoológicoEl rancho Neverland tenía hasta un parque de diversiones y un zoológico

Fue como el principio que desarrolló Edgar Allan Poe en su cuento La carta robada. Cuanto más a la vista, cuánto menos escondido está algo, se hace más difícil de ver para la gente. Jackson tenía al mundo acostumbrado con sus excentricidades. Pedidos desmedidos, tigres en el living, cientos de cirugías plásticas, la reclusión, los problemas de maduración, cambio de color en la piel. Ir acompañado por niños a todos lados (sin sus padres), dormir con ellos, rodearse solamente de ellos, fue asumido como otra excentricidad.

Lo extravagante se convirtió en algo sórdido, patológico, delictivo. El mundo no quiso ver lo evidente. Los discos de platino, los millones, las giras mundiales, los bailes celestiales impidieron que se viera más allá. El poder cegador y enmascarador de la fama. Michael Jackson, un hombre dañado, dañaba niños escudado en su impunidad de superestrella. Todo un sistema de complicidades se ponía en marcha. El temor, la seducción de la fama o el dinero cobijaban a los encubridores.

Todavía hoy hay quienes niegan estos señalamientos, quienes consideran que detrás de las acusaciones -que ya no pueden tener persecución penal por la muerte del artista- solo hay una campaña de desprestigio. Son, nunca mejor utilizada la palabra, los fanáticos. Las revelaciones de los últimos años, los testimonios concordantes y estremecedores, los indicios que se acumulan, las denuncias de sus víctimas dejan poco espacio para la duda.

Neverland, bautizada así en homenaje a Peter Pan, nació con la ambición de ser un paraíso infantil. Allí, entre vueltas al mundo, calesitas, animales, autitos chocadores, máquinas de copos de azúcar y manzanas acarameladas, chicos con enfermedades graves o con carencias significativas, pasarían un buen momento, encontrarían diversión y un descanso a sus males. Pero rápidamente se convirtió en un infierno.

Esos juegos diseñados para el esparcimiento y para el sano e ingenuo entretenimiento, se transformaron en la coartada para atraer víctimas, en la mascarada para que sufran delitos atroces. El allanamiento a esa supuesta tierra de fantasía fue un punto de quiebre en la historia de Michael Jackson. A partir de ese momento su caída fue imparable.

Fuente. Infobae.com